multinacional

El gigante tecnológico estadounidense Nvidia afrontará esta semana el histórico reto de ser la primera empresa en alcanzar los 4 billones de dólares (3,39 billones de euros) de capitalización bursátil y convertirse así en la cotizada más valiosa de todos los tiempos. El asalto del fabricante de microprocesadores y tarjetas gráficas a la cota de los 4 billones de dólares comenzará este lunes después de que sus acciones despidieran la sesión del jueves en 159,34 dólares, con una subida del 1,33%, con un valor de mercado al cierre de 3,89 billones de dólares (3,30 billones de euros). Durante la última sesión hábil de la semana pasada, ya que el viernes Wall Street no abrió sus puertas por la festividad del 'Día de la independencia', los títulos de Nvidia llegaron a alcanzar un máximo intradía de 160,98 dólares, con una capitalización de 3,93 billones de dólares (3,33 billones de euros), superando brevemente la capitalización récord de 3,915 billones de dólares (3,32 billones de euros) registrada por Apple al cierre de la sesión del pasado 26 de diciembre. De este modo, la multinacional necesitaría un repunte de su cotización de aproximadamente el 2,8% para alcanzar los 163,8 dólares que la llevarían a conquistar la cima de los 4 billones de dólares con la que Nvidia se coronaría como la empresa cotizada más valiosa de la historia. De alcanzar el hito de los 4 billones de dólares, Nvidia, cuyas acciones acumulan en 2025 una revalorización de más del 15%, habría duplicado su capitalización bursátil en menos de año y medio, puesto que en febrero de 2024 superaba el umbral de los 2 billones de dólares y unos meses después, en junio de 2024, alcanzaba una valoración de 3 billones de dólares. https://capital.es/economia/mercados-e-inversion/wall-street-culmina-el-primer-semestre-de-2025-en-maximos-historicos-y-estas-son-las-razones/132238/
La Comisión Europea pretende retomar la negociación de este impuesto en otoño La Comisión Europea, que preside Ursula Von der Leyen (en la imagen), ha anunciado este lunes que aparca su propuesta para una tasa digital europea (la conocida como "tasa Google") para centrar los esfuerzos en sacar adelante el principio de acuerdo global sobre fiscalidad a las multinacionales. Este pacto, logrado durante el fin de semana por el G20 y que será examinado en octubre por la OCDE, en la práctica, obliga a retrasar la posible nueva figura tributaria ante la inminente subida generalizada del impuesto sobre Sociedades a las empresas que operan en el extranjero. "Concluir con éxito este proceso requerirá un esfuerzo final de todas las partes y la Comisión se compromete a centrarse en este esfuerzo, por lo que hemos decidido suspender el trabajo sobre una propuesta de tasa digital", ha indicado el portavoz económico del Ejecutivo comunitario, Daniel Ferrie, en una rueda de prensa en Bruselas. El portavoz ha insistido en que la prioridad es el acuerdo en el seno de la OCDE por lo que no tiene una fecha precisa sobre cuándo cree Bruselas que recuperará esta iniciativa, si bien ha apuntado que será en "otoño" cuando vuelvan a evaluar la situación. El pacto de este fin de semana en el G20 celebrado en Venecia (Italia) es un acuerdo "histórico" para crear un sistema de fiscalidad "estable y justo", ha considerado Ferrie, quien ha recalcado que a ojos del Ejecutivo comunitario es un "resultado extraordinario después de años de negociación" para el que la propia Bruselas ha trabajado "sin descanso".
Los ministros de Finanzas del G7 han alcanzado un acuerdo por el cual las empresas deberán pagar sus impuestos en los países en los que venden sus productos y servicios, no donde declaren sus beneficios. Además, establece un impuesto mínimo universal del 15% Los ministros de Finanzas del G7 –que agrupa a mandatarios Canadá, Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido– han alcanzado hoy un "histórico" acuerdo en el que se fijan las bases para acabar con los paraísos fiscales. Y es que, tal como informa Europa Press, el grupo pretende establecer una nueva fiscalidad internacional que parta de un impuesto mínimo universal del 15% para las grandes empresas. Según ha señalado el ministro de Finanzas británico, Rishi Sunak, este pacto busca construir un campo de juego equilibrado para las empresas globales. "Tras años de debate, los ministros de Finanzas del G7 han alcanzado un acuerdo histórico para la reforma del sistema fiscal global para que se ajuste a la era digital global", ha explicado Sunak. De esta manera, las que más se verán afectadas por el nuevo sistema fiscal serán las grandes corporaciones que cuyo negocio se ha multiplicado con la era digital, como es el caso de Amazon, Google o Facebook, ya que ahora pueden, de forma legal, tributar en un país con condiciones fiscales ventajosas el negocio generado en otros países. Por ello, la norma busca que las empresas paguen sus impuestos en los países en los que venden sus productos y servicios, no donde declaren sus beneficios. Un sistema más justo Por su parte, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos ha destacado que "esta tasa mínima global pone fin a la carrera a la baja del impuesto de sociedades y garantiza justicia para la clase media y los trabajadores de Estados Unidos y…
¿Por qué pensó que la idea originaria de Francia podría triunfar en España? Porque somos un país eminentemente consumidor de frutas y hortalizas y entendimos que se trataba de un producto que facilitaba el consumo. No había ninguna duda de que tendría éxito. Pero fue un camino muy complejo ya que era algo desconocido no solo para nosotros sino también para el mercado, los consumidores, los clientes, y la gran distribución. De ahí que empezáramos explicándolo todo, que seleccionábamos la materia prima, la cortábamos, la lavábamos y la metíamos en una bolsa. El siguiente paso fue convencer a la gran distribución de que tenía que estar presente en los lineales. ¿Y los agricultores? ¿Fue fácil persuadirlos? Ellos estaban acostumbrados a producir grandes cantidades y a recolectarlas de una vez. Nosotros queríamos programación de cultivos semanales y recolecciones diarias. Por eso montamos nuestra propia empresa de desarrollo de cultivos, para demostrarles que otro tipo de agricultura era posible y rentable. ¿A qué otros planes iniciales hubo que darles una vuelta de tuerca? En el mercado español no existía distribución en frío positivo por lo que creamos una compañía para ello. Así garantizábamos que el género llegaba a la gran distribución en perfectas condiciones. ¿Recibió opiniones que le tildaban de loco? Muchas, y del propio sector. Las personas más próximas, vinculadas a la producción y a la transformación agrícola, entendían que una elaboración de tan corta vida no tenía futuro en el mercado. Nos miraban extrañados y nos auguraban un fracaso rotundo. Al cabo de los años demostramos que no era ninguna locura y algunos de ellos posteriormente han intentado proyectos de cuarta gama. No solo por cuenta propia, sino seguro que llamaron a su puerta… Evidentemente. El ser tan novedosos, ¿allanó o dificultó el camino a la financiación? Fue dificilísimo. De…