“Hay un error en establecer sostenibilidad como un término muy asociado al medioambiente”
“La ciencia es la base de la estrategia de sostenibilidad”
La industria cosmética es líder en España. Nuestro país se posiciona en el top 10 de exportadores mundiales de productos de belleza; de hecho, en 2021 se dispararon un 22,7% las exportaciones en España tras alcanzar un volumen de 5.384 millones de euros. Nos referimos a un sector que creció un 11% en el arranque del año 2022, según datos ofrecidos por la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa). Dentro de este marco, aparece L’Oréal. L’Oréal España es una filial del grupo con el mismo nombre de origen francés, una empresa de belleza que opera a nivel global con más de 36 marcas y casi 100 años a la espalda, siendo la compañía de cosméticos más grande del mundo.
Una posición predominante que se ubica dentro de un sector, el de la belleza y los cosméticos, que busca nuevas formas de comercializar sus productos, reduciendo el impacto medioambiental y creando herramientas y sistemas más respetuosos con el entorno. Sin embargo, la senda hacia la sostenibilidad es mucho más amplia que el propio medioambiente. Así lo cuenta Delia García, directora de Sostenibilidad y RSC de L’Oréal España y Portugal, que expone a Capital la relevancia de este concepto en el ámbito, no solo medioambiental, sino también social y económico.
Los productos de L’Oréal están disponibles en España desde 1914. ¿Cómo ha cambiado la industria cosmética desde entonces? ¿Cuándo se empieza a notar un cambio hacia la vía sostenible?
No me voy a remontar a 1914, pero sí me voy a ir a 1992, que, además de ser un año especial, fue el año de la Cumbre de Río donde se habló por primera vez de desarrollo sostenible, donde se acuñó el término. Unos años después, en 1995, L’Oréal creó su laboratorio de impacto de los productos, trabajando desde ese concepto de ‘impacto’.
L’Oréal es una empresa con una base muy científica ya que, al final, es un químico quien la funda y siempre la ciencia ha sido la clave o uno de los grandes pilares y palancas de innovación. Por eso, tres años después de que se comenzara a hablar de desarrollo sostenible, ya se inició el trabajo hacia ese concepto.
En 2015 surgieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Este año coincide con el que nuestra fábrica de Burgos consigue ser carboneutral, es decir, desde 2017 el agua es 100% circular –se reutiliza, recircula y recicla– por hacer paralelismo entre la línea del tiempo de sostenibilidad y L’Oréal. Si hablamos del sector cosmético, creo que podríamos decir que este sector ha ido bastante adelantado, pero quizás a partir de 2015 es cuando las empresas meten más el pie en el acelerador de la sostenibilidad.
En la compañía tienen el proyecto ‘L’Oréal For The Future’ con compromisos para el 2030. ¿Qué estrategia de sostenibilidad siguen y cuáles son las claves para una estructura empresarial sostenible?
El primer programa estratégico de sostenibilidad aquí se lanzó en 2013, que fue el primer programa que centralizaba la estrategia de sostenibilidad en la compañía. Este nuevo se lanza en 2020 con objetivos más ambiciosos y con el objetivo estratégico de incorporar a todos los grupos de interés de la empresa, lo que denominamos dentro de la estrategia el ecosistema de negocio. Los pilares de sostenibilidad empresarial serían tres que son fundamentales.
El primero es transformar nuestra manera de producir y consumir nuestro negocio desde dentro para que realmente seamos capaces de producir y consumir dentro del marco de los límites planetarios, es decir, toma una vez más la ciencia como base de la estrategia de sostenibilidad. El segundo sería involucrar o empoderar a todo el ecosistema de negocio para poder hacer frente a esto. Está muy bien que te pongas unos objetivos propios, pero si no involucras a proveedores estratégicos o no estratégicos, a los empleados, a los clientes con los que trabajas y, en último término, al consumidor, no se podría hacer frente a este modelo de transformación.
Y, por último, trabajar en líneas de financiación estratégica de programas para ir más allá en los retos globales que escojo. Uno no puede ir a todo, pero sí puede pensar dónde como empresa puedo aportar más. En nuestro caso, elegimos tres en los que establecer el foco: mujeres vulnerables, regeneración de ecosistemas y biodiversidad y economía circular como palanca de transformación.
Este nuevo proyecto surgió en 2020 porque por temas de plan estratégico tocaba, pero es cierto que la pandemia de alguna forma ayudó a poner el foco en aquello que era más importante. Quizá subió en todas las empresas el ESG. La S se elevó un poco, o sea, la parte social, no dejar a nadie atrás y la igualdad de todos los grupos de interés para poder trabajar juntos y que el progreso sea verdaderamente inclusivo.
Me comentaba que la ciencia ha sido y es la base de la sostenibilidad. ¿Cómo intervienen la innovación y la tecnología con la sostenibilidad en el sector de los cosméticos y belleza?
Efectivamente. De hecho, la tecnología es una palanca importantísima para poder llegar a los ODS. ‘Talk for the Future’ es nuestra forma de dialogar con nuestros grupos de interés para llegar a los objetivos estratégicos, además de uno de los paneles que elaboramos juntamente con socios de tecnología o startups. La tecnología está al servicio de la sostenibilidad. Un caso, por ejemplo, es una tecnología que se denomina Giosa.
Esta es una tecnología que reduce un 67% el consumo de agua en las peluquerías estableciendo un cabezal en el grifo que consigue esa rebaja y también disminuye el consumo de energía asociado al calentamiento del agua. Pero este es solo un ejemplo de muchos otros en la industria cosmética.
¿Cómo interfiere la ausencia de procesos sostenibles en la economía de una compañía? ¿Una empresa que no tiene políticas o medidas de sostenibilidad está destinada al fracaso?
Sin duda, básicamente porque no es sostenible. Además, considero que hay un error en establecer sostenibilidad como un término muy asociado al medioambiente. Esto lleva pasando tiempo. Yo que llevo trabajando en sostenibilidad desde el principio es un asunto que tiene mucha discusión. Creo es de igual valor la sostenibilidad económica de un proyecto que la sostenibilidad medioambiental y social que mencionamos antes, es decir, se trata de cómo un proyecto se puede empoderar y ser palanca de cambio social, de transformación y de progreso inclusivo.
Hay que tener en cuenta los tres pilares, en el momento en el que te quedas solamente con medioambiente, te empiezan a reclamar que no eres sostenible. Si un proyecto no es sostenible económicamente, no funciona. Ese transformar la economía es el proceso en el que estamos ahora y es muy difícil porque venimos de una inercia a nivel macroeconómico de trabajar la economía, por un lado, el medioambiente, por otro, y también lo social por separado. Hace que tengamos una inercia que sea muy complicado el proceso de llegar a decir ‘vamos todos a una’.
Hay que hablarse entre los expertos, que en ese proceso estamos desde hace cinco años realmente, que los profesionales financieros dialoguen con los expertos en medioambiente y sociales. Una vez esa conversación ocurra sucede la magia, que no es magia en realidad es un trabajo que hay detrás. Las empresas que no hagan esto no van a sobrevivir, lo tengo clarísimo.
¿Qué imagen tiene ahora el cliente de una empresa sostenible, es algo positivo o más un requisito? ¿Notan más concienciación también por parte de ellos?
Está claro que observamos un consumidor que cada vez está más concienciado y exige más la sostenibilidad, pero efectivamente creo que es un requisito que se da por hecho a las empresas. Las compañías deben ser capaces de ofrecer productos con suficiente calidad, un diseño adecuado, una performance buenísima, y un desempeño del producto que debe funcionar y ser sostenible. Cuidar el planeta es cuidarnos a nosotros mismos y a nuestro futuro, igual que hay que cuidar a las personas en toda la cadena de suministro.
La legislación va a hacer mucho, está haciendo mucho. Las empresas se convencen de este triple impacto y van hacia productos que integran ya la propia calidad del producto la sostenibilidad. Porque el consumidor te lo va a exigir. Luego evidentemente tienen muchísimos otros valores como la inversión en I+D. L’Oreal es la compañía que más invierte en investigación y desarrollo a nivel mundial, pero, sí, el consumidor ya está exigiendo a las empresas ser sostenibles de por sí.
¿El sector cosmético considera que va por buen camino en términos de sostenibilidad?
Sí, sin duda. Hay ejemplos muy claros. En 2013 se creó una metodología que se llama SPOT (Herramienta de Optimización de Productos Sostenibles) para evaluar el impacto de los productos conforme a 14 factores de impacto. Se trabaja en todo el análisis del ciclo de vida del producto, desde el cultivo de las materias primas hasta el fin de vida del producto.
Esto se traduce en 2017 incorporándose en todas las áreas de negocio para poder lanzar una nueva formulación de mejorar el perfil mediante un etiquetado de impacto de los productos. La industria quiere trabajar con la industria, no en tener solamente un etiquetado para nuestra compañía. Sí queremos trabajar de la mano de la industria.
Personalmente, ¿qué diría que es lo más satisfactorio de ocupar el cargo de directora de Sostenibilidad y RSC? ¿Y lo más duro?
Encuentro más cosas positivas que duras. Empezando por lo duro, lo más duro a lo mejor es, por ser sostenibilidad precisamente y ser ese link entre muchos departamentos, funciones y grupos de interés, la agenda y la carga de trabajo que tienes por ser casi el punto de unión. La sostenibilidad es ese unir todos los puntos para que surjan y llevar adelante los proyectos. Eso supone que la agenda se extiende. Asimismo, añadir esa resistencia durante años a la frustración porque tú quieres que vayan más rápido las cosas de lo que en verdad van. Tienes que estar ahí y ser ese impulsor.
En resumen, la resistencia a la frustración y a la agenda. Lo más bonito es que precisamente estamos en un momento precioso de diálogo, de generación de alianzas y ver que las cosas van surgiendo, que los proyectos van saliendo y que realmente hay una transformación detrás. Ser parte de ese proceso de cambio es hermoso. Siempre lo digo: tengo la suerte de que me encanta mi trabajo.
Usted ocupa un cargo de responsabilidad dentro de la compañía. ¿Se encuentra a muchas mujeres directivas dentro del mundo de la cosmética? ¿Y de la sostenibilidad?
En el caso de L’Oréal no hay brecha y el sector cosmético considero que va bastante por delante de muchos otros. En el mundo de la sostenibilidad el papel de la mujer va logrando mucha relevancia. Yo soy parte de la junta directiva de una asociación que se llama Women Action Sustanibility (WAS), que precisamente son mujeres directivas en sostenibilidad con más de 15 años de experiencia donde lo que se trabaja es el posicionamiento de la sostenibilidad contando con el talento femenino. Más que la dirección, también se trata en este tema de que el diálogo ocurra entre hombres y mujeres. Cierto es que hay que seguir trabajando con ello, por eso formo parte de la asociación de WAS.
Es importante trabajar por el posicionamiento de la mujer y el liderazgo femenino, no solo en el sector, sino dentro de la economía en general. Pero decir que, en sostenibilidad, aunque seguimos luchando por ello, surge de forma natural. El liderazgo femenino tiene ciertas características que en el mundo de la sostenibilidad han adquirido bastante importancia, pero a lo que deberíamos ir es a un liderazgo más humano y antropocéntrico en el que el hombre y la mujer tienen mucho que decir. La mujer también.
¿El futuro que nos acontece será positivo? ¿Estamos a tiempo para lograr un mundo más sostenible y concienciado con el planeta?
A través de alianzas el futuro lo veo más focalizado. Esa conversación hacia la sostenibilidad entre lo económico, social y medioambiental es más fluida. Yo soy optimista, creo que el futuro pasará por una conversación entre los agentes del sector, los tres pilares de la sostenibilidad y, de alguna forma, ese camino hacia ser más sostenibles. El problema que existe es que tenemos muy poco tiempo, en realidad 2030 es mañana. Tenemos el gran reto de acelerar la transformación sostenible, pero está ocurriendo.
Hay empresas convencidas y pioneras que llevan trabajando desde hace muchísimos años con el camino muy adelantado, que son palanca para todos los proveedores. Todas las empresas tienen que ponerse las pilas para transformar mucho más deprisa porque tenemos escasos tres años hasta 2025. Hay que ir más rápido, pero yo soy optimista porque considero que se está trabajando de un modo mucho más consensuado, coordinado y teniendo en cuenta a todos los grupos de interés, que esa es la parte más difícil. Estamos avanzando, ahora se produce más diálogo.