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Actualmente, diversas herramientas de IA diseñadas para optimizar desde proyectos hasta estrategias de marketing. A continuación, exploramos las mejores herramientas de IA para distintos usos. Pero antes, es crucial entender las diferencias entre Inteligencia Artificial y automatización, ya que son dos conceptos que frecuentemente se confunden o se utilizan indistintamente, pero es esencial comprender sus diferencias para aprovechar al máximo sus capacidades en el ámbito empresarial y tecnológico. La automatización se refiere al uso de sistemas o máquinas que operan bajo un conjunto de reglas predefinidas para ejecutar tareas repetitivas. Estas tareas, que pueden volverse monótonas para los humanos, son realizadas por la automatización de manera eficiente y sin errores, gracias a su capacidad para trabajar de manera ininterrumpida. Ejemplos típicos incluyen los sistemas de ensamblaje en manufactura o los procesos de gestión de datos. La inteligencia artificial, en cambio, implica sistemas que no sólo ejecutan tareas basadas en reglas, sino que también hacen predicciones y toman decisiones basándose en datos y experiencias previas. Esto permite que la IA aprenda y se adapte con el tiempo, mejorando su desempeño en tareas complejas que van más allá de la simple repetición. Un ejemplo claro es un chatbot de servicio al cliente que puede aprender de las interacciones pasadas para ofrecer respuestas más precisas en el futuro. Un subconjunto especializado de la Inteligencia Artificial es la IA Generativa, que ha ganado atención por su capacidad para crear nuevo contenido, desde texto e imágenes hasta música y códigos de programación. Esta capacidad de generar nuevos productos basados en patrones y datos existentes distingue a la IA generativa de otros tipos de tecnología, permitiendo innovaciones que antes eran impensables. La elección entre automatización e inteligencia artificial depende de las necesidades específicas del negocio. La automatización es una solución para tareas repetitivas, ya que brinda…
“Caminamos hacia el pleno empleo, especialmente para ciertos oficios, y con tendencia a que la ‘guerra por el talento’ se recrudezca por motivos demográficos” En los últimos años estamos viviendo una revolución en la función de gestión de personas. Tras unos ejercicios en los que parecía haber perdido protagonismo, este departamento recupera su posicionamiento en los comités de dirección y contribuye de manera muy importante a los resultados de las empresas.   Los altos niveles de paro, una inflación muy baja y unos sindicatos enfocados en mantener el empleo durante la crisis llevaron a algunos directivos a pensar que la aportación de RRHH se reducía a gestionar de forma reactiva las demandas del negocio. Pero, en poco tiempo, la realidad ha dado un importante vuelco: caminamos hacia el pleno empleo (especialmente para ciertos oficios) y con tendencia a que la ‘guerra por el talento’ se recrudezca por motivos demográficos. Suben los precios y se incrementa la capacidad de negociación de trabajadores y sindicatos.  En este nuevo contexto, el crecimiento, la rentabilidad y la sostenibilidad del proyecto empresarial (las tres grandes metas, según nos recuerda McKinsey) conectan de lleno con la capacidad para atraer, fidelizar y gestionar el talento.  Hoy casi todas las compañías tienen como principal reto el conseguir los mejores profesionales, que se vinculen con el proyecto y den lo mejor. Igualmente, acordar unas condiciones de trabajo que mantengan la competitividad de la empresa, al tiempo que contribuyen a los objetivos anteriores, es otra alta prioridad.   Tenemos nuevos retos, pero también nuevas herramientas para dar respuesta. Contar con un proyecto de marca empleadora, revisar la experiencia del empleado intentando aportar un diferencial respecto a nuestros competidores y conectar a los empleados con el propósito de la empresa, son objetivos claros. A la hora de atraer talento, las redes sociales tienen…
Madrid, 8 de octubre de 2020. Las empresas tendrán que abonar a los empleados los gastos relacionados con los medios técnicos y las herramientas necesarias para llevar a cabo su actividad laboral de forma remota. Así lo establece la recién aprobada Ley del Teletrabajo en España, que regula las bases de una actividad que la pandemia ha impuesto a marchas forzadas. Esta digitalización acelerada del puesto de trabajo requiere también nuevos modelos de gestión de gastos. Según los datos de Pleo, startup fintech creada para simplificar la administración y gestión de los gastos de las compañías, si el control se realiza de forma manual implica a una media de tres personas y seis etapas, desde que llega un ticket hasta que se introducen los datos en el software de cuentas. En una compañía de 1.000 trabajadores, esto supone un coste estimado de 2.832 euros al mes (casi 3 euros por persona). “El teletrabajo podría demorar aún más este proceso, incrementando los costes y el tiempo dedicado”, apunta Aiyana Moorhead, Country Manager para España de Pleo. “La automatización, la transparencia y la confianza son las claves para garantizar el control efectivo y sencillo de los gastos tanto en entornos presenciales como remotos”. Automatización del proceso El confinamiento no ha reducido los gastos. Sólo cambia el apunte contable: los viajes de trabajo (que han caído un 78%) se han sustituido por software y dispositivos informáticos (aumento del 42%), material de oficina (incremento del 74%) y gastos de Internet y teléfono, que han crecido en un 193%. Con la continuidad del teletrabajo, estos gastos seguirán incrementándose y, al igual que en otros procesos de negocio, la digitalización permite agilizar las operaciones, ahorrar tiempo y costes innecesarios y disminuir errores. Además, con Pleo, el reporte se hace de manera automática, mediante una foto del…