Los últimos años han demostrado que la estabilidad es una circunstancia inusual en la historia. En ese aspecto, la incertidumbre que parece haberse instalado en la economía mundial pone a prueba la seguridad de las empresas y el bienestar de los ciudadanos.
Todos los centros económicos del mundo contienen el aliento cada vez que Donald Trump se encuentra frente a un micrófono. El presidente de los Estados Unidos aprovecha cada oportunidad que tiene para poner a prueba la estabilidad mundial, que en una gran parte se encuentra sometida a la mayor potencia económica del planeta.
No se sabe si Donald Trump lo pretendía o no, pero durante su mandato se están produciendo varios hechos inusuales a nivel bursátil. Durante el mes de abril, que en 59 de los últimos 100 años ha registrado crecimiento, el S&P 500 ha sufrido una de las peores rachas de caídas que se han visto.
De igual modo, es uno de los meses con un mayor número de días de caídas en el selectivo estadounidense. En concreto, hablamos de una racha de retrocesos que alcanza los 4 días consecutivos, a cierta distancia por detrás de 1966, un momento en el que el mundo se enfrentaba a diferentes ajustes monetarios y tensiones económicas.
Otro resultado que sí que ha conseguido el ‘Día de la Liberación’ de Donald Trump es elevar el último mes en el abril en uno de los que más caídas totales acumula: un total de 8 (a cierre de esta edición el día 29 de abril). Dicho eso, también es cierto que durante los últimos días se amortiguaron las caídas, por lo que el retroceso en el conjunto del mes queda a una décima del 2%, lejos de otras crisis históricas. Por ejemplo, en 1932, en plena Gran Depresión, el descalabro fue del 18,8%.
Otro dato que podemos apuntar es que los días 3 y 4 de abril el selectivo perdió un 6,65% y un 6% respectivamente. Estos dos días marcaron el peor período de 48 horas en la historia del índice.
En respuesta, el oro, el activo refugio por excelencia, ha registrado cifras récord. La onza de oro troy, la que se utiliza como referencia del precio, superó los 3.400 dólares la onza, una cifra nunca vista. Por su parte, otros valores como el bitcoin, así como otras criptomonedas, sufrieron oscilaciones.
Los días 3 y 4 de abril el S&P 500 se vivió el peor período de 48 horas en la historia del índice
Aranceles para recuperar el equilibrio
Más allá de los motivos por los que Donald Trump inició esta guerra comercial, queda claro que los inversores no se fían de los constantes anuncios que hace el presidente de Estados Unidos. Primero fue una tabla con porcentajes de aranceles, calculados en base a una fórmula. Dicha fórmula consistía en relacionar las importaciones entre las exportaciones con cada país y dividirla entre dos.
En su primer anuncio, Trump explicó que su objetivo con esto era reequilibrar la balanza comercial con cada país. Sin embargo, se desconoce por qué ha ido variando durante todo el mes los porcentajes de estos aranceles. De tal modo, tras la presentación de esos aranceles, que iban desde el 20% a los productos de la Unión Europea hasta el 34% para los de China, los porcentajes a aplicar fueron cambiando.
En ese sentido, tanto Bruselas como Pekín anunciaron medidas para defenderse. Ello llevó a mediados de este mes a una escalada arancelaria que ha puesto los pelos como escarpias en los parqués de todo el mundo. De ese modo, se anunciaron aranceles del 100%, del 104% y hasta de más, dirigidos a todo tipo de sectores, productos e industrias.
Con el paso de los días, la respuesta de China y de Europa condujo a las negociaciones. El Gobierno de Estados Unidos ha estado en conversaciones con su homólogo chino y también europeo. Incluso Carlos Cuerpo, ministro de Economía español, viajó en Semana Santa a Washington para una reunión con Scott Bessent, secretario de Estado.
En ese sentido, además de las negociaciones, se han visto reacciones inéditas a la amenaza comercial estadounidense. Por un lado, Europa se coordina para plantear una respuesta firme y común. Por su parte, países como Corea del Sur, Japón y China, tradicionalmente rivales, llegaron a plantearse crear una respuesta común, sin que ello haya llegado a fructificar.
El ‘Día de la Liberación’ de Donald Trump desencadena 8 caídas en el mes de abril, una de las más altas en un mes de abril
Los expertos opinan
A mediados de mes tuvo lugar la jornada ‘España en la tormenta geopolítica: industria y poder en la era Trump’. Precisamente, es Trump el que altera la estabilidad, en contraste con los factores de incertidumbre de los últimos años, más imprevisibles y sobrevenidos, como podían ser la pandemia y las guerras de Ucrania y Gaza.
Marcos Urarte, experto en geopolítica, miembro del grupo de reflexión estratégica del Estado Mayor de la Defensa, colaborador del Banco Mundial, del CAF y del World Economic Forum de Davos, puso la atención sobre “las vulnerabilidades del modelo económico actual”, que alteran “el equilibrio entre economía y geopolítica”.
En el mismo foro, Jorge Dezcallar, exdirector del CNI, diplomático y exembajador de España en Estados Unidos, Marruecos y la Santa Sede, añadió que podríamos estar “en el fin de una era geopolítica iniciada en 1945”. En esa misma línea, los acontecimientos de este último mes dan paso “a un mundo más incierto, posiblemente bipolar y con áreas de influencia que recuerdan al siglo XX”.
En el ámbito económico, las opiniones coinciden con que el presidente de Estados Unidos representa una incertidumbre más en la geopolítica. El Consejo General de Economistas apunta a que los mercados financieros han sufrido una gran volatilidad. Y en una indicación más clara, explican que “están sujetos a la imprevisibilidad y agresividad de las políticas comerciales (arancelarias) del presidente Trump.
En ese sentido, gran parte de lo que ocurra en la economía española está condicionado por las incertidumbres geopolíticas y tensiones comerciales internacionales. Por su parte, desde la patronal se lamentan los “los profundos y negativos efectos que las sucesivas decisiones de la administración estadounidense de Donald Trump”, sobre todo en lo que se refiere a su impacto sobre la economía mundial, el mapa geopolítico y el multilateralismo.
La CEOE, presidida por Antonio Garamendi, estiman que el alcance de la guerra arancelaria “es difícil de prever”, puesto que está ligada a la respuesta que den los países afectados. Asimismo, la asociación de empresarios puntualiza que la “volatilidad de las decisiones” se encuentra como uno de los factores a tener más en cuenta.
Los expertos señalan al fin de la era geopolítica de estabilidad que reina desde el final de la Segunda Guerra Mundial
Consecuencias: ¿recesión mundial?
Estos vaivenes o la volatilidad de la que hablan las empresas se traduce en que las diferentes firmas de inversión y análisis han tenido que recalibrar sus previsiones. Goldman Sachs dijo antes del ‘Día de la Liberación’ que la posibilidad de que se produjera una recesión alcanzaba el 35%. Apenas unas semanas después, el 7 de abril, aumentó esa probabilidad al 45%. Entre los motivos para realizar esta actualización se encuentra la posibilidad de imponer aranceles más altos y, en definitiva, la pérdida de confianza por parte de los consumidores y de las empresas.
JPMorgan Chase, el mayor banco de Estados Unidos por activos, es más pesimista que Goldman Sachs. En marzo, el banco estimaba que la posibilidad de una recesión alcanzaba el 40%, un porcentaje que se elevó al 60% tras el primer anuncio de los aranceles. En su caso, los analistas del banco señalaban a perturbaciones en la cadena de suministro, que podrían impactar en toda la economía mundial. No obstante, se habla de una recesión “suave”, si bien es cierto que las cifras anteriores hablaban de un crecimiento del 1,8%.
Por su parte, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, despejó esa posibilidad en el caso del Viejo Continente. De mantenerse, los aranceles tendrían impacto, pero Europa es el principal socio comercial de 72 naciones a nivel mundial. De hecho, en las últimas semanas se han visto movimientos para ampliar los mercados del club comunitario, como la visita a China que protagonizó el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
Otra de las consecuencias que se vivieron en los primeros días afectaron a algunas compañías que se pueden considerar estratégicas. Más allá de los aranceles, se han impuesto limitaciones a las empresas. Trump prohibió a Nvidia que exporte chips integrados H20 hacia China, Hong Kong y Macao. El presidente estadounidense justificó esta decisión para reducir el riesgo de que los productos del país se utilicen en un superordenador en China.
La compañía que dirige Jensen Huang anunció que esta decisión tendrá un coste de 5.500 millones de dólares, es decir, que Nvidia dejará de vender esa cifra por la limitación. El resultado, más allá de esas pérdidas, es que la compañía sufrió un desplome bursátil que llegó a alcanzar el 9%, si bien se fue moderando a lo largo de la jornada y de todo el mes de abril.
Por el momento, las negociaciones entre Estados Unidos y el resto de países siguen, aunque sin avances significativos. El tablero geopolítico se reordena al ritmo con el que Trump habla en sus comparecencias públicas. Por ello, las consecuencias de esta guerra comercial son tan imprevisibles como las propias declaraciones del magnate inmobiliario.



