Revista Capital

Claudia Tecglen: “El talento y la discapacidad conviven de forma natural”

Capital entrevista a Claudia Tecglen, psicóloga, speaker, consultora estratégica y mentora

Claudia Tecglen
Por Mónica Maldonado

Psicóloga, speaker, consultora estratégica y mentora de altas ejecutivas, Claudia Tecglen convive con una parálisis cerebral desde que nació prematura con apenas 900 gramos. Esta discapacidad no ha sido un límite, sino una maestra exigente. A sus 38 años, lidera dos organizaciones: la asociación ‘Convives con Espasticidad’, que fundó con solo 22 años, y la fundación ‘Claudia Tecglen’, creada en 2023 para reforzar su impacto social.

Su trabajo no se limita al ámbito social, también acompaña a empresas a descubrir cómo la inclusión puede ser un motor de innovación, rentabilidad y bienestar real y asesora y acompaña a líderes -sobre todo mujeres- para fortalecer su mentalidad, redefinir su estrategia y aumentar su visibilidad para reposicionarse en el mercado. Capital charla con Claudia Tecglen, un ejemplo de superación y coraje.

Su historia es un canto a la vida, de superación e inspiración. ¿Cómo ha afrontado todos los obstáculos y dificultades?

Una pregunta muy difícil de responder. Para hacerlo con honestidad, he tenido que echar la vista atrás, incluso he releído los diarios que escribo desde los doce años. Ahí me recuerdo a mí misma que hay obstáculos que se pueden superar, otros que hay que aceptar… pero que lo más importante es la actitud y las redes de apoyo.

Sé que la imagen pública que transmito es la de la persona que soy hoy: una mujer feliz, no sin dificultades ni altibajos, pero con las herramientas para afrontar. Nací con parálisis cerebral, de cinco meses de gestación, pesando 900 gramos. A mis padres les dijeron que sería “un vegetal”. Nadie debería ser definido así. He pasado por más cirugías que años tengo y cada siete años, aproximadamente, me someto a una nueva intervención. Pero también nací en una situación privilegiada: con una familia que me vio reír y llorar cuando aún no hablaba, que creyó en mí, que me buscó y pudo pagarme una educación excelente y los mejores tratamientos médicos.

Soy consciente de que no todas las personas con discapacidad tienen acceso a estas oportunidades. Por eso, trabajo sin descanso para que la vida que yo he podido construir no dependa de la suerte, sino del sistema. Convertí una de mis mayores dificultades -mi discapacidad- en mi propósito vital: quitarle poder a la discapacidad, acompañando a quienes no reciben una oportunidad.

¿Qué consejos daría a aquellas personas que se encuentran en su misma situación?

Que no se dejen definir por los diagnósticos ni por las miradas limitantes. La discapacidad duele, sí, pero también te hace valiente. A quienes conviven con una discapacidad, les diría que se rodeen de personas que les impulsen, que cuiden de su salud mental, que no se exijan perfección y que vivan su vida siendo las protagonistas de sus propias vidas. También les aconsejaría lo mismo a las personas sin discapacidad certificada. No podemos olvidar que todos tenemos capacidades y discapacidades.

A las familias, que no se aíslen. Que busquen apoyo, que compartan su experiencia y que confíen en profesionales con conocimiento y humanidad. Que no pierdan la esperanza: el camino puede ser duro, pero también está lleno de momentos luminosos.

Lidera dos organizaciones: la asociación ‘Convives con Espasticidad’, que fundó con solo 22 años, y la fundación ‘Claudia Tecglen’, creada en 2023 para reforzar su impacto social. Háblenos sobre los objetivos y las actividades que se realizan en ambas…

El objetivo es claro: quitarle poder a la discapacidad. Creamos la primera escuela de afrontamiento activo del país, con acompañamiento psicológico y estrategias reales para quienes conviven con una discapacidad o la cuidan. Ahora, desde la fundación ‘Claudia Tecglen’ hemos creado la primera red intercomunitaria de prevención del suicidio para personas con discapacidad y sus familias.

Porque sí, la discapacidad es un factor de riesgo por múltiples causas: la falta de inclusión educativa (solo el 1,6 % de los universitarios españoles tienen reconocida una discapacidad), el desempleo (alcanza casi el 75 %), el dolor crónico, el aislamiento social o el riesgo de pobreza (más del 30 % de las personas con discapacidad viven bajo ese umbral). Y, como la inclusión no es solo una cuestión de derechos, sino también una ventaja competitiva empresarial, desde la fundación hemos creado servicios corporativos como ‘Incluye y Diferénciate’.

Ya no realizo consultorías de inclusión como autónoma: decidimos que todo ese conocimiento debía revertir en la fundación. Las empresas que contratan estos servicios no solo transforman su cultura organizativa y aumentan su rentabilidad, sino que contribuyen a proyectos sociales con impacto medible. Ahora mismo buscamos cinco empresas que quieran convertirse en referentes: porque quien no incluye, no se diferencia; y quien no se diferencia, no lidera.

Ha sido reconocida con el Premio Fundación Princesa de Girona Social, el Premio DUX al Impacto Social de Canal CEO o el Premio Humanizar al Liderazgo Transformador, entre otros. ¿Qué suponen estos reconocimientos?

Son un altavoz. Me emociona recibirlos, pero lo más importante es lo que representan: un cambio de mirada. Que una mujer con discapacidad reciba premios vinculados al liderazgo, a la innovación o al impacto social es un mensaje claro: el talento y la discapacidad conviven de forma natural. Además, estos reconocimientos abren puertas a más personas. Ayudan a naturalizar la discapacidad, a que nuestras voces lleguen no desde la compasión, sino desde la admiración y la profesionalidad.

"La inclusión es rentable, crea y captura valor”

Su trabajo no se limita al ámbito social. También es mentora de altas ejecutivas en transición y acompaña a empresas a descubrir cómo la inclusión puede ser un motor de innovación, rentabilidad y bienestar real. ¿Cree que las compañías están realmente comprometidas con la inclusión?

Algunas sí, otras están en proceso. Pero para que el compromiso sea real debe traducirse en acciones, recursos y resultados. Y eso implica contar con personas que sepan de qué hablan y por qué lo hacen. Se dejará de hablar de excepciones cuando todas descubran que la inclusión es rentable porque crea y captura valor.

En lo corporativo trabajo desde tres frentes, que conviven con coherencia. Por un lado, doy conferencias como speaker profesional independiente. No son charlas inspiradoras al uso, son intervenciones que mueven y transforman. Hablamos de liderazgo inclusivo, de cómo afrontar la adversidad, de rentabilidad con propósito o de cómo posicionarte en el top of mind del cliente sin renunciar a tu autenticidad.

Por otro lado, acompaño a grandes líderes -especialmente mujeres- a través de mentorías personalizadas. Todas ellas en transición, se sienten estancadas o poco reconocidas por un mercado que las está dejando fuera. En mi método trabajamos tres pilares: mentalidad, estrategia y visibilidad. Creamos una muralla frente a la falta de meritocracia. Y no solo crecen profesionalmente, sino que diversifican su actividad y aumentan su rentabilidad: aumentan su equilibrio personal, su capital reputacional y su claridad.

La satisfacción media de estas mentorías es de 4,7 sobre 5, y lo que más me conmueve es escuchar: “Claudia, estoy feliz y tranquila”. Desde hace poco, también he comenzado a ejercer como consejera en Clarentia. Las empresas son un catalizador poderoso para generar bienestar, transformación e innovación con impacto y de forma inclusiva. Y quiero formar parte de ese futuro.

¿Cómo valora el apoyo de la Administración a las personas que tienen algún tipo de discapacidad? ¿Qué pediría?

Totalmente insuficiente. No basta con buenas intenciones: hace falta empatía real, voluntad política y recursos. Me gustaría que quienes toman decisiones pasaran un solo día en nuestra piel. Verían que muchas leyes, normativas y prioridades cambiarían. La discapacidad no espera y nos va a tocar a todos. Escuchar a las personas con discapacidad y a nuestras familias es mandato obligatorio si queremos actuar desde el conocimiento.

¿Cómo le gustaría que le recordaran?

Como una buena persona.

"Las empresas son un catalizador poderoso para generar bienestar, transformación e innovación con impacto y de forma inclusiva”

¿Cuál es su máxima cuando atraviesa malos momentos?

“Esto te hará más fuerte”. “Todo pasa”. “Tienes motivos por los que luchar y motivos por los que sonreír. Incluso si hoy solo tienes ganas de llorar, siempre tienes gente a la que abrazar y que te abracen”.

¿Cuál es su visión de futuro?

Nunca imaginé que me gustaría tanto el ámbito corporativo. A mis 38 años, acabo de comenzar como consejera. Además de psicóloga y speaker internacional, soy mentora y consultora estratégica y de negocios, y he descubierto un camino apasionante. Quiero seguir desarrollando líneas de negocio en ese entorno, sin dejar nunca mi labor filantrópica. Me encantaría poder decir que un día podremos cerrar las ONG que presido porque no fueran necesarias… pero las brechas siguen creciendo.

Así que seguiremos en la lucha. Para ello entreno todos los días mi mente, mi cuerpo y mi estrategia, porque en este caso la mayor victoria es no rendirse. Frente a la exclusión sistemática, tenemos que trabajar por la inclusión de forma conjunta, todos a una. En esta lucha, no se nos puede olvidar que la inclusión es para los valientes: se necesita las 3 C: convicción, coraje y corazón. Solo así construiremos un mundo donde nadie se quede atrás.

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