Pese a la significativa reducción en el número de bancos que operan en España, las cifras sugieren que podría seguir produciéndose una consolidación en el sector
Poco después del estallido de la burbuja inmobiliaria, el sector financiero sintió sobre sí la presión del dedo acusador. En aquel momento, según los datos del Banco de España, operaban en el país hasta 55 entidades bancarias, entre las que se encontraban bancos de toda la vida y cajas de origen local y regional.
Una de las principales decisiones que se tomaron entonces fue la de acabar con las cajas, de entre las que existían muchas con una fuerte responsabilidad en la crisis. De hecho, algunas fueron absorbidas por otros bancos y otras necesitaron una inyección de capital público. El resultado de toda aquella reestructuración fue la reducción del número de bancos. Así, se pasó de superar el medio centenar de entidades a superar por poco la decena.
En la pandemia, se dio un nuevo impulso a esta concentración, principalmente con la fusión entre CaixaBank y Bankia, a la que se sumó hace unos meses la operación entre Unicaja Banco y Liberbank. La cifra actual se reduce a diez bancos, entre los que se encuentran dos grandes grupos multinacionales, un jugador que lidera el mercado nacional, dos bancos más de cierto tamaño que forman parte del Ibex35, más otras cinco entidades de un tamaño más reducido si se comparan con las anteriores.
No hay que olvidar que la reestructuración tiene como principal objetivo la búsqueda de una mayor eficiencia. En pocas palabras, aprovechar las sinergias entre un banco y otro para dar servicio a un mayor número de clientes consumiendo una menor cantidad de recursos.
Los datos de oficinas indican que esa ha sido una de las claves de la transformación del sector en la última década. Según el Banco de España, a finales de junio existían 17.597 oficinas bancarias, 516 menos que en el mismo mes de 2022. Así, se trata del dato más bajo desde diciembre de 1975, cuando el número de sucursales alcanzaba las 17.514.
Algo similar ocurre con las cifras de empleados. A finales de 2022 los bancos empleaban a 162.740 trabajadores, 5.000 menos que un año antes y 100.000 menos que en 2008, cuando se alcanzó el máximo de 278.301 empleados.
Pese a ese largo y complejo proceso de consolidación que ha acabado integrando 55 empresas en diez, el espacio sigue siendo escaso. La consultora Álvarez & Marsal cree que la baja rentabilidad y productividad aboca a los bancos más pequeños a unirse entre sí o con otros mayores.
Para la consultora, el cambio de ciclo en los tipos de interés evidencia que los bancos españoles se mueven a dos velocidades. Las grandes entidades atesoran una gran rentabilidad y productividad, mientras las más pequeñas van a la zaga. El análisis 'El Pulso a la Banca' concluye que los bancos de menor tamaño tendrán que enfrentarse al desafío de mejorar su productividad por sucursal, dado que registran un bajo retorno sobre capital (RoE).
BBVA lidera la clasificación de esa variable, con el 17,9%, frente a Bankinter que se queda en el segundo lugar con un 16,7%. Por su parte, CaixaBank, Abanca, Santander e Ibercaja mantienen ese retorno por encima del 10%. Diferentes son los casos de Sabadell, Kutxabank, Unicaja y Cajamar, que van desde el 8,3% que registra la entidad de origen catalán, hasta el 3,1% de Cajamar.
En el caso de la productividad, los señalados son Abanca, Kutxabank, Unicaja, Cajamar e Ibercaja. Los líderes en productividad por sucursal son Santander y Bankinter, con 292 y 252 millones, respectivamente. También destacan BBVA (208 millones), Sabadell (195 millones) y CaixaBank (177 millones).
"La reducción de oficinas se ha estabilizado, pero algunos bancos siguen optimizando su presencia", señala el informe elaborado por la consultora. Por ello, desde Álvarez y Marsal creen que las fusiones son una posible salida para ganar en eficiencia.