La Inteligencia Artificial se ha convertido en una herramienta tecnológica de múltiples usos, cada vez más utilizada en el día a día. Sin embargo, aunque la población se muestra a favor de su desarrollo en determinados aspectos, en otros aún se mantiene reacia a su implantación
La Inteligencia Artificial (IA) se entiende como todo aquello que hace referencia a la creación de programas informáticos y mecanismos tecnológicos que pueden llegar a mostrar comportamientos considerados inteligentes, cuyo fin está orientado a mejorar la calidad de vida de las personas. Esta definición teórica parece no albergar ninguna duda sobre la efectividad y la seguridad de estos programas de computación, pero un estudio sobre la aplicación de la Inteligencia Artificial realizado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), saca a la luz ciertas discrepancias repartidas entre la población, cuyo elemento de variabilidad es, en este caso, la edad.
A pesar de que la confianza varía mucho dependiendo del sector en el que se aplique la IA, el estudio refleja un común denominador que engloba todos estos sectores: los jóvenes son más propensos a impulsar y confiar en la aplicación de la Inteligencia Artificial en prácticamente cualquier ámbito de la vida cotidiana, mientras que la muestra de población de edades más avanzadas se mantiene algo reacia a este cambio.
El sector donde se registran los resultados más positivos y homogéneos, independientemente de la edad de los encuestados, corresponde al uso de la IA en automóviles, orientada a facilitar algunas tareas de conducción como el aparcamiento, la identificación de situaciones de riesgo, la elección de rutas en función del tráfico, etc. Además, la aplicación de la IA para el desarrollo de asistentes virtuales en distintos dispositivos (asistentes de voz integrados en móviles, televisores o altavoces inteligentes) cuenta también con una valoración mayoritariamente favorable. El 51% de los encuestados considera que este tipo de asistentes inteligentes son muy o bastante interesantes, mientras que al 17% no parece generarle el mínimo interés.
Desconfianza y desinterés
Existen otros sectores en los que la desconfianza tumba por completo la opinión positiva que tiene la ciudadanía sobre estos métodos tecnológicos. La Inteligencia Artificial como elemento prescriptor de compra y consumo es, en este caso, el departamento peor valorado por la ciudadanía. Solo el 29% de la población considera interesante la aplicación de la IA en este terreno, siendo el porcentaje más bajo de todos los elementos analizados en el estudio.
Esta causa está directamente relacionada con las dudas de la población sobre los posibles intereses comerciales que hay tras la orientación de consumo, unido a la desconfianza sobre el conocimiento de los gustos y preferencias propios de los consumidores. Únicamente los jóvenes entre 25 y 34 años muestran un mayor interés en el uso de la IA para este tipo de campo.
Sistemas médicos inteligentes
Otra actividad que tampoco queda ajena a esta implantación generalizada de Inteligencia Artificial es el sector médico-sanitario; aunque al tratarse de vidas humanas la incertidumbre aumenta aún más si cabe. Algunos de los objetivos en este terreno serían el desarrollo de máquinas y sistemas que permitieran hacer un diagnóstico preciso a través de las dolencias, síntomas y resultados de analíticas; o el aumento de la eficacia en el seguimiento de pacientes.
En este caso, el 41% de los encuestados dice estar a favor de la implantación de estos métodos inteligentes. No obstante, el 26% parece no mostrarse muy partidario de su ejecución, siendo los hombres algo más prosélitos que las mujeres. Dentro del sector sanitario, el factor humano es difícilmente reemplazable, y el contacto directo y la empatía que ofrece un profesional de la salud, raramente puede ser sustituido por una máquina encargada de realizar previsiones certeras sobre diagnósticos de pacientes.
La tecnología avanza, y con ella también lo hace Inteligencia Artificial, que ha demostrado poder ser aplicable a prácticamente cualquier ámbito, sin importar el sector ni el objetivo que se busque, siempre y cuando tenga como prioridad continuar facilitando la vida de las personas.