Las provincias de la España Vaciada, desde hace años, han sufrido una alarmante destrucción de empleo, ocho de ellas superior al 30%
Por Adrián Álvarez Tascón
La realidad es que España es, en términos generales, un país poco poblado, por lo que no debe extrañarnos saber que alguna de las provincias, especialmente del interior, se posicionen como unas de las zonas más despobladas de toda Europa. El crecimiento demográfico durante el siglo XX, en el que España duplicó su población, no ha evitado que algunas zonas sufran los efectos de las migraciones a entornos urbanos que se traduce en un rápido envejecimiento de las pirámides poblacionales y un acusado descenso de la actividad económica y laboral en Castilla y León, Aragón, Castilla-La Mancha, Extremadura, La Rioja, la Galicia interior y parte de Andalucía oriental.
Según el informe de FUNCAS ‘La despoblación de la España interior’ 23 provincias españolas pierden en 70 años gran parte de su peso demográfico, económico y laboral. Si lo traducimos en datos obtenidos durante este periodo, las 23 provincias objeto del estudio albergaban en 1950 el 34,1% de la población española (incluyendo aquí capitales y ciudades de más de 50.000 habitantes) y generaban el 26,7% del Valor Añadido Bruto (VAB) y el 33,5% del empleo total; en la actualidad apenas acogen el 18,1% de la población (-16%), producen el 16,1% del VAB (-10,6%) y aportan el 17% del empleo (-16,5%).
Según el mismo informe, y en lo referente al Producto Interior Bruto (PIB) la brecha acumulada de dicho diferencial es cercana al 1% en nueve de las provincias y superior al 0,5% en otras siete.
La clave demográfica
Los datos son preocupantes si nos referimos a aspectos más específicos que la mera caída en términos absolutos de la población. En la denominada España Vaciada y según el Observatorio Social “Fundación la Caixa” destaca cómo “a menor población por municipio, mayor es el índice de personas mayores”. En 2016, el porcentaje de mayores de 80 años en municipios con menos de 5.000 habitantes llegaba casi al 10%, un porcentaje que casi dobla la media española. También se debe destacar que la mayoría de la población que se traslada de zonas rurales a zonas urbanas es en su mayoría población femenina, lo que suma otro aspecto importante: la masculinización de las zonas rurales.
Infraestructuras: fundamentales para el futuro.
La coordinadora de la España Vaciada defiende, dentro de sus principales reclamaciones, el plan 100/30/30, que asegura la conectividad a internet en 100 megas en todo el territorio, el acceso a servicios básicos en no más de 30 minutos y una vía de alta capacidad a un máximo de 30 kilómetros de distancia de cualquier localidad. Y es que es fundamental para la supervivencia de estas zonas disponer con garantías de conexiones virtuales y físicas, así como de servicios básicos (que se verían favorecidos por una política de descentralización de las administraciones).
El caso del “noroeste pensionista”
En España la tasa media de dependencia es de 1,95 afiliados por pensionista (incluidas vejez, viudedad o invalidez) en la actualidad, pero como todos los datos medios pueden llevar a engaño a la hora de hablar de la realidad de algunas provincias concretas. Según el informe España 2050 elaborado por Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia del Gobierno de España, mientras catorce provincias, con Madrid y la zona mediterránea a la cabeza, superan los 2 afiliados por pensionista, la realidad del noroeste peninsular es muy diferente.
La provincia de Ourense ha sido la primera en superar la frontera: no llega a un trabajador afiliado por por pensionista (o,95), a la que siguen Lugo (1,05), León (1,12), Zamora (1,19) y Asturias (1,21). ¿Es sostenible el sistema con estos datos?
Según datos del mismo informe, solamente sería sostenible en una situación de 2,5 cotizantes por pensionista, dato que en la actualidad solo cumplen cinco provincias: Melilla, Almería, Madrid, Huelva y Ceuta.
El empleo, el motor del cambio
Desde 1950 las provincias de la España Vaciada han sufrido una alarmante destrucción de empleo, siendo en ocho de ellas superior al 30% (Lugo, Ourense, Zamora, Ávila, Soria, Cáceres, Cuenca y Teruel) y creciendo únicamente en cuatro de ellas: Valladolid, La Rioja, Zaragoza y Albacete. El empleo solo ha crecido
A la luz de estos datos, la situación actual es claramente insuficiente para mantener el sistema por lo que como país debemos afrontar al asunto como una cuestión de Estado. No solo la proporción de cotizantes-pensionistas, o la calidad (y cantidad) de dichas aportaciones o prestaciones marcarán el futuro. La propia evolución demográfica (nada favorable), la productividad, el nivel de empleo y la ubicación geográfica del mismo marcarán el camino de una España equilibrada en términos poblacionales y económicos, o si por el contrario, se confirmará la catástrofe que estos datos vienen anunciando para muchas de nuestras provincias.
El futuro de la España Vaciada… a tres velocidades
Según el informe de FUNCAS se pueden subdividir las provincias de la España Vaciada (con 27 como base) en tres grupos con tendencias diferentes entre ellos. El primer grupo, el que tiene peores registros, está formado por once provincias (Ávila, Cuenca, León, Zamora, Salamanca, Lugo, Ourense, Segovia, Palencia, Soria y Teruel) cuya radiografía las sitúa cerca del punto de no retorno en términos demográficos, pero con unos registros en variables económicas no muy alejados de los del grupo tres.
El segundo grupo formado por Albacete, Ciudad Real, Badajoz, Cáceres, Córdoba y Jaén. Cuentan con una población más joven y una densidad más elevada, pero con variables económicas muy negativas por lo que su futuro pasa por una reactivación económica.
El tercer grupo lo forman Guadalajara, Burgos, Huesca, La Rioja, Valladolid y Zaragoza, que se presentan como las provincias que aun perdiendo población tienen mejores indicadores económicos. Su VAB per cápita está claramente por encima de la media, tienen una baja tasa de desempleo, un elevado peso del sector industrial y una creación de empleo positiva.
Es manifiesta la necesidad de llevar a cabo una discriminación positiva en el desarrollo de políticas que ayuden ya no a fijar población e iniciativas empresariales en dichas provincias, sino a la atracción e instalación de nuevos proyectos personales y empresariales en dichas provincias. Una cuestión de Estado que debe plantear políticas diferenciadas y adaptadas a las realidades de esta España Vaciada que no pierde la esperanza de llenarse de actividad e ilusión para no caer en el olvido resignándose a ser un mero recuerdo de nuestras generaciones pasadas.