El nombre de Viktor Orbán suscita una señal de alerta por sí solo. En el caso de la OPA que un grupo húngaro ha hecho a Talgo, el primer ministro de Hungría no tiene un papel protagonista, pero sí secundario, ya que Magyar Vagon tiene una relación estrecha con el poder de ese país.
Empezando por el principio, hay que decir que, si bien el nombre ha acabado trascendiendo en los medios de comunicación, Talgo ha intentado mantener el secreto en todas sus comunicaciones. De esa forma, la primera vez que se hizo público el interés de un inversor se obvió el nombre, pero no la nacionalidad, lo que dio lugar a todo tipo de especulaciones.
Estas señalaron a DJJ Group, un grupo húngaro con más de 95 años de historia. Tras ella se sitúa Andras Tombor, un empresario de ese país que fue asesor de Viktor Orbán entre 1998 y 2002. En concreto, sus consejos abarcaban los campos de la seguridad nacional y las inversiones. El sector del ferrocarril ha sido el que ha centrado su interés en los últimos años.
Más recientemente y tras la revalorización de la acción de Talgo, la CNMV suspendió la cotización y fue en ese momento cuando se señaló a Magyar Vagon como la empresa responsable de la OPA. Hay que decir que DJJ Group es propiedad de Magyar Vagon y de TMH International, así que los apuntes no iban mal encaminados.
Si bien puede parecer que la relación entre Orbán y Tombor y, por extensión, esta empresa, no es tan cercana, en los últimos tiempos se han dado pasos que dan otra visión. Tanto es así que en octubre cerró la compra del 75% de la propiedad de una planta propiedad de MÁV Vagon, la cual forma parte del Grupo Ferroviario Estatal Húngaro.
Según dijo la propia Talgo, la intención del grupo húngaro es comprar el 100% de la compañía para aprovechar las sinergias con la empresa ferroviaria. La incógnita es si se producirá el visto bueno del principal accionista, Trilantic, la empresa que posee el 40% de Talgo. La oferta llevaría a una valoración de 632 millones de euros, menos de los 603 millones en los que está valorada Talgo. Así, el precio ofrecido por acción es de 5 euros, mientras ahora está valorada 4,7 euros.
Escudo antiopas
En los últimos tiempos, el Estado ha sido protagonista en diferentes operaciones corporativas. Especialmente, en el caso de Telefónica, cuando la saudí STC sorteó los límites que marca el escudo antiopas para poder llevar adelante su operación. La situación se saldó con la entrada del Estado en la empresa de telecomunicaciones, al no poder frenar la entrada del grupo saudí.
El escudo, ampliado en julio del año pasado, atañe a sectores muy diversos, que se pueden resumir como aquellos que afecten a la seguridad y a la soberanía de ciertas infraestructuras. De esa forma, se pueden nombrar infraestructuras críticas como son la energía y también el transporte, e infraestructuras aeroespaciales, entre otros. En otro capítulo aparecen las llamadas tecnologías clave, que incluye categorías como los sistemas avanzados de fabricación.
En ese sentido, el espectro es tan amplio y poco preciso que la intervención queda en el tejado del Gobierno. Con todo y según informa Economía Digital, el grupo húngaro se ha mostrado dispuesto a mantener las cosas como están en Talgo, es decir, a mantener la sede y el personal. Esto es del gusto de Trilantic, que por lo que el grupo ha recibido con optimismo la oferta.
Hasta este momento, la CNMV mantiene la suspensión de la cotización de Talgo, a la espera de que se concreten los planes de la compañía húngara.