ecología

Más de 4.300 millones de personas viven en áreas urbanas, y Naciones Unidas estima que para 2050 esta cifra superará los 7.000 millones. Esta concentración de población en zonas urbanas obliga a replantear los modelos de ciudad para usar eficientemente los recursos y no contribuir al cambio climático. Es por ello, que vivir en una de las ciudades verdes cada vez tiene más relevancia. Estas urbes destacan por sus acciones para crear entornos más saludables y sostenibles, beneficiando así a sus ciudadanos. Cada año, la Comisión Europea elige la Capital Verde Europea, y en 2024, este honor recayó en Valencia. La Capital Verde Europea Ser una ciudad verde va más allá de contar con numerosos parques. Implica una regeneración urbana integral en la que los espacios naturales tienen un papel crucial. Sin embargo, también deben cumplirse otros requisitos, como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la minimización de la contaminación acústica, y el consumo responsable de recursos. Las ciudades verdes sobresalen por su uso de energías renovables y su inversión en tecnologías verdes que son respetuosas con el medio ambiente en todo su ciclo de vida. El Premio Capital Verde Europea, establecido por la Comisión Europea, motiva a las ciudades a ser más sostenibles y limpias, mejorando la calidad de vida de sus residentes. Un grupo de expertos en sostenibilidad urbana analiza diferentes indicadores ambientales de las ciudades participantes, seleccionando a los finalistas que se convierten en las ciudades más verdes del mundo. Estos son los factores evaluados: calidad del aire; ruido; residuos; agua; naturaleza y biodiversidad; uso sostenible del suelo; crecimiento verde y ecoinnovación; mitigación y adaptación ante el cambio climático; movilidad urbana sostenible; rendimiento energético; y gobernanza. Desde 2010, ciudades como Estocolmo, Hamburgo, Vitoria-Gasteiz, y más recientemente Valencia, han recibido este galardón. Otras ciudades como…
La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, atiende a Capital para analizar la situación del sector energético y su futuro con la descarbonización de la economía Las renovables, como sector y fuente de energía, son la apuesta más decidida del Gobierno: "Ha llegado el momento de pasar del compromiso a la acción" Hace casi doscientos años Víctor Hugo se lamentaba de "la inmensa tristeza que produce pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la atiende". Teresa Ribera comenzó a escucharla siendo muy joven. Jurista, profesora universitaria y alta funcionaria, la actual vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico está considerada una de las mayores expertas de nuestro país en negociaciones climáticas. Participa, desde hace más de veinte años, en las cumbres anuales de Naciones Unidas contra el calentamiento global que fraguaron el Acuerdo de París. Ocupó la Secretaría de Estado de Medio Ambiente entre 2008 y 2011 y fue directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales desde 2014. Su nombre entró en las quinielas para ocupar el cargo de secretaria general del área de Cambio Climático de la ONU en 2016. Dos años después, en octubre de 2018, fue galardonada con el premio Climate Reality Proyect Award en la categoría de personalidad pública por su lucha contra el calentamiento global. Desde que aceptó la cartera ministerial, hace tres años y medio, ha eliminado el impuesto al sol que gravaba el desarrollo de la energía solar fotovoltaica y el autoconsumo eléctrico, ha impulsado la descarbonización y ha coordinado el plan de desescalada del confinamiento. Una tarea nada fácil en un mundo en el que la crisis provocada por la pandemia nos ha hecho perder de vista la urgencia de frenar el cambio climático. Revertirlo y detener el deterioro de…