La semana pasada, Iberdrola presentó una denuncia contra Repsol en el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Santander por "competencia desleal y publicidad engañosa". Su queja, el "greenwashing", un método que ya está dando que hablar incluso entre las personalidades del gobierno.
¿En qué consiste el "greenwashing"?
El término greenwashing tiene su origen en la década de 1980, acuñado por ambientalistas que empezaron a observar prácticas comerciales y de comunicación engañosas en sectores como el de la hospitalidad, si bien tuvo algunos antecedentes como el concepto de “ecopornografía” ya desde el inicio del movimiento ecologista de los años sesenta.
Traducido al español significa literalmente "lavado verde", en referencia a cómo ciertas empresas disfrazan sus actividades más cuestionables bajo una fachada de sostenibilidad y ecología para limpiar su imagen o evitar injerencias externas en dichas actividades. La propia Iberdrola explica en su página web de forma detallada en qué consiste esta práctica.
Para camuflar estas actividades, las compañías optan por la desinformación, mediante campañas de publicidad y comunicación. Se hace hincapié en la promoción de productos "ecofriendly", se desvía la atención mediante la promoción de una parte residual del negocio, se publicitan los beneficios de un producto cuyos beneficios no son creíbles o se exageran los esfuerzos de la empresa para con la sostenibilidad.
Para identificar estas prácticas, basta con buscar las incoherencias utilizadas por el emisor para vender algo como verde, además de comparar dicho método con otros proyectos similares. Si no encontramos fuentes que indiquen que esa empresa está haciendo lo correcto, ni existen indicios de ello, o si los anunciantes han puesto demasiado empeño en recalcar la importancia de la sostenibilidad, es muy posible que esa compañía esté utilizando el greenwashing.
Iberdrola contra Repsol
Así, llegamos al caso de Iberdrola, que ha demandado a Repsol por "promocionar iniciativas insostenibles, cuando su oferta multi-producto busca fomentar el uso de carburantes".
Además, el grupo presidido por Ignacio Sánchez Galán cree que las campañas de Repsol "constituyen una infracción de la Ley de Competencia Desleal, al incluir actos de engaños y omisiones engañosas sobre el compromiso medioambiental de la compañía".
Iberdrola considera estos intentos de lavado de imagen de Repsol como puramente de "ecopostureo", una palabra que define bien el concepto que trae de fondo esta clase de métodos.
Por otra parte, la empresa energética ha afirmado que las prácticas de Repsol "terminan por erosionar la confianza del consumidor en las iniciativas de sostenibilidad y socavan los esfuerzos de las empresas que realmente estamos trabajando por construir un mundo más sostenible".
El escrito se interpone al amparo de la Ley de Competencia Desleal, basándose en los artículos de actos de engaño (art. 5), omisiones engañosa (art. 7) y publicidad ilícita (art. 18) en el marco de sus campañas de publicidad y comunicaciones corporativas.
Según Iberdrola, Repsol es una compañía dedicada “principalmente a la exploración, explotación y comercialización de combustibles fósiles altamente contaminantes, teniendo en cuenta sus magnitudes económicas”.
En este sentido, la eléctrica recoge que en el año 2022 Repsol ha aumentado sus emisiones de CO2 en un 16%, "siendo el mayor emisor de CO2 de España, que ha destinado el 82% de sus inversiones a combustibles fósiles y solo el 0,82% a la producción de energía renovable en 2022 y que "tan solo el 0,4% de sus ingresos provienen de actividades de generación renovable en 2022". Además, recuerda que Repsol ha sido ya sancionada en dos ocasiones por "greenwashing" por las autoridades de Reino Unido.
Repsol responde
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, aseguró que la demanda presentada por Iberdrola contra su compañía por "greenwashing" revela el "nerviosismo" de la energética liderada por Ignacio Sánchez Galán y también que con esta denuncia busca "limitar el crecimiento" de Repsol en el sector eléctrico.
"A Repsol no le va a distraer una demanda judicial de una empresa que no está acostumbrada a competir en un mercado abierto, sino que más bien está acostumbrada a moverse en entornos regulados que dependen del Boletín Oficial del Estado. Con esta demanda, carente de fundamento jurídico, lo primero que demuestran es que están nerviosos", ha afirmado Imaz durante una jornada organizada por Funseam y la Fundación Repsol denominada 'Energía y economía, un binomio de futuro'.
"En segundo lugar, que quieren limitar la competencia y, además, quieren limitar el crecimiento de un operador como es Repsol, emergente en el sector eléctrico", ha añadido el directivo en su intervención.
En esa línea, ha opinado que España tiene mucha capacidad industrial, tecnológica y talento para abordar la descarbonización utilizando las tecnologías al alcance del país.
"Repsol tiene una apuesta muy clara por los combustibles renovables, una apuesta por reducir las emisiones del transporte sin que la factura la pague la sociedad y sin que se cargue esa factura sobre las personas con menos recursos en la sociedad y sin que, por ejemplo, el ciudadano se vea obligado a cambiar de coche o a financiar con sus impuestos subvenciones que no están consiguiendo el objetivo que es reducir las emisiones de CO2", ha argumentado.
La disputa llega a Teresa Ribera
La vicepresidenta Tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, al ser preguntada sobre la disputa, afirmó que es "absolutamente neutra" en la demanda interpuesta por Iberdrola contra Repsol por competencia desleal, y defendió una agenda verde que no lleve a la "confusión".
Ribera, que considera "relevante" que las empresas sean exigentes con la confianza requerida, ha pedido al CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, que continúe con la transformación de su compañía.
En relación a esta cuestión, ha afirmado que es "muy interesante ver cómo hay una demanda clara por parte de la sociedad europea de confianza, de ser claros".
Según ha apuntado, la agenda verde es importante y no se puede pedir "un recreo a las alteraciones del sistema climático", sino que hay que seguir apostando por una transformación de los sistemas productivos y eso "obliga a facilitar la generación de oportunidades industriales, sociales y de adaptación".
Ribera ha manifestado que, detrás de esa agenda verde hay un "gran esfuerzo y un gran compromiso económico", y cree que se requiere "confianza y, sin embargo, yo creo que esto requiere, como digo, confianza, "que lo que se diga, que lo que se anuncie, tenga una realidad detrás".
A pesar de todo, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha cargado contra Ribera con las siguientes declaraciones: "De una forma sincera y directa me atrevo a preguntar a Teresa Ribera: ¿Queremos industria, señora Ribera? Nosotros la queremos. Repsol apuesta por una oferta multienergía que atiende las necesidades de los ciudadanos y apostamos por un principio básico que es el de neutralidad tecnológica, es decir, que cualquier tecnología que ayude a reducir las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) sea utilizada".