La compraventa de artículos de segunda mano ha crecido rápidamente en España en los últimos años gracias a plataformas como Vinted, Wallapop, Milanuncios y eBay, entre otras. Estas plataformas permiten a los usuarios vender productos usados, desde ropa y electrónica hasta muebles y vehículos. Sin embargo, este auge ha llevado a la Agencia Tributaria a reforzar la vigilancia sobre este tipo de transacciones.
Aunque tradicionalmente vender objetos usados entre particulares no implicaba una carga fiscal relevante, el crecimiento de este mercado y la facilidad de acceso a plataformas digitales han hecho que Hacienda preste más atención a estas operaciones. La normativa fiscal distingue entre usuarios que simplemente venden artículos personales a un precio inferior al de compra y aquellos que, de forma habitual, obtienen beneficios mediante estas transacciones.
En términos generales, vender productos usados a un precio inferior al de compra no genera una ganancia patrimonial y, por tanto, no se considera un hecho imponible en el IRPF. Sin embargo, si un usuario vende artículos con un beneficio, está generando una ganancia patrimonial que, en teoría, debería declararse en la base imponible del ahorro. Además, cuando la actividad se vuelve habitual y con fines lucrativos, Hacienda puede considerar que se trata de una actividad económica, lo que implicaría obligaciones adicionales como el alta en el régimen de autónomos, la liquidación del IVA y la declaración del Impuesto sobre Actividades Económicas.
Qué debes saber si vendes 30 productos al año o facturas más de 2.000 euros en Vinted o Wallapop
En la actualidad, con la aplicación de la Directiva Europea DAC7, plataformas como Vinted, Wallapop, eBay o Milanuncios están obligadas a reportar a la Agencia Tributaria información sobre los vendedores que superen los 2.000 euros de ingresos anuales o realicen más de 30 transacciones en un año. Esto significa que, aunque la mayoría de los usuarios ocasionales no tendrán que tributar, aquellos que alcancen estos umbrales serán notificados a Hacienda y deberán justificar el origen de los fondos o declarar posibles beneficios obtenidos.
En cuanto al Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales (ITP), aunque en teoría toda compraventa de bienes usados entre particulares está sujeta a este tributo, en la práctica su aplicación es residual. Las comunidades autónomas, que son las encargadas de gestionarlo, rara vez lo reclaman en ventas pequeñas entre particulares. Sin embargo, en teoría, el comprador debería liquidar este impuesto mediante el modelo 600, con un tipo impositivo que varía según la comunidad autónoma.
En la práctica, Hacienda se centra en los vendedores que generan ingresos de manera habitual y significativa. La mayoría de los usuarios que venden de forma esporádica no tendrán que preocuparse por declarar estas operaciones, siempre que no obtengan beneficios ni superen los límites establecidos por la directiva DAC7. Sin embargo, es recomendable conservar justificantes de compra para demostrar que los productos se venden por un valor igual o inferior al de adquisición y evitar posibles problemas con la Agencia Tributaria.
Cómo declarar las ganancias por venta de segunda mano
Si al vender productos de segunda mano los usuarios obtienen beneficios, esta ganancia debe incluirse en la declaración de la renta y tributa dentro de la base imponible del ahorro, independientemente de si existen otras fuentes de ingresos o no. El impuesto que se paga por estas ganancias sigue un sistema progresivo por tramos:
- Los primeros 6.000 euros tributan al 19%
- La cantidad entre 6.000,01 y 50.000 euros tributa al 21%
- Entre 50.000,01 y 200.000 euros, el tipo es del 23%
- De 200.000,01 a 300.000 euros, se aplica el 27%
- A partir de 300.000 euros, el porcentaje sube al 28%
Para entenderlo mejor, si un usuario compra un bolso por 100 euros y lo vende por 300, la ganancia obtenida es de 200 euros (300 - 100). Como esta cantidad se encuentra en el primer tramo, tributaría al 19%, lo que significa que debería pagar 38 euros en impuestos (200 x 19%). Si a lo largo del año obtiene una ganancia total de 7.000 euros con varias ventas, los primeros 6.000 tributarían al 19% (1.140 euros de impuestos) y los 1.000 euros restantes al 21% (210 euros más). En total, debería pagar 1.350 euros en concepto de IRPF por esas ganancias.
