Las asociaciones y agrupaciones que trabajan por lograr una mayor sensibilización y concienciación del Trastorno del Espectro Autista (TEA) en la sociedad son cada vez más numerosas. Miguel Ángel de Casas, presidente de la Confederación Autismo España, habla con Capital sobre qué es el TEA, cómo detectarlo, cómo trabajan desde la Confederación y las dificultades laborales y sociales a las que se enfrenta el colectivo cuando llega a la mayoría de edad.
Conoce el Trastorno del Espectro Autista
Autismo España se constituyó como confederación estatal en 1999. Desde entonces, el presidente asegura que hay un mayor conocimiento social y que el autismo ha entrado a formar parte de la agenda política y de los medios de comunicación, también en series de TV y películas. A pesar de esto, aclara que queda mucho camino por recorrer para desterrar las falsas creencias y prejuicios para promover su participación social. Desde la Confederación, trabajan en liderar un cambio basado en incorporar nuevas herramientas y metodologías. “Hay que responder a las demandas del colectivo con soluciones innovadoras”, comenta De Casas.
En el caso del TEA, es una discapacidad “invisible”, ya que no lleva asociada ningún rasgo físico diferenciador, por lo que los primeros meses de vida no es fácilmente detectable. “Un diagnóstico precoz es clave para acceder cuanto antes a una atención temprana específica y especializada”, señala el presidente, que relata que es imprescindible detectar al niño con TEA para favorecer su desarrollo y bienestar emocional.
Los síntomas varían entre los distintos casos, pero Autismo España destaca reacciones como el escaso contacto ocular, la falta de respuesta a su nombre, escasa imitación de gestos de forma espontánea o la falta de sonrisa social. Según palabras del presidente, lo principal para avanzar es la empatía y una mirada abierta. “La accesibilidad cognitiva garantiza que todas las personas lo puedan comprender”, afirma.
Inserción laboral de las personas con autismo
Dentro del ámbito de la discapacidad, las dificultades laborales a las que se enfrentan las personas con TEA cuando alcanzan la edad adulta son muy amplios. Según cifras de la Asociación Autismo Europa, entre el 76 y el 90% de la población con TEA se encuentra en situación de desempleo. “El colectivo de personas con TEA se sitúa a la cola de la inclusión laboral”, afirma De Casas, que puntualiza que los pocos que trabajan lo hacen en condiciones laborales precarias, con empleos inestables y sin apenas expectativas de desarrollo o promoción laboral. El colectivo se enfrenta a la falta de oportunidades y a prejuicios existentes en el tejido empresarial que no se trabajan para paliarlos desde el sistema educativo.
“Las dificultades para su acceso al empleo comienzan en la etapa escolar”, expone De Casas, que apunta que la oferta educativa no se adapta a sus necesidades específicas y es el primer paso para su futura vida laboral. Además, hace hincapié en la ausencia de programas específicos de apoyo y de modelos de formación dual. A esto se suma que existen importantes desigualdades entre las diferentes comunidades autónomas, ya que “el desarrollo de servicios de empleo dirigidos a las personas con TEA en España es limitado y territorialmente disperso”, aclara. Las adversidades laborales es una de las principales preocupaciones de la Confederación Autismo de España, junto con el desarrollo del Plan de acción de la Estrategia Española en TEA.
Esta demanda se remonta a 2015, cuando el Consejo de Ministros aprobó la Estrategia Española en Trastorno del Espectro del Autismo. La Confederación argumenta que sería un marco de referencia que debe realizar acciones que contribuyan a ofrecer una orientación común que garantice el disfrute efectivo de los derechos del colectivo. “El Plan de acción de la Estrategia debería haberse materializado en el plazo de un año, pero seis años después su desarrollo está prácticamente paralizado”, recalca el presidente. Añade también que luchan por una mayor investigación y transferencia del conocimiento y formación de profesionales, además de conseguir que se reconozca a nivel administrativo y normativo la especificidad del TEA. “Es preciso que el tejido empresarial deje a un lado los prejuicios”, concluye.