demandas colectivas

La Comisión de Bolsa y Valores (SEC) de Estados Unidos ha anunciado un cambio significativo en su política respecto a las demandas colectivas. Ahora las compañías cotizadas tendrán la opción de evitar que sus inversores se unan a este tipo de acciones legales. Esta medida representa una ruptura con una tradición de décadas, durante las cuales se había permitido la participación de los inversores en demandas colectivas, una política defendida por Administraciones tanto demócratas como republicanas. La SEC, liderada por su presidente Paul Atkins, no sancionará a las empresas estatales si optan por prohibir estas demandas, abriendo la puerta a un enfoque basado en el arbitraje. Este nuevo sistema permitirá que las firmas estadounidenses manejen las reclamaciones de los accionistas fuera del sistema judicial, lo cual se alinea con el deseo de la Administración de flexibilizar la normativa legal vigente. Según el jefe de la SEC, esto «minimizará la incertidumbre regulatoria» y la «complejidad legal» de las operaciones Esta política se inscribe en el esfuerzo más amplio de Atkins por revitalizar las Ofertas Públicas Iniciales (IPO), con el compromiso de «hacer las Ofertas Públicas Iniciales grandes de nuevo». Para lograrlo, el regulador busca la «eliminación de los requisitos […] que no proporcionen protección sustancial a los inversores», aumentando así el atractivo de las salidas a Bolsa. El movimiento hacia el arbitraje y la reducción de regulaciones subraya un cambio estratégico en la postura de la SEC bajo la administración de Donald Trump. El objetivo principal es desregularizar el mercado para facilitar el crecimiento económico y reducir las cargas legales para las empresas que buscan atraer capital a través de los mercados públicos. Este cambio promete ser un tema candente entre inversores y reguladores, dado su potencial impacto en la dinámica del mercado y la protección de los derechos de los…
Las demandas colectivas aumentan a un ritmo vertiginoso en Europa, mientras que España todavía cuenta con un largo camino por delante El mercado de las demandas colectivas está creciendo a un ritmo vertiginoso en Europa, con organismos, normativa jurídica y operadores que potencian este tipo de litigios colectivos. En nuestro país, sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer en todos los niveles.  El sector legal tiene que asimilar la creación de un nuevo nicho de mercado, que esperemos tenga un gran impulso con la transposición a la normativa española de la Directiva (UE) 2020/1828 para acciones colectivas antes de diciembre de 2022.  Las demandas colectivas son grandes casos complejos, de larga duración que afectan a miles de afectados. Es por ello que las estructuras organizativas piramidales que predominan en la mayoría de los despachos españoles no son, en nuestra experiencia, eficientes para dar solución a la masividad y complejidad que conllevan este tipo de demandas.  En Eskariam buscamos diferentes propuestas organizativas para alcanzar nuestro objetivo, que no es otro que liderar el mercado de las demandas colectivas en España. En ese sentido, la estructura que mejor se adaptó a nuestra organización fue la estructura matricial por verticales (nuestros productos), donde el equipo de negocio lidera los verticales y el equipo de gestión entra transversalmente en los mismos.  ¿Por qué nos organizamos así? Porque fue la única forma que encontramos para implementar de forma eficiente procesos y tecnología en nuestros verticales.  Definida la estructura organizativa, fuimos conscientes de que nuestra forma de trabajar iba a ser vital para enfrentarnos a la masividad, por ello Eskariam trabaja por proyectos y se apoya en tecnología útil (aquella ya testada en otros sectores), para que los abogados sean más eficientes y aporten valor en la estrategia legal.   La Oficina de Gestión de Proyectos…