Los autónomos cotizarán en un futuro muy próximo en función de sus ingresos reales, y la clave reside ahora en saber cómo y cuánto pagarán los miembros de este colectivo. Lorenzo Amor, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), rechaza la última propuesta del Gobierno, en formato borrador. En su opinión, es una “salvajada”, según afirma en un encuentro con Capital. Amor analiza la actual situación del colectivo, las perspectivas de recuperación económica y las relaciones del sector privado con la Administración. Esta última, como suele suceder, no sale muy bien parada.
¿Qué tal ha pasado usted la pandemia?
Yo, personalmente, desconozco lo que es el teletrabajo. Durante todo este tiempo he estado al pie del cañón, no he tenido más remedio que estar en la primera línea de la batalla contra la pandemia como representante de la principal organización de autónomos. Estos meses han sido duros, he visto sufrir a muchos autónomos. También he aprendido de la capacidad de aguante y de resistencia que tienen muchos autónomos y he visto cómo se han tomado medidas para ellos. Pero sigue habiendo una gran desconexión entre la Administración y los autónomos.
Percepción relativamente generalizada de que la Administración es el enemigo del que crea empleo…
En la Administración solemos tener personas que en su vida han creado un empleo o pagado una nómina. No saben lo que es asumir un riesgo empresarial. Eso hace difícil, a veces, comprender a los autónomos y a los empresarios, que se la juegan todos los días. Los autónomos que han cerrado durante estos quince meses no lo han hecho por su voluntad, sino por obligación. Cuando a alguien se le prohíbe algo como el sustento de su vida, lo mínimo que se debe hacer luego es compensarlo posteriormente. La Administración, en todos sus ámbitos de control, ha limitado la actividad, el trabajo y el sustento de muchas familias, y no ha habido prácticamente indemnización por ello. Es más, en el nuevo paquete de ayudas directas de 7.000 millones de euros se da la paradoja de que solo cubre la morosidad de los autónomos, y deja fuera a todos aquellos que han cumplido con sus proveedores. Es llamativo, no ha pasado en ningún país de Europa. Además, quedan fuera de estas ayudas aquellos autónomos que tengan deudas con Hacienda o con la Seguridad Social. Esas deudas, en ocasiones, se provocan por la decisión de la Administración de limitar la actividad de los autónomos y las empresas. Hay una lejanía llamativa entre la Administración y el sector privado. Necesitamos más gente en la Administración de nuestro país que, al menos, haya pagado una nómina en su vida o haya creado un empleo o una empresa.
¿Es cierto que el sector público paga mal a los altos cargos?
Es incomprensible que un diputado gane lo que gane y un eurodiputado gane lo que gana. Es incomprensible el sueldo de los ministros de España, los de los países del entorno europeo ganan a veces el doble. Se ha llegado a un nivel de populismo tal que los ministros están en un nivel de salario que no está a la altura de la responsabilidad que tienen. Esto se tiene que cambiar. Los políticos con cargo institucional y representativo deben estar bien remunerados.
Se vislumbra una posible subida de cuotas a los autónomos, ¿qué alternativa tiene el Estado para no realizar este incremento?
Nosotros recibimos, a través de CEOE, un borrador de pensiones el pasado 11 de mayo en el que aparecen dos cuadros con una serie de tramos y de cuotas, en función del rendimiento neto. Nosotros nunca negociamos ni tuvimos información sobre este número de tramos ni de las cantidades. Dijimos entonces, y lo seguimos pensando, que nos parece una salvajada. Se tiene que hacer un sistema de cotización en base a los rendimientos netos de los autónomos, en eso estamos de acuerdo. Debe ser flexible y gradual, pero rechazamos que esto tenga que castigar a un millón de autónomos. Llevamos muchos años pidiendo que, a aquellos autónomos que no alcanzan el salario mínimo, tenemos que bajarles las cuotas. También llevamos muchos años recomendando a los autónomos que ingresen más, deben cotizar más para tener mejor prestación. Hay un millón y medio de autónomos que han cobrado el cese de actividad, y algunos han descubierto que cotizan por una base de 944 euros. El autónomo sabe que paga 286 euros de cuota, pero no la base por la que paga. Hay muchos mecanismos para adecuar la cotización a los ingresos reales, sin que esto suponga un palo para los autónomos.
¿En qué cree que se equivoca el Ministerio cuando plantea esta nueva escala de tramos y cuotas?
El primer error de este planteamiento es confundir que el rendimiento neto de un autónomo es igual que el salario de un trabajador. Querer asemejar el rendimiento de un autónomo al salario de un trabajador es un error. A diferencia del salario del empleado, el rendimiento neto del autónomo sirve para pagar cuando hay una morosidad. Uno de cada tres autónomos sufre un impago al año. Además, el rendimiento neto del autónomo también sirve para reaccionar cuando vienen causas sobrevenidas. Ya sea la Covid-19, problemas en comercios o con las herramientas de trabajo… Y ese rendimiento también paga los gastos que acarrea la actividad profesional y que Hacienda no permite deducir, y los préstamos personales para liquidez, como los del ICO, que tampoco son deducibles. La reforma debe ser mucho más suave que la que se ha planteado desde el Ministerio.
Ustedes plantean diversas medidas para ayudar a los autónomos en el momento actual. Si pudiese elegir la más importante, ¿cuál sería?
Sobre todo, por la inmediatez, debemos modificar el Real Decreto 5/2021 para que los autónomos puedan acogerse al paquete de ayudas directas de los 7.000 millones de euros. Y que todo autónomo que tenga o haya tenido pérdidas, independientemente de la actividad que desarrolle, tenga derecho a esas ayudas. Como han hecho Francia, Alemania, Reino Unido o Italia. Muchos autónomos han pedido dinero a sus familias para pagar a sus proveedores.
¿No cree usted que los trabajadores que están en régimen de pluriactividad (por cuenta ajena y por cuenta propia) pagan una barbaridad de impuestos y cotizaciones sociales?
En España hay 195.000 autónomos en régimen de pluriactividad, y casi 30.000 pagan a la Seguridad Social algo que nunca les va a generar una prestación. Eso es inconcebible. Los autónomos que estén en régimen de pluriactividad no deben cotizar nunca por encima de la base máxima de cotización en nuestro sistema. La suma del Régimen General y del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) no debería superar nunca la base máxima de cotización. Todo lo que supere ese límite es confiscatorio, porque se está cotizando por algo que nunca va a generar una prestación. El problema es que hay gente que está cotizando por encima de la base máxima.
¿Qué podemos esperar de la segunda mitad del año y de 2022?
Estamos viviendo una importante reactivación en muchos sectores, el final de las restricciones y el importante ahorro familiar han permitido que esté creciendo la actividad y el empleo. Se ha producido un efecto rebote importante, la gente tenía ganas de llenar las calles y de viajar. No obstante, tenemos que ser muy prudentes. Hay muchos sectores que están a medio gas, y no sabemos cuándo van a recuperar la actividad. Hay muchas empresas muy tocadas tras 15 meses de pandemia, a ver si son ca[1]paces de recuperarse. Hemos dejado de caer, y eso es una grandísima noticia, pero siguen más de 400.000 personas en ERTE y hay compañías que se han endeudado, que han pedido aplazamientos de alquileres, con dinero pendientes… Y todo eso hay que pagarlo. Esperemos que el ritmo de recuperación de la actividad sea suficiente como para compensar el nivel de endeudamiento.
Al margen del “globo sonda” de la reforma del sistema de cotización de los autónomos, ¿qué tal es la relación con la Administración?
Nosotros somos un interlocutor, y, ante diferentes propuestas que pueda haber, hemos tenido situaciones y momentos en los que hemos tenido nuestras diferencias. Pero esto es lógico en cualquier negociación. Hay momentos en los que estás de acuerdo y otros en los que hay diferencias.
¿Qué modelo considera más acertado para gestionar la economía de un país, el liberal o el socialdemócrata?
Yo apuesto por la libertad de empresa, por una fiscalidad justa y amable y por una sociedad menos intervenida. Queremos una regulación menos intervencionista y que aporte estabilidad y seguridad jurídica. El empleo no lo crean los políticos, sino los autónomos y las empresas. Todo lo que no sea una política económica que, en el eje central, tenga la libertad de empresa, la amabilidad fiscal y un entorno favorable para el desarrollo económico, me da igual que se llame socialdemocracia o liberalismo. No será bueno para el país. Si a las em[1]presas y a los autónomos les va bien, a España le irá mejor.