El Doctor Juan Abarca atiende a Capital en un momento en el que la pandemia de la Covid-19 busca su pico de contagios y fallecimientos en España. En los siete días anteriores a la entrevista, el coronavirus ha segado la vida de más de 700 personas, y, desde el inicio de la crisis, las cifras oficiales contabilizan alrededor de 55.000 fallecidos. El Instituto Nacional de Estadística (INE) indica, no obstante, que en 2020 España registró un exceso de mortalidad de casi 84.000 personas.
¿Cómo cree que está siendo la respuesta del sistema sanitario español a la pandemia?
La respuesta del sistema sanitario es impecable. Creo que, con los recursos que tiene y la disponibilidad de personal, no ha podido responder mejor. la entrega y el compromiso de todos es incuestionable e intachable. Otra cosa es si englobamos dentro de nuestro sistema sanitario a las autoridades políticas, que han fallado en cuestiones como la supervisión o la coordinación.
¿Cómo se gestiona un volumen tan grande de infectados sin dejar de lado al resto de patologías y paciente?
Si no tienes recursos para todo, es muy complicado. La tercera ola nos ha obligado a suspender cirugías que ya estaban programadas, las patologías que producen una disminución de la supervivencia de los pacientes son más urgentes. Tenemos que elegir, y nuestros recursos son más limitados.
¿En qué situación se encuentran los pacientes que demandan servicios sanitarios y no pueden recibirlos? ¿Son los grandes olvidados de la crisis de la Covid-19?
No son los grandes olvidados, los sanitarios les recordamos desde el principio. Ya desde marzo sabíamos las consecuencias que esto iba a tener en el sistema sanitario, a través de estudios que reflejaban el impacto que previsiblemente podrían tener el resto de las patologías. Hay estudios que dicen que ha habido un 50 % más de infartos, o que se han diagnosticado un 15 % menos de pacientes de cáncer. Habrá que ver las consecuencias que esto ha tenido en las patologías normales, cuando seamos capaces de acabar con la pandemia. Sí podemos prever que la esperanza de vida va a caer de forma drástica.
¿Qué aprendizaje deberíamos extraer de la crisis sanitaria de la Covid-19?
Lo más relevante es que tenemos que trabajar juntos. El paciente es solo uno, desde que nace, hasta que fallece, por tanto, tiene que haber una integración asistencial a todos los niveles, una continuidad en ese acceso al paciente. No debemos discriminar determinados recursos por cuestiones que no sean de interés puramente sanitario. Esa es la mayor lección que podemos sacar de la crisis, pero no todo el mundo está dispuesto a escucharla. A pesar de las dramáticas consecuencias que esto está teniendo en la sociedad, hay quien todavía prioriza cuestiones ideológicas o económicas que, en mi opinión, deberían ser secundarias.
Usted hace un análisis diario de la pandemia en sus perfiles en redes sociales, ¿qué claves resumen este ejercicio?
Hay mucha desinformación, y mucha información interesada. Mi ventaja, por un lado, es que estoy permanentemente en la “trinchera”, con mis profesionales, en los hospitales, y, por otra parte, también asumo la parte directiva. Hablo con mucha gente, de la Comunidad de Madrid, del Gobierno, del Instituto de Salud Carlos III… Tengo fuentes de información muy amplias. Los que nos dedicamos a esto, lo hacemos porque creemos que puede aportar valor a los demás. La satisfacción que obtienes cuando ayudas a los demás es enorme. Mi perfil de LinkedIn provoca muchas reacciones y hay gente con la cual interaccionas. Te preguntan dudas, te muestran sus inquietudes… Si sirve para tranquilizar a la gente, bienvenido sea.
Tras la tercera ola y la campaña de vacunación, ¿realmente usted cree que volveremos a una normalidad tangible este año?
Este virus no ha dado la razón a la lógica ni una sola vez, siempre ha ido peor de lo que se esperaba. Creo que podremos plantear volver a una relativa normalidad a partir de otoño. En octubre es posible que regresemos a una situación de relativa normalidad. Seguiremos con mascarilla, habrá control de eventos y las medidas de seguridad seguirán vigentes.
En un escenario sin Covid-19, ¿cómo se pueden mejorar los niveles de asistencia al paciente?
Esta pandemia ha generado muchos cambios y hemos avanzado mucho en la interacción con los pacientes y sus necesidades. Creo que lo que saldrá de aquí es que, en la medida de lo posible, tenemos que adaptarnos a lo que pida el paciente, al tipo de atención que requiera. Presencial, on-line, telefónica… No hay que pensar solo en la curación o en la mejora de la calidad de vida, sino intentar incrementar su bienestar.
¿Cómo aporta valor el modelo de gestión de HM Hospitales?
Tenemos un modelo que intenta competir en calidad con el sector público. No solo intentamos satisfacer la demanda de nuestros pacientes, sino que nuestro modelo se basa en la integración de toda la actividad de todos los centros, como si solo fuera uno. A ello le sumamos toda la división de docencia y la investigación trasnacional, generamos un modelo que permite una alternativa para el usuario. Allí donde se encuentre, el paciente de HM Hospitales puede contar con la mayor oferta sanitaria dentro de nuestros hospitales. Por supuesto, con la máxima calidad posible. Intentamos avanzar todos a una, como un único hospital, homogeneizar todos los servicios en todos los centros.
¿Qué puede aportar la gestión privada a la sanidad pública?
La aportación entre lo público y lo privado es mutua. El sistema público le aporta al privado que debe pensar más allá de los resultados económicos. Si quieres competir con el sector público, debes aportar al menos la misma calidad asistencial e intentar mejorarla. El sistema privado le aporta al público la competitividad, la eficiencia, la transparencia en la medición de resultados… Y una atención mucho más personalizada.
