Lifestyle, Viajes

Marruecos y África redibujan el mapa del turismo de lujo y ponen a prueba el liderazgo de España

Nuevas ciudades costeras, resorts médicos y proyectos de lujo impulsan el atractivo africano, mientras España y Grecia se preparan para una competencia cada vez más directa

Por Marta Díaz de Santos

El Mediterráneo, hasta ahora dominado por España, Grecia e Italia, ya no es el único escenario de referencia para el turismo de alto nivel. En los últimos años, países como Marruecos y Egipto han acelerado la construcción de megaproyectos turísticos con un objetivo claro: disputar visitantes a los destinos europeos y consolidarse como nuevas mecas del lujo en África.

El caso de Egipto es paradigmático. Con proyectos como Nueva Alamein, inaugurado en 2018, el país ha levantado del desierto una ciudad diseñada para tres millones de residentes y enfocada en el turismo internacional. Torres de lujo, complejos hoteleros y un skyline que recuerda a Dubái buscan atraer a un visitante europeo que busca sol, mar y exclusividad. A largo plazo, se prepara otro desarrollo aún más ambicioso en la región de Matrú, con el puerto deportivo más grande del mundo y capacidad para dos millones de habitantes, con fecha de finalización prevista para 2045.

Marruecos, de destino exótico a rival directo de las playas españolas

Agadir, en la costa atlántica, ha experimentado un boom en la demanda de vuelos -con un aumento del 308 % de reservas entre turistas británicos-, mientras el norte del país se prepara para atraer al público más selecto. El Royal Mansour Tamuda Bay, en la costa mediterránea, se ha convertido en un referente de la nueva tendencia del well-aging: balnearios que mezclan wellness de lujo con medicina preventiva y tratamientos personalizados. Este tipo de propuestas sitúan a Marruecos como un competidor inesperado en la carrera global del turismo de bienestar.

Más allá del caso marroquí, el turismo de lujo africano vive una auténtica expansión. Países como Sudáfrica, Tanzania o Ruanda han invertido en lodges exclusivos y experiencias de safari de alto nivel, captando a un visitante internacional dispuesto a pagar por experiencias únicas. Sin embargo, no todo es positivo: varios estudios advierten de que gran parte de los beneficios se concentran en grandes cadenas o inversores extranjeros, con poco retorno para las comunidades locales.

Para España y Grecia, líderes tradicionales del turismo europeo, estos movimientos representan un desafío estratégico. Con récords de visitantes en 2023 y 2024, ambos países enfrentan problemas de saturación, alza de precios y tensiones sociales en ciudades como Barcelona o Santorini. En ese contexto, el auge de destinos africanos más baratos, menos masificados y con un fuerte componente de lujo puede convertirse en una alternativa atractiva para viajeros internacionales, especialmente británicos y nórdicos.

El Mediterráneo se prepara así para una reconfiguración del mapa turístico. España sigue siendo líder indiscutible en infraestructuras, conectividad y experiencia, pero la apuesta africana es seria y de largo recorrido. Lo que hasta hace poco parecía un complemento exótico, hoy amenaza con convertirse en una competencia frontal.

La pregunta que se abre es clara: ¿están preparados los destinos europeos para defender su posición frente a un vecino del sur que cada vez juega más fuerte en el tablero global del turismo de lujo?

Madrid, capital del lujo para el turismo

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