asepsia

“Ser asépticos en las relaciones interpersonales, sobre todo en los contextos profesionales, permite crear y mantener relaciones saludables”  La forma de ejercer el liderazgo ha cambiado muchísimo en las últimas décadas. La sociedad demanda, hoy por hoy, un tipo de liderazgo diferente, más humanista y más centrado en las personas.  Las personas que ejercen el liderazgo tienen un reto fundamental: conseguir que sus equipos “quieran” hacer lo que se les propone. Y utilizo el término “quieran” porque la autocracia ya sólo tiene sentido en las fases iniciales de la construcción de un equipo o en la fase de integración de una persona en una organización.  Es cierto que a quienes ejercen el liderazgo se les suman más responsabilidades cada vez, no sólo en lo que se refiere a gestión o innovación, sino también en lo que se refiere al desarrollo de las personas.  Hay que añadir, además, que el talento escasea, por lo que se hace necesario desarrollarlo internamente. Y esta función cuesta especialmente a quienes ejercen el liderazgo en una organización.  El “debes cambiar” ya no sirve En la realización de procesos de “coaching”, muchas personas responsables de equipos manifiestan que desean que sus equipos cambien sin ellas hacer nada al respecto. Y esto ya no funciona. El cambio de los demás sólo puede provenir de un cambio personal. Cuando una persona elabora un cambio, el efecto que se produce en su entorno es que se va a ver obligado a cambiar también.  Para que una persona de un equipo funcione como se espera, se debe revisar el modelo de relación que se ha creado con ella. Los modelos de relación se suelen establecer de manera natural en el espectro entre lo tóxico y lo saludable. Si existe un modelo de relación tóxico entre una persona responsable y un…