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En 2024, el mercado de reservas financieras globales experimentó un cambio significativo al ver cómo el oro superaba al euro para convertirse en el segundo activo más valorado, solo por detrás del dólar. Este cambio fue impulsado por la revalorización del metal precioso debido a las compras masivas realizadas por bancos centrales en todo el mundo, según el informe anual del Banco Central Europeo (BCE) sobre ‘El papel internacional del euro’. La participación del oro en las reservas mundiales de divisas a precios de mercado aumentó al 20% en 2024, superando al euro, que mantuvo una cuota del 16%. Estas cifras sitúan al dólar como líder indiscutible, representando el 46% de las reservas. Con el precio del oro alcanzando nuevos máximos, su participación en las reservas mundiales de divisas a precios de mercado, con un 20%, superó la del euro (16%) El BCE informó que los bancos centrales compraron más de 1.000 toneladas de oro en 2024, el doble de la cantidad anual promedio de la década anterior. Las encuestas indican que dos tercios de estas instituciones invirtieron en oro para diversificación, mientras que dos quintos lo hicieron para protegerse de riesgos geopolíticos. Actualmente, las reservas de oro de los bancos centrales alcanzan las 36.000 toneladas. La invasión de Ucrania por parte de Rusia en 2022 impulsó la demanda de oro como reserva monetaria, hecho que persiste hasta hoy. Aunque la joyería sigue siendo el principal uso del oro (70% de la demanda mundial), su rol como inversión ha ganado importancia. Preocupaciones por sanciones y cambios en el sistema monetario internacional también han motivado a los bancos centrales de economías emergentes a incrementar sus reservas. Existen más indicios de que las consideraciones geopolíticas influyen en las decisiones de los bancos centrales para invertir en oro Los principales compradores de oro…
El 90% de las instituciones monetarias internacionales investiga esta tecnología de las monedas digitales El euro digital estará en circulación en 2025 y el prototipo estará listo a finales de este año  El mundo digital ha penetrado con fuerza en el sector de los pagos en los últimos años. Una tendencia que, obviamente, se ha visto acelerada con la pandemia. Así, las tarjetas contactless o el móvil han ido desplazando el uso del dinero en efectivo. Solo en Europa, se registrarán 61.816 millones de transacciones en 2026, una cifra que crecerá a un ritmo interanual del 17% en los próximos años, según Telecoming.  “Aunque la digitalización es un fenómeno general que incide sobre prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida, creo que es en este de los pagos en el que las oportunidades que abren las nuevas tecnologías se están desarrollando con mayor velocidad”, indica Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, en el prólogo del documento sobre dinero digital y sistemas de pago publicado por Fide.  Este horizonte, a la par que el auge de las criptomonedas, ha aumentado el interés de los diferentes bancos centrales por desarrollar sus monedas digitales. No en vano, según el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) cerca del 90% de los bancos centrales está investigando activamente el potencial de las CBDC o central bank digital currency, un 60% está experimentando con la tecnología y un 14% está implementando proyectos piloto.  Los más avanzados en este campo son el yuan digital (e-CNY) y el dólar de arena (Bahamas), que ya es una realidad. En el caso de China, lleva dos años realizando pruebas de su moneda digital. Según datos del departamento de mercados financieros del Banco Popular de China, en este periodo las transacciones acumuladas del yuan digital alcanzaron…
Por Borja Carrascosa, director de Capital Alemania también sufre. Por primera vez en los últimos 13 años, los inversores empiezan a operar y, sobre todo, a planificar movimientos en un escenario geopolítico y económico cada vez más próximo a la realidad. En este “proyecto” global de mundo real, a pesar de la cobertura de los bancos centrales, también es posible que ocurran cosas muy malas. Tras sufrir el impacto de la pandemia, y en pleno proceso de recuperación, pocos esperaban que Rusia invadiera Ucrania, que hubiera una crisis migratoria o que los precios se dispararan dos dígitos. Pero ocurrió. En este contexto, la inflación y la crisis de la cadena de suministro impiden a la Reserva Federal (Fed) y al Banco Central Europeo (BCE) seguir siendo los protectores del mercado. En vez de eso, deben combatir las subidas de precios con políticas monetarias más agresivas para que la economía real -de un mundo que aspira a ser también “real”- respire. Después de muchos años sin gestionar los riesgos de una forma activa, la geopolítica y el conflicto en Ucrania obliga a los diferentes países a revisar estrategias inversoras. De hecho, este nuevo contexto ha puesto en entredicho hasta la aparentemente intocable e incuestionable solvencia de Alemania. "tras muchos años sin gestionar los riesgos de forma activa, la guerra obliga a los países a revisar sus estrategias" Europa depende de Rusia, Ucrania y Bielorrusia especialmente en el ámbito energético, pero no solo en el segmento del gas -el 37% del consumo anual y difícilmente sustituible-, el petróleo -el 21%, cuyo relevo supondrá pagar costes mayores- o los combustibles fósiles -el 45%-. El suministro de hierro, níquel o paladio, así como el de varias semillas oleaginosas, también se ha visto perjudicado, y Alemania, en este contexto, es el país más expuesto por…