Revista Capital

Eugenia Dutto (Wolters Kluwer): "Convertir la formación en un hábito personal y profesional es la mejor inversión "

Eugenia Dutto, Consulting & Services Director en Wolters Kluwer Tax & Accounting Europe South Region, defiende una visión integral y estratégica de la capacitación profesional: formar no solo para usar software, sino para anticiparse, decidir y liderar el cambio.

Por Marta Díaz de Santos

En un contexto empresarial marcado por la aceleración tecnológica y la escasez de talento, la formación continua emerge como la clave para garantizar la competitividad. Eugenia Dutto, Consulting & Services Director en Wolters Kluwer Tax & Accounting Europe South Region, defiende una visión integral y estratégica de la capacitación profesional: formar no solo para usar software, sino para anticiparse, decidir y liderar el cambio. La formación, apunta Dutto, ya no es un extra: es la condición para existir. 

La formación continua se ha convertido en un imperativo estratégico. ¿Qué papel cree que juega hoy en día en la competitividad de empresas y despachos profesionales? 

La formación continua es hoy más que nunca un pilar esencial para la competitividad de cualquier organización. En un entorno caracterizado por un cambio constante y disruptivo, donde la velocidad y la adaptabilidad son determinantes, las empresas -incluidos despachos profesionales y pymes- necesitan mantenerse actualizadas para sobrevivir y prosperar. La alta especialización del entorno profesional implica que las decisiones que se toman a diario tienen un alto impacto. Y, para que esas decisiones sean acertadas, se requiere una formación especializada, rigurosa y constantemente actualizada. 

La formación continua ya no es una opción, sino un imperativo estratégico. Constituye la palanca principal a través de la cual las empresas pueden generar valor añadido. Además, juega un papel fundamental en la atracción y retención del talento. En este momento, el mercado demanda profesionales capaces de adaptarse, decidir con criterio y operar con tecnología de forma eficiente. Esto solo se logra a través de una formación permanente y transversal: desde habilidades técnicas y digitales hasta competencias en liderazgo, comunicación o pensamiento crítico. 

En un contexto de aceleración tecnológica y escasez de talento, ¿cuáles son, en su opinión, los principales retos que enfrentan las empresas en materia de formación? 

El principal reto es el tiempo. El Barómetro de la Asesoría, que elaboramos anualmente, nos muestra dos datos reveladores: por un lado, el 66% de los despachos afirma tener dificultades para captar talento. Por otro, se reduce el número de horas formativas ofrecidas a los equipos. Este desequilibrio es preocupante: tenemos menos talento disponible y, sin embargo, desciende la inversión en formación, lo que genera una especie de círculo vicioso. 

Las empresas ya han asumido que la formación es una inversión y no un gasto. Sin embargo, el tiempo necesario para llevarla a cabo sigue siendo un recurso escaso. Por ello, uno de los grandes desafíos es lograr que la formación se integre en la agenda diaria, de forma natural y estratégica, blindando espacios para su realización. Otro reto crucial es ofrecer una formación flexible, adaptada al nivel del usuario y con una orientación práctica, centrada en la resolución de problemas reales. La formación debe ser inmediata, útil y, sobre todo, contextualizada. 

¿Cómo deberían afrontar las compañías la incorporación de nuevas tecnologías en los programas formativos sin perder de vista la capacitación práctica y aplicable al día a día? 

La clave está en integrar la tecnología como facilitador, no como fin. En Wolters Kluwer llevamos más de una década diseñando programas formativos que nacen con el propósito de acompañar en el uso de nuestras soluciones tecnológicas. Y la experiencia nos ha demostrado que solo una formación específica, práctica y cercana permite aprovechar todo el potencial de una herramienta digital. 

Las compañías deben entender que adquirir un software o adoptar una nueva tecnología no genera valor por sí solo. Es necesario cubrir esa necesidad con formación aplicada, contextualizada a cada negocio. Por ejemplo, ante cambios normativos relevantes -como los que próximamente entrarán en vigor en el ámbito de la facturación derivados de la Ley Antifraude y la Ley Crea y Crece-, no basta con actualizar el sistema; es imprescindible que los usuarios comprendan cómo operar el cambio y cómo impacta en sus procesos. 

"Wolters Kluwer Academy va más allá del e-learning: ofrecemos formación experiencial, simuladores y contenidos vivos"

¿Cuál es vuestra relación con el ámbito educativo y cómo se expande esta formación en el mercado? 

Nuestra visión de la formación es inclusiva y transversal. Por eso, además de formar a nuestros clientes, extendemos nuestras iniciativas formativas al ámbito educativo. Nuestra plataforma formativa online, Wolters Kluwer Academy, ha tejido una red con universidades, centros de formación profesional y docentes, alcanzando a más de 25.000 estudiantes y profesores. El objetivo es cerrar el círculo formativo, formando hoy a los que serán los profesionales del mañana. Esto incluye poner nuestros contenidos y soluciones al servicio del aprendizaje práctico, facilitando así una incorporación más fluida y valiosa al mercado laboral. 

También colaboramos con más de 300 partners y distribuidores en todo el territorio español, lo que garantiza capilaridad y acceso a la formación incluso en zonas menos conectadas. De este modo, creamos un ecosistema formativo en el que conviven profesionales en activo, nuevos talentos, formadores y empresas, todos interconectados por un propósito común: crecer, aprender y adaptarse al cambio. 

Wolters Kluwer Academy nace con la vocación de ir más allá de un campus virtual. ¿Cuál es el valor diferencial que aporta frente a otras plataformas de formación? 

Wolters Kluwer Academy es mucho más que un sistema de gestión del aprendizaje (learning management system) o un repositorio de vídeos formativos. Es una comunidad formativa viva, en constante movimiento, que combina contenidos síncronos y asíncronos, clases prácticas, sesiones de tendencias y talleres experienciales. Todo ello, acompañado por expertos que contextualizan y adaptan la formación al perfil del usuario. 

Lo diferencial está en cómo abordamos el ciclo completo del aprendizaje. Empezamos con el usuario que se inicia en una solución, lo guiamos en su uso y lo acompañamos a medida que avanza, personalizando el contenido en función de su rol: técnico, gestor, responsable de equipo o CEO Además, nos anticipamos a los cambios normativos y tecnológicos, con contenidos nuevos cada semana y actualizados al día. 

La flexibilidad, la personalización, la multicanalidad y la conexión humana son los ejes que nos distinguen. Nuestro propósito no es solo formar, sino empoderar a los profesionales para que tomen decisiones informadas, seguras y eficientes. 

"No basta con ofrecer tecnología: sin formación especializada, no se maximiza el valor de las soluciones"

¿A qué comunidades llega Wolters Kluwer Academy? ¿Qué herramientas ofrece para fomentar la formación dentro de las organizaciones? 

Wolters Kluwer Academy llega a un espectro amplísimo de usuarios: desde clientes directos -despachos profesionales, pymes y grandes empresas- hasta alumnos y profesores del sistema educativo, pasando por nuestra red de partners certificados. Esta capilaridad nos permite tener una visión global de las necesidades del mercado y responder con soluciones segmentadas. 

Además, dotamos a las organizaciones de herramientas concretas para fomentar la formación interna: un dashboard que permite a los responsables de equipo asignar formaciones, medir su progreso, certificar conocimientos y vincularlos a planes de carrera, bonus o desarrollo profesional. De esta manera, la formación se convierte en una palanca de motivación, diferenciación y fidelización dentro de los equipos. 

Y, por supuesto, adaptamos el contenido al sector, al tamaño de la empresa, al rol del usuario y a su nivel de conocimiento previo. Lo importante es que la formación sea útil, contextualizada y accesible. 

¿Cómo se articula la oferta formativa para que sea útil tanto para grandes compañías como para despachos profesionales, pymes y autónomos? 

Nuestro modelo es escalable, modular y segmentado. Primero, diferenciamos por dominio funcional: contable, fiscal, laboral, facturación, etc. Y segundo, adaptamos los casos de uso a la realidad del cliente: no es lo mismo un despacho que una pyme. Por eso, creamos contenidos específicos para cada tipo de organización. 

Por ejemplo, en noviembre de 2024 lanzamos un catálogo de contenidos orientado exclusivamente a pymes, para acompañarlas en el proceso de adaptación a los cambios normativos de facturación que comentaba. A la vez, mantenemos contenidos de interés transversal, como reputación digital, inteligencia artificial (IA) o gestión del cambio, que son válidos para cualquier tipo de empresa. 

Además, ofrecemos distintos formatos: e-learning asíncrono, simuladores interactivos, sesiones en streaming y píldoras prácticas con expertos. Esto permite que cada usuario escoja su itinerario formativo según su necesidad, disponibilidad y momento profesional. 

“Convertir la formación en un hábito personal y profesional es el mayor desafío y la mejor inversión”

Desde su posición como directiva, ¿qué mensaje lanzaría a otros líderes empresariales sobre la necesidad de incorporar la formación continua como eje estratégico de gestión del talento? 

La formación es hoy una necesidad urgente. Es la habilidad que permite tomar decisiones críticas en un contexto cambiante. Debe estar en el centro de la estrategia empresarial, con tiempo y presupuesto asignado. Formarse no es hacer lo mismo de siempre, sino prepararse para las nuevas oportunidades que vienen, muchas de ellas aún por descubrir. 

Mirando a medio plazo, ¿qué tendencias cree que marcarán el futuro de la formación en el ámbito corporativo? ¿Estamos preparados para el cambio de paradigma que ya está en marcha? 

Estamos inmersos en un cambio de paradigma que afecta no solo a la forma en que trabajamos, sino a cómo aprendemos. La inteligencia artificial (IA), sin duda, será un catalizador de esta transformación. Pero antes de mirar al futuro, necesitamos consolidar lo básico: una cultura formativa transversal, distribuida y multicanal. 

A medio plazo, veremos cómo la formación se integra de forma natural en los flujos de trabajo, con aprendizaje ‘en contexto’, justo a tiempo y orientado a resultados. Las plataformas deberán ser más inteligentes, adaptativas y centradas en la experiencia del usuario. Y habrá una convivencia entre lo digital y lo humano, entre la automatización y la mentoría. 

¿Estamos preparados? Quizás no del todo. Pero lo importante es tener la actitud, los sistemas y la visión para adaptarnos. La pandemia nos enseñó que todo puede cambiar de la noche a la mañana, y que la única manera de estar listos es aprendiendo de forma continua. Por eso, convertir la formación en un hábito -personal y profesional- es, sin duda, el mayor desafío y la mejor inversión. 

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