La pandemia de la COVID-19 redefinió el espacio, el tiempo y las condiciones de trabajo. En 2025, las fórmulas híbridas y flexibles están más que consolidadas, formando parte del núcleo estratégico de cualquier política de RRHH moderna. El trabajo presencial se ha convertido en una de las muchas opciones disponibles en un modelo que prioriza la eficiencia, el bienestar y la conciliación.
Desde InfoJobs, Mónica Pérez confirma que esta tendencia ha llegado para quedarse: “Más del 70% de los profesionales en España declaran que priorizan la flexibilidad horaria o geográfica por encima del salario a la hora de aceptar un empleo. Las empresas que no se adapten a esta demanda se enfrentarán a una fuga de talento constante”.
EY ha implementado modelos de trabajo híbrido donde el foco ya no está en el control de la presencia, sino en la gestión por objetivos. Jorge Aguirre lo resume así: “Creemos que el talento florece donde se siente respetado. Nuestros modelos combinan presencialidad y remoto de forma estructurada, con espacios colaborativos que promueven la creatividad cuando estamos juntos, y herramientas digitales que mantienen la cohesión cuando estamos separados”.
En Asisa, Javier López Jericó detalla que “la flexibilidad es un principio transversal. Hemos aprendido que no todas las funciones requieren el mismo tipo de presencialidad. Por eso hemos definido modelos adaptables por área, fomentamos la desconexión digital y diseñamos programas de bienestar para los nuevos entornos híbridos”.
Esta transformación también implica un rediseño profundo de los espacios laborales. “La oficina del futuro no es un lugar al que se va por obligación, sino un espacio que inspira, conecta y genera valor”, explica José María Feliu desde IESE. “Las empresas deben dejar de pensar en metros cuadrados y empezar a pensar en experiencias. La presencialidad debe ser significativa y no una imposición”.

"Nuestra ambición es que cada persona tenga un camino claro de crecimiento y desarrollo que le motive y le impulse" - Javier López Jericó (Asisa)
No obstante, el modelo híbrido plantea nuevos desafíos. Rosario Sierra alerta sobre el riesgo de una brecha de visibilidad: “Quienes están más presentes físicamente pueden ser más visibles para promociones o proyectos clave. Por eso es fundamental que los líderes aprendan a gestionar el talento sin sesgos presenciales, con métricas objetivas y comunicación transparente”.
Desde el punto de vista tecnológico, el trabajo híbrido requiere plataformas colaborativas robustas, ciberseguridad avanzada y una cultura digital transversal. “Invertimos tanto en tecnología como en formación”, afirma Jorge Aguirre. “Porque no sirve de nada tener las mejores herramientas si las personas no saben usarlas o no confían en ellas”.
El trabajo ya no es un lugar, sino una experiencia. Y como toda experiencia, debe ser diseñada con propósito, empatía y visión estratégica. Como concluye Javier López Jericó: “Quien quiera atraer y fidelizar talento en 2025 debe entender que flexibilidad y confianza no son concesiones, sino las nuevas bases de la relación laboral”.
Hacia un modelo humano y tecnológico
Los Recursos Humanos en 2025 dibujan un horizonte en el que tecnología y humanismo convergen. Atrás queda la falsa dicotomía entre eficiencia automatizada y gestión emocional: ahora, ambas dimensiones se integran en modelos más adaptativos, sostenibles y centrados en la persona. La Inteligencia Artificial permite liberar tiempo para la creatividad y la toma de decisiones estratégicas; la analítica de datos ayuda a detectar talento y necesidades de formación con precisión quirúrgica; los programas de bienestar físico y emocional se consolidan como parte esencial del contrato psicológico entre empresas y profesionales.
Todas las voces expertas consultadas coinciden: el liderazgo del futuro será aquel que combine visión tecnológica con sensibilidad humana. Desde EY y LinkedIn hasta InfoJobs, ASISA o IESE, los testimonios recabados muestran cómo la transformación del trabajo exige nuevos marcos de actuación que superen el salario como único factor motivador. Se trata de fidelizar desde la coherencia, atraer desde el propósito y formar con un sentido claro de contribución.
La gestión por competencias, los modelos híbridos, la apuesta por el bienestar y la diversidad, y la cultura del aprendizaje continuo ya no son tendencias, son estructuras permanentes que conforman un nuevo contrato laboral y social.
Así, las organizaciones que sepan escuchar, cuidar, capacitar y empoderar a sus equipos no solo serán más resilientes, sino también más humanas, creativas y sostenibles. En definitiva, serán las que lideren, de verdad, el futuro del trabajo.


