La Renta Básica Universal (RBU), también conocida como ingreso básico universal, Renta Básica incondicional o ingreso ciudadano, se presenta como un innovador sistema de seguridad social en el que todos los ciudadanos o residentes de un país reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones.
La RBU es una política social redistributiva que garantiza un ingreso periódico a todos los ciudadanos, independientemente de su situación económica, laboral o social. Este ingreso es proporcionado por el Estado o alguna otra institución pública y busca asegurar que todos los individuos puedan cubrir sus necesidades básicas, promoviendo así una reducción de la desigualdad y la pobreza. A diferencia de otras prestaciones públicas, la RBU no está condicionada a la búsqueda de empleo o a cualquier otra circunstancia personal.
Implementación de la Renta Básica Universal
La implementación de la Renta Básica Universal (RBU) puede variar significativamente según las capacidades y necesidades de cada Estado. Una de las formas más directas es el Ingreso Igualitario, que consiste en conceder la misma cuantía periódica a cada ciudadano sin distinción alguna. Este modelo busca garantizar una base económica uniforme para todos los miembros de la sociedad, asegurando que todos puedan cubrir sus necesidades básicas sin depender de factores adicionales.
Otra forma de implementación es el Ingreso Prioritario, que da preferencia a personas con menores a cargo, discapacitados, o aquellos que no superen un determinado nivel de ingresos. Este enfoque busca atender de manera más específica a los sectores más vulnerables de la población, asegurando que quienes tienen mayores necesidades reciban una ayuda proporcionalmente mayor.
Finalmente, existen combinaciones variadas de estos modelos, ajustadas según las circunstancias específicas de cada país. Estas combinaciones pueden incluir elementos de ambos enfoques anteriores y adaptarse a la legislación, cultura y capacidad económica del Estado, buscando siempre el equilibrio entre universalidad y focalización de la ayuda.
Ensayo-error
Varios países han experimentado con la RBU a pequeña escala, con diversos resultados. En Finlandia, un experimento en 2017 otorgó 560 euros mensuales a 2.000 ciudadanos desempleados, resultando en una mejor satisfacción y salud mental, pero sin mejoras significativas en su nivel de vida. En Canadá y Estados Unidos, experimentos locales en los años setenta no fueron concluyentes y se cancelaron con cambios de gobierno. Suiza rechazó la medida en un referéndum en 2016, mientras que, en Alaska, un cheque anual proveniente de los ingresos del petróleo se distribuye a cada ciudadano desde 1982.
Sam Altman, CEO de OpenAI y figura prominente en Silicon Valley, ha sido un ferviente defensor de la RBU. Preocupado por el impacto de la inteligencia artificial en la economía y la sociedad, Altman ha financiado uno de los mayores estudios sobre Renta Básica Universal hasta la fecha. A través de OpenResearch, se seleccionaron 3.000 participantes en Texas e Illinois con ingresos inferiores a 28.000 dólares, otorgando 1.000 dólares mensuales sin condiciones a un tercio de ellos durante tres años. Los resultados mostraron que los beneficiarios incrementaron su gasto mensual en un promedio de 310 dólares, destinando el dinero principalmente a alimentos, alquiler y transporte. También se observaron mejoras en la salud mental y un mayor apoyo a otras personas necesitadas. No obstante, estos efectos positivos tendieron a desvanecerse con el tiempo, destacando la necesidad de abordar otros desafíos como las condiciones de salud crónicas y el alto costo de la vivienda.
Estas pruebas ofrecen una valiosa perspectiva sobre cómo un ingreso adicional puede cambiar la mentalidad y el comportamiento económico de los individuos, fomentando el emprendimiento y la innovación.
Las dos caras de esta moneda
Los defensores de la Renta Básica Universal (RBU) argumentan que esta medida puede mejorar significativamente la situación económica de las personas con bajos ingresos, reduciendo la necesidad de aceptar trabajos mal pagados y permitiendo a los trabajadores negociar mejores condiciones laborales. Además, la RBU puede estimular el autoempleo al reducir los riesgos asociados y facilitar la creación de negocios. También podría reducir el fraude laboral, ya que la RBU no se perdería al encontrar empleo, disminuyendo así el trabajo ilegal. Un mayor ingreso disponible podría aumentar el consumo y la demanda agregada, estimulando el crecimiento económico. Finalmente, la RBU fomenta una sociedad más reflexiva, con mayor dedicación al progreso social y valores democráticos, al asegurar que las necesidades básicas de todos los ciudadanos estén cubiertas.
Sin embargo, los detractores señalan varios problemas potenciales. Podría generar inflación al aumentar la demanda sin un incremento proporcional en la oferta de bienes y servicios. Además, la RBU podría desmotivar a los ciudadanos para trabajar, afectando negativamente al mercado laboral. También existe el riesgo de que la RBU erosione los valores cívicos y debilite las instituciones democráticas al fomentar la dependencia del Estado. Finalmente, la alta presión fiscal necesaria para financiar la RBU podría disuadir inversiones y perjudicar la creación de empleo, afectando negativamente la economía a largo plazo.
La Renta Básica Universal es una propuesta ambiciosa y controvertida, con potenciales beneficios y riesgos significativos. Mientras los experimentos continúan ofreciendo datos valiosos, el debate sobre su implementación a gran escala sigue abierto. Sin embargo, la viabilidad de la RBU dependerá de factores complejos y multifacéticos que requieren un análisis profundo y una cuidadosa consideración.
