Identificar los puntos de mejora, elaborar estrategias adaptadas a los consumidores y a las circunstancias actuales, unido a un estricto control de las finanzas, son algunas de las claves para emprender
Al contrario de lo que se podría pensar, la actual situación económica e, incluso, sanitaria, ha dado el impulso necesario a todas aquellas personas indecisas hacia el camino del emprendimiento. Sobre todo, aquellas que han visto afectado su puesto de trabajo como consecuencia de esta inestabilidad. He ahí una de las razones más poderosas que, junto a la digitalización, ha llevado a todos ellos a reinventarse y montar su propio negocio.
Desgraciadamente, solo un 25% de las empresas de nueva creación son capaces de sobrevivir al primer año de actividad. Quizás haya oído alguna vez estos datos, ya que no son pocos los estudios que estiman entre un 75% y un 80% las caídas de las empresas que quiebran o entran en bancarrota en el primer año de vida. Porque nadie dijo que el camino del emprendimiento fuera fácil. Algunas malas decisiones tanto estratégicas como comerciales, unidas a un mal control de las cuentas y a una rigidez en la estrategia que no permita adaptar el negocio a las circunstancias actuales o a los requerimientos de los consumidores, son algunos de los factores que pueden precipitar la quiebra de una empresa.
Esto no es solo una cuestión o circunstancia que se presenta en el primer año, ya que, si volvemos a hacer hincapié en los datos, no son nada alentadores para el resto de años venideros. Se estipula que un 60% de dichos negocios no sobreviven a una segunda actividad, frente al 45% que se declararán en bancarrota en el tercer año, un 36% en el cuarto y, por último, un 29% lo harán en el quinto año. Bien es cierto que la cifra desciende cuanto mayor tiempo esté en activo la empresa, lo que no quiere decir que pasado este periodo de tiempo el negocio esté a salvo.
¿Cómo prevenir esta situación? Las 5 claves para emprender
Para evitar llegar a esto hay ciertos puntos en los que se debe prestar especial atención desde los primeros meses de vida del proyecto. Es importante identificar a tiempo los puntos de mejora para descubrir de dónde provienen las dificultades, así como elaborar nuevas estrategias que permitan adaptarse a cualquier imprevisto que, tanto la situación de ese momento, como los propios clientes, demanden. Todo ello, bajo un estricto control de las finanzas, con el objetivo de garantizar un correcto flujo de dinero con el que poder garantizar el desarrollo planteado al inicio del proyecto. En definitiva, encauzar el negocio en la dirección correcta.
1- Plan de negocio claro
Parece una obviedad, pero no lo es. Por muy raro que parezca, muchos emprendedores se lanzan a la aventura sin tan siquiera haber considerado y analizado el mercado, su rentabilidad o sus riesgos. La falta de preparación técnica es uno de los factores clave que puede llevar a la quiebra de una empresa si no se tiene clara la dirección y no se ha planificado bien desde el principio. Desarrollando una propuesta de valor clara podremos evitar errores futuros y, por supuesto, marcar las directrices que establezcan cuál será la misión, los valores, los objetivos y el público al que va destinado nuestro proyecto.
Es importante conocer el mercado en el que queremos operar, analizar la competencia y el rango de precios en los que se mueve y, por supuesto, presentar un plan de rentabilidad, costes e inversión que se requiere para comenzar. Todo ello, nos dará una visión clara y más completa de las posibilidades reales de necesidad o de crecimiento que tiene o puede tener nuestro proyecto en el mercado.
2- Sé flexible en la estrategia
Sé flexible. Esta es una máxima que se debe tener en cuenta desde el principio. El proyecto puede evolucionar y, de hecho, debe hacerlo. Por supuesto, partirá de una primera idea inicial, pero en su camino de desarrollo pasará por muchas fases en las que los cambios serán continuos buscando hacerse un hueco en el mercado ya existente. De no aceptar dichos cambios y no reconducir la situación cuando todavía se está a tiempo, son algunas de las razones más habituales de fracasos empresariales ya que, cualquier empresa que se precie, debe tener siempre la necesidad constante de actualizarse para no perder notoriedad o relevancia y, por supuesto, no caer en el olvida o, peor aún, en desgracia.
No importa como de buena sea la idea inicial si esta no aporta rentabilidad a corto o medio plazo. Por ello, deberá asegurar que el plan de negocio que previamente ha preparado es lo suficientemente flexible y adaptable a las circunstancias que se vayan planteando en el día a día de la empresa y, por supuesto, en las demandas de los potenciales consumidores.Debe ser capaz de adaptarte a ellos y a sus necesidades. “Reinventarse o morir”.
3- Conoce bien al público objetivo
Tan importante como el plan de negocio para conocer la viabilidad del proyecto es entender bien al público al que va dirigido. ¡No vaya a ciegas! Pues de nada sirve lanzar una campaña publicitaria si no conoce ni sus intereses, ni sus preferencias, ya que, si sabe lo que realmente quieren y están buscando, será mucho más fácil llegar a ellos.
Realice un estudio sobre sus potenciales consumidores para recabar toda la información posible como intereses, motivaciones, aficiones, profesión… Todo ello le ayudará a dirigir sus campañas de marketing con más precisión para incidir directamente en su deseo de compra. Identificar y clasificar a su audiencia le permitirá poner en marcha acciones más precisas y específicas para cada grupo de clientes, lo que hará que aumente su capacidad de convencer con respecto a su decisión de compra.
4- Optimiza el gasto
Por supuesto, para que una empresa se mantenga en el tiempo es importante hacer un buen uso del capital tanto humano como económico. No malgaste ni sus recursos, ni el dinero, reduce al mínimo los gastos e invierte en aquello que sea imprescindible, es decir, prioriza. Planificar todo esto en un presupuesto le servirá de mucha ayuda para gestionar su inversión de forma mucho más eficiente, ya que la improvisación nunca ha sido buena consejera en estos temas y lo más probable es que se quede muy lejos de los beneficios que estimaste en un primer momento.
Si su proyecto necesita financiación deberás estudiar muy bien el producto y el canal adecuado para llevarlo a cabo. El uso de tarjetas de crédito no es un buen mecanismo de financiación y, en realidad, es más usual de lo que pensamos. Este tipo de créditos no están diseñados para este fin y es muy fácil caer en bancarrota o endeudarse y poner en peligro la estabilidad financiera del negocio. Para que todo esto no ocurra es imprescindible que se rodee de un buen equipo administrativo que lleve un control exhaustivo de todas las finanzas.
5- Innovación y Digitalización
Dos conceptos que van de la mano, pues innovar no es un recurso que solo puedan emplear las grandes compañías, sino que está al alcance de cualquier proyecto. Se trata, básicamente, de adaptar nuestro producto o servicio a las necesidades del mercado para proporcionar una ventaja competitiva y así conseguir mayores beneficios económicos.
Y aquí es donde entra la digitalización a la que la mayoría de empresas han tenido que hacer frente en tiempo récord en los últimos dos años, sufriendo graves pérdidas económicas aquellas que no han dado el salto y no se han adaptado a las circunstancias actuales. Además, las nuevas tecnologías nos ayudan a poder ampliar nuestro rango de actuación, siendo capaces de llegar a un mayor número de clientes potenciales. Una gran herramienta que nos permite innovar en nuestros procedimientos y ser mucho más competitivos.