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Lifestyle, Economía

¿Existe realmente la clase media en España?

Desigualdad generacional y la trampa de los dos salarios desafían la percepción de la clase media en España

Clase media
Por Nuria V. Martín

La cuestión de si existe una clase media en España es un tema de debate constante, influenciado por factores económicos, sociales y culturales. Definir quién pertenece a esta categoría no es sencillo y depende de varios indicadores.

Cualquier ingreso cuenta

Clase media

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) define como clase media a aquellos hogares cuyos ingresos se sitúan entre el 75% y el 200% de la renta mediana del país. En el caso de España, con una renta mediana de 1.814 euros mensuales, se considera de clase media a quienes ganan entre 1.360,50 euros y 3.628 euros al mes. Sin embargo, esta definición estrictamente económica no capta la totalidad de la experiencia y la percepción de la clase media.

Además del ingreso mensual, varios factores deben tenerse en cuenta al evaluar la pertenencia a la clase media: la seguridad de los ingresos es crucial y no se puede medir igual a quien percibe 2.000 euros brutos al mes como autónomo, con ingresos irregulares, que tener un empleo fijo con el mismo salario; invertir en bienes raíces, acciones u otros activos pueden influir en la percepción y realidad económica de una persona; Además, con el tiempo, la inflación afecta el poder adquisitivo.

Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 61,2% de los españoles se considera de clase media. Sin embargo, esta percepción no siempre coincide con la realidad económica. En 2020, se observó que un 19% de quienes se consideraban de clase media tenían ingresos entre 900 y 1.200 euros al mes. Además, un 33% de los españoles caería en la pobreza si tuviera que renunciar a tres meses de salario, lo que pone en duda la solidez de esta autopercepción.

Cualquier tiempo pasado

Clase media

En generaciones pasadas, solo trabajaba uno de los cónyuges, mientras que el otro realizaba tareas del hogar que, aunque no remuneradas, aportaban un valor económico significativo. En la actualidad, con ambos cónyuges trabajando, los gastos en servicios externalizados (como cuidado de niños, limpieza, comida preparada, etc.) han aumentado considerablemente. Esto implica que, a pesar de tener dos ingresos, muchas familias no experimentan una mejora sustancial en su bienestar económico.

Otro aspecto crucial es la creciente desigualdad entre generaciones. Los jóvenes tienen dificultades para acumular riqueza, en gran parte debido a la precariedad laboral y la dificultad de acceso a la vivienda. En contraste, la generación de sus padres ha visto cómo sus propiedades inmobiliarias se han revalorizado y han disfrutado de carreras profesionales más estables. Por ello, la riqueza acumulada por las personas mayores de 65 años es seis veces superior a la de los menores de 35 años, que está por debajo de los 20.000 euros, mientras que el 50% de los jóvenes tiene menos de 2.700 euros en el banco.

A pesar de la percepción generalizada de pertenencia a la clase media, la realidad económica y social de muchos españoles difiere notablemente de esta visión. La clase media en España enfrenta desafíos complejos, desde la estabilidad laboral hasta la capacidad de ahorrar. La autoidentificación como clase media puede llevar a conformarse con una estabilidad precaria, cuando una vida digna implica mucho más que simplemente llegar a fin de mes.

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