Revista Capital

Enrique Pizarro Guijarro es el fundador y actual director general de Klinikare. Especialista en tecnología sanitaria y transformación digital, cuenta con más de 15 años de experiencia diseñando soluciones innovadoras para el ámbito clínico. Su formación en Dirección y Gestión de Empresas de Salud le ha permitido integrar una visión estratégica con un conocimiento profundo de los retos operativos en el sector. Antes de fundar Klinikare, Pizarro trabajó en consultoría tecnológica y desarrollo de software para entornos médicos, donde identificó de primera mano la necesidad de una solución integral que conectara los distintos actores del sector salud de forma segura, eficiente y escalable. Esa visión fue el origen de Klinikare. Háblenos sobre su trayectoria profesional y su faceta como emprendedor… Mi carrera siempre ha estado vinculada a la tecnología aplicada a la salud. Comencé trabajando en proyectos de digitalización para clínicas y universidades cuando todavía pocos hablaban de gestión en la nube. En aquel momento era evidente que el sector sanitario necesitaba herramientas más ágiles, seguras y adaptadas a su operativa diaria. De esa necesidad nació Gestiona, el primer programa de gestión en la nube para clínicas odontológicas en España. Esa experiencia nos permitió entender de primera mano los retos del día a día de los profesionales y fue el germen de Klinikare, que hoy se ha convertido en una plataforma integral para todo el ecosistema de la salud: clínicas de cualquier especialidad, universidades y laboratorios. Siempre he entendido el emprendimiento como una forma de resolver problemas reales. Y, en nuestro caso, el objetivo ha sido claro desde el principio: liberar tiempo a los equipos clínicos y aportarles estabilidad tecnológica para que puedan centrarse en lo importante, que es la atención al paciente. Su último proyecto es Klinikare. ¿Cómo surgió la idea? Klinikare surge de escuchar a nuestros clientes durante…
Con más de veinte años de trayectoria en el sector de la distribución, Dimas Gimeno se ha consolidado como una de las voces más influyentes del retail español. Presidió El Corte Inglés entre 2014 y 2018, una etapa marcada por la transformación digital del grupo y por una profunda reconfiguración del mercado. Tras su salida de la compañía, dio un giro a su carrera para emprender su propio proyecto: WOW Concept, un nuevo modelo de retail phygital que combina experiencia física, tecnología y venta multimarca. Desde su posición como socio fundador y presidente de WOW Concept y de Kapita, Gimeno defiende que el comercio vive un momento decisivo. Asegura que la revolución que necesita el sector no es solo tecnológica, sino cultural; que las tiendas físicas, lejos de desaparecer, serán el gran activo competitivo frente a los marketplaces globales; y que la inteligencia artificial será el mayor acelerador de la próxima década. Con la autoridad de quien ha gestionado un gigante y ahora impulsa una start-up de nueva generación, analiza los retos, errores y oportunidades del retail que viene. La experiencia física será el gran diferenciador de la próxima década Usted ha defendido que el retail necesita una ‘revolución cultural’, no solo digital. Desde su trayectoria en El Corte Inglés hasta su salto a WOW, ¿cuáles son los elementos clave de ese cambio y por qué el sector tarda tanto en adoptarlo? Me refiero a cultura empresarial. Es un cambio total en la manera de entender lo que está pasando y de asumir que hay que dar un giro de 360 grados a la estrategia. Ha cambiado todo: el consumidor, el mercado y los competidores. Por primera vez, no vemos cambios concretos, sino un consumidor completamente distinto, muy marcado por las nuevas generaciones y la revolución digital. Además, los retailers ya no competimos solo entre nosotros. Las plataformas digitales supusieron un cambio enorme.…
El escenario global actual vive un cambio constante: tensiones geopolíticas, nuevos patrones de consumo, fenómenos imprevisibles y entornos con un nivel creciente de incertidumbre. En este contexto, el sector del retail, especialmente en espacios de alto flujo, se enfrenta a riesgos cada vez más complejos. Para Luis Asunción, director comercial y Marketing de Prosegur en España y Portugal, proteger estos entornos ya no consiste únicamente en vigilar una tienda, sino en anticiparse a múltiples variables que evolucionan a gran velocidad. Este reto ha llevado a Prosegur a lanzar una propuesta completamente renovada: la Seguridad Híbrida, un modelo adaptable, evolutivo y predictivo que integra de forma orgánica personas, tecnología y datos. Esta estrategia surge de una necesidad real: la sofisticación creciente de quienes atacan al retail. “Las bandas organizadas trabajan de manera sistémica, extremadamente rápido. El sector ha cambiado, y nosotros tenemos que evolucionar igual de rápido”, afirma Asunción. Durante años, la seguridad en el retail se apoyó principalmente en la vigilancia física. Sin embargo, los incidentes crecientes y la necesidad de anticipación han demostrado que la acción humana por sí sola ya no es suficiente. “Hace cinco o seis años, dependíamos casi exclusivamente de los vigilantes y de cámaras inconexas. Hoy, la clave está en conectar todos los elementos en un flujo único de información”, señala Asunción. Luis Asunción, director comercial y de Marketing de Prosegur España y Portugal: “La clave está en integrar todo en un único flujo de información; solo así podemos anticiparnos” Prosegur define su Seguridad Híbrida como una estrategia basada en profesionales expertos, tecnología inteligente y análisis avanzado de datos. Los vigilantes siguen siendo el eje de la protección, su labor cotidiana genera información contextual de enorme valor. La plataforma POPS les permite registrar y transmitir en tiempo real lo que sucede en cada tienda, lo que enriquece el ecosistema de datos con detalles operativos…
En 2025, el retail español vive una paradoja interesante: los datos acompañan, pero la sensación en la trastienda es de permanente examen. El PIB avanza alrededor del 3 % anual, por encima de la media europea, con un consumo privado que BBVA Research sitúa creciendo un 3,3% este año y un 2,5% en 2026 gracias a la mejora de la renta disponible de los hogares. La inflación, aunque más moderada que en 2022–2023, sigue siendo un factor clave. En noviembre se situó en el 3 %, con una subyacente en torno al 2,6%, lo que mantiene la presión sobre el poder adquisitivo y sobre la guerra de precios en la distribución. Aun así, el comercio resiste y crece. El Índice de Comercio al por Menor (ICM) del INE muestra que las ventas minoristas a precios constantes aumentan un 4,4 % interanual en octubre de 2025, encadenando 16 meses consecutivos de avances y con un incremento del empleo cercano al 1 % anual. Un mes antes, en septiembre, la tasa anual corregida de calendario alcanzó el 4,2 % y la ocupación subió un 1,3 %, consolidando al retail como uno de los grandes motores de empleo del país. Si ampliamos la mirada a 2024 para entender de dónde venimos, el ‘Estudio Retail Europeo 2024-2025’ de GfK sitúa el crecimiento del comercio minorista español en el 4,2 %, frente a una media del 3 % en Europa, y recuerda que el retail representa alrededor de un tercio del consumo privado total. Es decir, España crece más y depende mucho del comercio para sostener el ciclo económico. En paralelo, el consumo online sigue batiendo récords: según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), en 2024 los españoles gastaron más de 110.000 millones de euros en compras por internet, un 11,5 % más que el año anterior, con un ticket anual…
Domingo Guillén, director general de Fnac España, afronta un momento decisivo para la compañía. Tras consolidar un cambio de tendencia en 2024 y culminar en 2025 la remodelación de sus tres tiendas insignia, Fnac encara una transformación profunda basada en la omnicanalidad, la sostenibilidad y la experiencia del cliente. Guillén reivindica a Madrid como motor cultural y comercial, defiende un modelo de consumo inteligente y pone el foco en el valor añadido frente a la guerra del precio. Con un plan estratégico hasta 2030 y una apuesta firme por la cultura, la compañía se prepara para un futuro en el que aspira a seguir siendo “agitadora cultural” y referente en servicios y asesoramiento. Afrontamos una época complicada y muy exigente, la de mayor consumo del año. ¿Cómo ha evolucionado en los últimos años? Para nosotros los últimos años ha supuesto una transformación y una evolución. Ha sido muy importante porque nos hemos tenido que adaptar a estos cambios para dar un giro a nuestra tendencia y lo conseguimos el año pasado, en 2024. En 2024 crecimos un 2% y eso va vinculado a esa capacidad de adaptación. En esta última parte del año creo que hay dos variables que es el cambio más grande. La primera es una variable temporal. La campaña de Navidad ya no es solamente Navidad porque empezamos en Noviembre. Esa variable de adelantarlo te hace te hace gestionar el último el último trimestre de manera diferente. Lo otro es un reto. Nosotros somos omnicanales, si bien esa omnicanalidad y en ese periodo y con ese volumen se convierte en un reto logístico. Realmente es un cambio total del paradigma de cómo organizabas antes un final de año en comparación con cómo lo organizas ahora. ¿Cómo ha influido a Fnac la inflación a productos como los suyos?…
El retail nacional vive inmerso en una profunda transformación en un contexto macroeconómico favorable, especialmente, de cara a uno de los momentos más especiales del año: Navidad. El PIB español crece más que sus comparables europeos y el consumo de las familias, a pesar del lastre de la inflación, sigue mostrando fortaleza. En este entorno, la competencia obliga a aplicar la creatividad para destacar en el mercado, y Domingo Guillén, director general de FNAC España, asegura desde la portada de Capital que “elegir un buen posicionamiento es clave y nos puede dar muchas oportunidades”. Guillén, que asegura que la empresa va a seguir siendo un “agitador cultural” en el mercado, encabeza este mes un Especial Retail & Franquicias en el que Capital cuenta con las voces más destacadas de la industria. Dimas Gimeno (WOW Concept) detalla las claves de la metamorfosis del sector, mientras que Leroy Merlin explica los cambios en los hábitos de consumo y cómo ha aprovechado este contexto -con una inversión de 430 millones de euros- para elevar sus ventas un 54% desde la pandemia. En un sector intensivo en recursos humanos como es el retail, la eficiencia y la planificación es clave. De la mano de Turris y Teashop, conocemos la propuesta de tamigo, que asegura el control y la adaptabilidad en la gestión de personas para adaptar la oferta laboral a los diferentes picos y valles de demanda en un negocio cambiante y diverso. Además, abordamos la amplia oferta de servicios y soluciones de pago que tienen a su disposición comercios y clientes junto a Francisco Gil, consejero delegado de Ingenico Iberia. “Los clientes piden cada vez más servicios asociados a los terminales de pago”, asegura Gil. Recorremos la nueva propuesta de comedores de empresa de Viena Capellanes, que ofrecen flexibilidad, bienestar y sabor con…
El olor a comida en las casas durante la Navidad, con la presencia de madres y abuelas atareadas entre cazuelas y fuentes, está siendo casi una imagen del pasado, aunque también es cierto que en estas fechas a todos les gusta lucirse. O, al menos, todos lo intentan elaborando algún plato. Muchos encargan las comidas completas en catering o restaurantes, y otros lo equilibran con algo casero y algo comprado. Algunos se sientan a mesa puesta en casa de padres y abuelos, disfrutando de la cocina familiar. Hay tres citas importantes: cena de Nochebuena, cena de Nochevieja y comida de Reyes. Es cierto que, en algunos casos, por ejemplo, en Cataluña, la comida del día 25 de diciembre es más señalada que la noche del día 24 de diciembre. En general, la comida de Navidad y la comida de Año Nuevo son más ligeras e, incluso, en muchas familias, el día 1 de enero la comida es en plan buffet, sin complicaciones. Los menús y la operativa van a depender mucho del número de comensales, pero vamos a dar unas ideas con sugerencias generales. Poner la mesa la víspera de la celebración Y también, en una mesita auxiliar, colocar los cubiertos de servir, jarra del agua, sacacorchos, panera… Es decir, todo aquello que conviene tener preparado y localizado y que no transmita improvisación ni caos. Preparar la bandeja con las tazas para el café y tisanas. Las velas sólo se encienden en la mesa en las cenas y deberán ser sin olor. Aunque se ven en las redes mesas muy bonitas, con centros muy llamativos y frondosos, no debemos caer en la tentación de montar un bosque que ocupe todo el centro de la mesa y sean tan altos que no se pueda ver al comensal de enfrente. Muy recomendable…
El esquí, desde mediados del siglo XX, ha sido un territorio de experimentación estética, un espacio donde el frío, la luz y la adrenalina se mezclan con la moda para dar forma a códigos que trascienden la funcionalidad. Si hubo un tiempo en el que las pistas eran dominio exclusivo de pioneros envueltos en lana y madera barnizada, hoy representan un universo donde el lujo y la cultura visual se entrelazan para crear uno de los imaginarios más poderosos del invierno. Las primeras décadas del esquí moderno no dejaban mucho margen para los estilismos, ya que la prioridad era sobrevivir al frío. Pero con la llegada de la aristocracia europea a los resorts suizos y austriacos, y más tarde con la mirada de Hollywood puesta sobre los Alpes, el esquí se transformó en un símbolo de estatus. Fue entonces cuando figuras como Audrey Hepburn, Grace Kelly o Sophia Loren empezaron a moldear la estética alpina con gafas elegantes, chaquetas ajustadas, jerséis cálidos y una actitud que convertía cualquier paseo por la nieve en una escena cinematográfica. Figuras como Audrey Hepburn, Grace Kelly o Sophia Loren empezaron a moldear la estética del esquí alpino En los años 70 y 80, esa herencia sofisticada convivió con un estallido de color y hedonismo. Los monos de una pieza, los estampados geométricos y las gafas futuristas se apoderaron de las pistas, convirtiendo el esquí en un espectáculo visual que combinaba deporte y glamour pop. Cada descenso parecía una portada de revista, como si se tratase de una sesión de fotos improvisada. Pero fue la década de los 90 la que consolidó un icono definitivo: la princesa Diana. Su relación con el esquí fue más que una afición; se convirtió en un espacio donde podía mostrarse libre, cercana y luminosa, lejos de los estrictos protocolos que marcaban…
En muchas casas actuales, un pequeño altavoz en una esquina o un reloj inteligente en la mesilla han dejado de ser objetos pasivos para convertirse en testigos constantes. Preguntas la previsión del tiempo, enciendes la luz o solicitas una receta y, en cuestión de segundos, una inteligencia artificial (IA) responde. Detrás de esa interacción hay sensores, transmisión de audio, modelos de lenguaje y servidores en la nube que transforman una frase en acción. Pero también hay decisiones empresariales y legales que determinan qué se guarda, cómo se analiza y quién puede acceder a lo que, hasta hace poco, entendíamos como una conversación privada.  Los asistentes domésticos como Alexa, Google Assistant, Siri y sus equivalentes recogen, procesan y, en muchos casos, almacenan fragmentos de audio junto con metadatos: hora de la interacción, identificador del dispositivo, ubicación aproximada (si está activada) y las rutinas o skills utilizadas. Esa información puede vincularse a una cuenta personal, lo que permite elaborar perfiles de uso: a qué horas pides música, qué compras consultaste o qué recordatorios creaste. Los fabricantes reconocen públicamente este proceso: cuando pronuncias la palabra de activación, el micrófono ‘despierta’ y el audio se envía a los servidores de la empresa para transcribirse y procesarse, salvo funciones puntuales que se resuelven localmente.  La industria justifica esta transferencia de voz a la nube como necesaria para ofrecer un servicio eficaz: reconocer la solicitud, interpretar el contexto, ejecutar acciones y, cada vez más, utilizar modelos de IA generativa que requieren gran capacidad de cálculo. Cuanto más ‘inteligente’ se vuelve el asistente, más depende del procesamiento remoto y menos del dispositivo. Esa evolución tiene consecuencias prácticas: limita la privacidad local y aumenta el volumen de datos que pueden almacenarse o analizarse externamente.  Un ejemplo reciente es la decisión de Amazon, en marzo de 2025, de retirar…
En líneas generales, el cocido madrileño se compone de garbanzos, verduras, carne de ternera, gallina, morcilla, chorizo… y la sopa. Se sirve en tres vuelcos; primero, la sopa (hay quien le gusta servirse unos garbanzos); segundo, los garbanzos, la berza o repollo con patata cocida, y el tercer vuelco, las carnes, el chorizo, la morcilla…  Algunos no incluyen los maravillosos rellenos (bola) y es una pena, pero es cierto que el original cocido de la capital no los incluía. Lo mismo pasa con la salsa de tomate con cominos o sin ellos, que en muchos cocidos están ausentes. En la actualidad, desde hace un tiempo, se sirven como guarnición cebollletas,  piparras y los huesos con el tuétano.   Si buceamos en la historia de este cocido, hay que apuntar dos teorías sobre su origen. Una es la adafina judía sefardí, que, para cristianizarla, se le añadieron productos del cerdo como el tocino, chorizo, morcilla. La adafina pobre se elaboraba con aceite, espinacas o acederas, unos trozos de cordero o cabrito, garbanzos, unos huevos crudos, agua y condimentos.  Se ponía a cocer el viernes primero unos minutos, y luego se pasaba el puchero sobre un anafre con rescoldos y se dejaba cocer muy lentamente para que el sábado al mediodía estuviera cocido y caliente. Esta adafina la comían el sabaht (sábado) que estaba prohibido cocinar. Los judíos ricos le ponían además ternera, gallina, fideos y lo servían en tres vuelcos. Está claro que este cocido recuerda más a nuestro cocido.   La otra versión sitúa el origen del cocido en la olla podrida que Cervantes relató en boca de su protagonista en su universal obra literaria Don Quijote de la Mancha. No hay que olvidar que Don Quijote de la Mancha es todo un tratado gastronómico del Siglo de Oro español, y en…