Revista Capital

Fernando Liz Díaz (Quirónprevención): "La seguridad laboral depende del contexto social y ambiental"

La sostenibilidad es una obligación en todas las industrias, y la prevención de los riesgos laborales es una disciplina especialmente sensible desde el punto de vista medioambiental y de uso eficiente de recursos

Por Redacción Capital

La sostenibilidad es una obligación en todas las industrias, y la prevención de los riesgos laborales es una disciplina especialmente sensible desde el punto de vista medioambiental y de uso eficiente de recursos. Analizamos esta especialidad junto a Fernando Liz Díaz, director de Medioambiente y Sostenibilidad en Quirónprevención.

¿Cuál es su rol dentro de Quirónprevención?

Actualmente, lidero el lanzamiento y desarrollo de la línea de servicios ambientales y de sostenibilidad en Quirónprevención. Mi misión es integrar estos aspectos en la estrategia global de la compañía, diseñar una oferta de servicios escalonada y adaptada a las necesidades de nuestros clientes y, sobre todo, generar valor conectando la sostenibilidad con la prevención de riesgos y la salud laboral.

¿Cómo ha evolucionado la visión de sostenibilidad dentro de la estrategia global de Quirónprevención en los últimos años?

La sostenibilidad ha pasado de ser un tema complementario, a convertirse en un eje estratégico. Antes se centraba en el cumplimiento normativo o la responsabilidad social; hoy se concibe como una palanca de competitividad y resiliencia. Clientes, empleados y reguladores demandan un enfoque integral, y Quirónprevención ha respondido incorporando la sostenibilidad en el corazón de sus servicios.

¿Qué papel juega la sostenibilidad dentro del enfoque actual de Prevención de Riesgos Laborales (PRL)?

Tiene un papel cada vez más central. Tradicionalmente, la PRL se ocupaba de la seguridad en el puesto de trabajo, pero la sostenibilidad amplía esa mirada y añade nuevas dimensiones: desde la exposición a contaminantes hasta los impactos del cambio climático o la eficiencia en el uso de recursos. En la práctica, ambas disciplinas se refuerzan mutuamente. La PRL aporta metodología y experiencia en gestión del riesgo, y la sostenibilidad aporta visión a largo plazo y capacidad de integrar factores ambientales y sociales en esa ecuación.

¿Por qué cree que la sostenibilidad ya no puede tratarse como un elemento separado de la salud, seguridad y bienestar en las organizaciones?

Porque los riesgos no distinguen entre compartimentos. La calidad del aire, la temperatura, el ruido o la gestión de residuos tienen un impacto directo en la salud y el bienestar de los trabajadores, al mismo tiempo que condicionan la seguridad de las operaciones y la relación de la empresa con su entorno. Si se trata como algo separado, se pierden sinergias y se generan soluciones parciales. Integrar todo bajo una misma estrategia permite anticiparse, ser más eficientes y lograr beneficios simultáneos para las personas, la empresa y el medio ambiente.

¿Cómo se refleja esta integración en los proyectos o servicios que ofrece Quirónprevención a sus clientes?

Lo hacemos intentando poner a disposición de nuestros clientes servicios integrados: auditorías combinadas (ambiental + PRL), planes de mejora que incluyen controles de exposición y medidas de eficiencia energética, programas de bienestar que incorporan indicadores ambientales (temperatura, CO2) y soluciones de cumplimiento legal que contemplan requisitos ambientales y de seguridad en un único roadmap.

¿Puede darnos ejemplos concretos de cómo una gestión sostenible del entorno laboral puede mejorar tanto la seguridad como la salud de los trabajadores?

La sostenibilidad aplicada al entorno laboral permite que las medidas ambientales se conviertan también en acciones de prevención, generando espacios más seguros y saludables para las personas. Por ejemplo, la creación de zonas verdes y barreras vegetales no solo mejora la integración paisajística, también actúa como filtro natural contra el polvo y los contaminantes y ofrece sombra que ayuda a controlar la exposición al calor. La planificación del tránsito de vehículos y maquinaria reduce tanto las emisiones como el riesgo de colisiones o atropellos, al separar claramente recorridos y limitar maniobras peligrosas.

Las soluciones de gestión térmica, como cubiertas vegetales o climatización eficiente, mitigan los efectos de temperaturas extremas que pueden derivar en fatiga o golpes de calor. Los drenajes sostenibles evitan acumulaciones de agua que generan resbalones, al mismo tiempo que permiten un uso más racional del recurso. Y la iluminación adecuada en áreas de trabajo exteriores facilita la visibilidad en turnos nocturnos, reduciendo accidentes y consumiendo menos energía gracias a tecnologías eficientes.

¿Qué riesgos ambientales tienen hoy un mayor impacto sobre la salud laboral y cómo se gestionan?

Hay varios riesgos ambientales que hoy son especialmente críticos. La contaminación del aire sigue teniendo un impacto enorme en la salud respiratoria y en la fatiga de los trabajadores, lo que repercute también en la seguridad. El ruido es otro factor que no solo daña la audición, sino que afecta a la concentración y al bienestar psicológico. A esto hay que sumar la exposición a sustancias químicas emergentes y las temperaturas extremas, que son cada vez más frecuentes y peligrosas para quienes trabajan al aire libre o en entornos exigentes.

Gestionarlos desde un enfoque 360 significa no quedarse solo en la medida correctiva. Requiere combinar monitorización continua -con sensores de calidad del aire, ruido o temperatura-, medidas técnicas de control, planes de formación, vigilancia de la salud adaptada y, sobre todo, una gobernanza que unifique estos riesgos en una misma estrategia de seguridad y sostenibilidad. Solo así se logra proteger realmente a las personas.

¿Qué significa realmente tener un enfoque en sostenibilidad dentro del ámbito de la prevención y la salud?

Significa mirar la prevención desde una perspectiva más amplia, donde la seguridad del trabajador no se entiende sin el contexto ambiental y social en el que desarrolla su actividad. Es una visión que conecta los riesgos tradicionales con los nuevos desafíos: el clima, la calidad del aire, la gestión de recursos o el bienestar psicológico. En definitiva, es pasar de una prevención reactiva a una prevención estratégica, alineada con los retos de sostenibilidad que afrontan las empresas.

¿Cómo puede una compañía que aún no ha abordado la sostenibilidad desde esta perspectiva comenzar a hacerlo de forma efectiva?

Lo más recomendable es empezar con un diagnóstico sencillo: identificar los principales riesgos y oportunidades vinculados al entorno y la salud laboral. A partir de ahí, priorizar aquellas acciones que tengan un mayor impacto y sean más viables, lanzar proyectos piloto en centros clave y medir los resultados. Lo importante es que la sostenibilidad no se quede en un discurso, sino que se traduzca en pasos concretos que se puedan replicar y escalar. Y, por supuesto, contar con una gobernanza clara y objetivos realistas que permitan avanzar de forma ordenada.

¿Qué métricas, indicadores o herramientas son clave para medir el impacto de una estrategia de sostenibilidad bien integrada con PRL?

La clave está en combinar indicadores de salud y seguridad con métricas ambientales. Hablamos de tasas de incidencia y absentismo, de mediciones de exposición a contaminantes, de indicadores de calidad del aire o de la huella de carbono, del cumplimiento legal y de encuestas de bienestar laboral. Si todo esto se recoge en un sistema integrado de gestión y se monitoriza con herramientas digitales, es posible demostrar con datos que la sostenibilidad tiene un impacto directo en la seguridad, en la salud y en la eficiencia de la organización.

¿Qué tendencias marcan el futuro de la sostenibilidad en relación con la salud y seguridad laboral?

Destacaría varias. La primera es la monitorización en tiempo real, que está transformando la manera en que entendemos y gestionamos los riesgos. Otra tendencia es la creciente atención a la salud mental y el bienestar, que ya no se consideran aspectos secundarios. Y, por supuesto, el marco regulatorio, cada vez más exigente, que obliga a las empresas a reportar no solo sus indicadores económicos, sino también sociales y ambientales.

¿Cómo innova Quirónprevención en la intersección entre sostenibilidad, medio ambiente y PRL?

Estamos trabajando en soluciones que integran estos tres ámbitos de manera práctica. Desde auditorías conjuntas hasta programas escalonados de servicios que acompañan al cliente en su maduración en sostenibilidad, pasando por herramientas digitales que permiten medir y reportar tanto indicadores ambientales como de salud y seguridad. También estamos apostando por la formación y el cambio cultural, porque la innovación no es solo tecnológica: también implica transformar la manera en que las personas entienden y aplican la prevención.

¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías?

Juegan un papel decisivo. La digitalización nos permite recoger y analizar datos de múltiples fuentes, y la inteligencia artificial nos ayuda a interpretarlos para anticipar riesgos y personalizar soluciones. Pensemos en sensores que detectan contaminantes o condiciones de riesgo y, gracias a algoritmos, emiten alertas antes de que el problema se convierta en incidente. O en sistemas que optimizan el uso de energía y recursos, reduciendo costes y mejorando la seguridad. La tecnología es el gran acelerador de esta transformación.

¿Cuál es el mensaje principal que deberían interiorizar hoy los líderes empresariales respecto a la sostenibilidad y la salud laboral?

Que no se trata de costes, sino de inversión. Integrar sostenibilidad y salud laboral significa proteger a las personas, reducir riesgos operativos, atraer talento y garantizar la continuidad del negocio. En un entorno cada vez más exigente, mirar hacia otro lado es mucho más caro que actuar con anticipación.

¿Qué oportunidades tienen las empresas que apuestan por una integración real de estos ámbitos?

Las oportunidades son enormes, desde la reducción de accidentes y bajas laborales hasta el acceso a nuevos mercados y cadenas de suministro más exigentes en materia de sostenibilidad. También está la capacidad de diferenciarse frente a la competencia y de construir una reputación sólida como empresa responsable. Al final, quienes apuestan por esta integración no solo cumplen con la normativa, también generan valor para sus trabajadores, sus clientes y la sociedad en general.

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