El nuevo código de buenas prácticas para plataformas digitales llega para frenar los perfiles falsos y la desinformación
Los usuarios de Internet están acostumbrados por desgracia a encontrarse, sobre todo desde la pandemia, las ya famosas fake news. Para paliar este tipo de problemas que impiden un uso correcto de Internet, la Comisión Europea creó en 2018 un código de buenas prácticas para empresas como por aquel entonces Facebook o Alphabet (matriz de Google). La desinformación desde entonces no ha decrecido, pero como las propias empresas firmantes de este código, sí que es cierto que la transparencia de muchas de estas empresas frente a esta problemática ha aumentado. En aquel entonces crecían a un ritmo del 365%, según la Asociación de Directores de Comunicación, y afecta en especial medida también a una gran cantidad de empresas.
Es por ello por lo que tras los cuatro años desde aquel entonces, Bruselas quiere renovar su código de buenas prácticas. En total contará con 44 compromisos y 127 medidas concretas para ponerlas en marcha y habrá informes semestrales sobre los progresos en su aplicación.
Twitch y el streaming nuevos firmantes
A nadie se le escapa que la plataforma morada es una de las más exitosas del momento. En el año 2021 la plataforma contó con más de 26 millones de usuarios e ingresos de más de mil millones en publicidad. Es una plataforma joven y por ende su público también, y es que el 41% está entre los 16 y 24 años. Es de vital importancia que los firmantes de este acuerdo se vayan actualizando, ya que el mundo de las plataformas digitales cambia constantemente.
Con la inclusión de empresas como Twitch son ya 33 los participantes en el nuevo código de buenas prácticas. Cabe recordar que plataformas como WhatsApp se unieron a finales del año pasado.
Más transparencia y control sobre los datos
Sin embargo, continúa la eterna pelea con muchas de estas empresas. Y es que la facilitación de datos por su parte es cuanto menos complicada. La gran mayoría de ellas tiene una serie de políticas, a pesar de que muchos de ellos las incumplan e impiden que estos sean revelados, ni en pro de una mayor protección y transparencia en estos mismos. También Bruselas ha acabado reconociendo que no tienen los mecanismos suficientes para poder realizar el control necesario sobre los datos y los bulos en su actual código de buenas prácticas.
Para tratar de solucionar esta poca cooperación en algunos momentos, Bruselas tratará de impedir las transacciones financieras por propagar este tipo de desinformaciones y ya ha fijado varios límites para que los anunciantes no se aprovechen de las nuevas reformas y marco de el nuevo código de buena conducta.
También Bruselas sitúa el foco en nuevas amenazas que han surgido desde ese año como es el "deepfake". Este último consiste en una técnica de inteligencia artificial que permite crear vídeos e imágenes falsas utilizando recursos de personas reales. También las cuentas realizadas por bots que dejan por ejemplo comentarios de personas que no dejan de ser un algoritmo estarían dentro del código de buenas prácticas.
A su vez se aplicarán nuevas medidas para que sea más sencilla la diferenciación entre propaganda política en las redes, así como publicidad y contenido patrocinados.
Las empresas verificadoras entran al juego
Otro de los avances que se podrá ver será la incorporación al código de buena conducta de empresas verificadores para que puedan facilitar la retirada de contenido falso o la retirada de muchas de estas empresas. La verificación de datos o "factchecking" es una práctica que lleva numerosos años siendo realizada en profesiones como el periodismo, sin embargo, desde la aparición de Internet y las redes sociales, estos se han multiplicado.
Se ha convertido en un negocio en el que cada año se retiran cientos de páginas de la red a autores que pueden llegar a cobrar miles de euros. En España la verificadora Maldita ha entrado en el acuerdo como a su vez otras como PagellaPolitica, Demagog and Faktograf.
Tal es la necesidad que la propia Comisión Europea está realizando su propio centro de transparencia, con un equipo permanente que ayude a este tipo de empresas verificadoras y a las plataformas a que el código de buenas prácticas tenga una sencilla implantación y sobre todo lo más rápida posible con la máxima transparencia que permita la autorregulación en el largo plazo.
También los investigadores que quieran realizar diferentes estudios acerca de la desinformación contarán con un mayor acceso a a las plataformas de datos de los gigantes tecnológicos, ya que en la actualidad es prácticamente imposible poder acceder a estos si no formas parte de esas empresas.