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Directivos, Economía

Begoña García-Rozado (Iberdrola): "La electricidad paga ocho veces más impuestos que el gas; no es congruente"

Por Borja Carrascosa

“Una empresa bien gestionada genera riqueza y empleo, basta con que se nos deje trabajar” 

“No se puede focalizar la tributación empresarial exclusivamente en el Impuesto sobre Sociedades, dejando de lado todas las demás figuras tributarias” 

“No veo que se vaya a producir un éxodo de empresas en España” 

Muchos de los aumentos de impuestos que hemos vivido en los últimos años, y los que vendrán en los próximos meses, están encaminados a elevar la tributación de las empresas. Sobre todo, de las más grandes. El argumento que sirve para justificar estos incrementos es que, en España, las compañías pagan pocos impuestos. 

¿Es esto cierto? Capital busca respuesta a esta y a otras preguntas con la leonesa Begoña García-Rozado, inspectora de Hacienda en Excedencia y actual directora global de Fiscalidad de Iberdrola. Nuestra protagonista ha sido designada como la mejor fiscalista del mundo en los prestigiosos galardones Global Counsel Awards. 

La fiscalidad de las multinacionales es uno de los temas recurrentes y de mayor debate en el ámbito político y social. ¿Es cierto que en España las empresas pagan pocos impuestos?  

La fiscalidad es, actualmente, un elemento esencial de debate en todos los ámbitos, no solo en el político, sino también en el ámbito social. Hay múltiples indicadores que contrarrestan la opinión de que las grandes empresas pagan pocos impuestos. Desde luego, esto no se produce en las multinacionales españolas, ni desde el punto de vista global, ni desde el punto de vista de la carga impositiva en España.  

De acuerdo con los datos de Eurostat, que recoge el informe ‘Competitividad fiscal 2022’ del Instituto de Estudios Económicos (IEE), la contribución de las empresas a la recaudación total se sitúa en España en un 32,5%, frente a una media en la Unión Europea (UE) del 23,9%. 

Si nos fijamos en el informe de ‘Contribución Tributaria Total (CTT) de las empresas del Ibex 35’, elaborado por PwC, las grandes empresas españolas tienen una ratio de contribución fiscal en España del 45%. En el caso específico de Iberdrola, nuestra ratio de contribución fiscal en España es del 49%, siendo el país con mayor presión fiscal de todo el Grupo.  

Si nos centramos específicamente en el Impuesto sobre Sociedades, por poner un ejemplo, de acuerdo con los datos de la Agencia Tributaria (AEAT), el tipo efectivo agregado en relación con la base imponible es del 22%.  

Con estos datos, por tanto, no se puede concluir que las grandes empresas paguen pocos impuestos. Pagan lo que les corresponde pagar de acuerdo con la normativa aplicable. Además, la contribución tributaria se configura como un componente esencial del gobierno corporativo empresarial y el comportamiento fiscal responsable ha venido para quedarse. 

A la vista de los datos, ¿cuánto hay de demagogia y cuánto de realidad en la tributación de la gran empresa? 

Posiblemente, la demagogia actual viene generada por dos motivos fundamentales. El primero de ellos es que no se puede focalizar la tributación empresarial exclusivamente en el Impuesto sobre Sociedades, dejando de lado todas las demás figuras tributarias que impactan en la cuenta de resultados. 

El Impuesto sobre Sociedades, siendo un impuesto muy relevante, representa alrededor de una tercera parte de la tributación total de la empresa cada año. Existen también otros impuestos de muy diferente ámbito, sectoriales, autonómicos o locales, que incrementan sustancialmente la carga tributaria empresarial y que deben ser tenidos en cuenta para calcular los impuestos que pagan las empresas. 

El segundo elemento fundamental, ya centrándonos en el Impuesto sobre Sociedades, es cómo medir la ratio de tributación empresarial o tipo efectivo, y esta ratio es totalmente diferente en función de la variable que se utilice en el denominador de la ecuación. 

Si se comparan los impuestos pagados con la base imponible española, que es el concepto fiscal riguroso, la ratio es muy superior al utilizar en el denominador el resultado contable, porque este último incluye rentas de fuente extranjera que ya han pagado sus impuestos fuera de España. Y esos impuestos extranjeros, sin embargo, no se están teniendo en cuenta a la hora de medir la contribución empresarial. 

Sin entrar a discutir los diferentes indicadores que pueden ser tildados de interesados, hay un elemento objetivo para la gran empresa: en España legalmente hay un tipo mínimo de tributación del 15%, con lo que ni siquiera debería ser objeto de debate la existencia de niveles de tributación inferiores, sencillamente porque no es posible. 

Por dar datos globales concretos, la contribución tributaria total de Iberdrola ascendió en 2022 a 7.500 millones de euros (más de 20 millones de euros al día). Esta cifra equivale a 1,7 veces el beneficio neto obtenido por la compañía a nivel global. De este montante, casi 2.600 millones se quedaron en España. Insisto en que, con este tipo de cifras no se debe poner en duda la relevancia de la contribución tributaria empresarial. 

Usted es inspectora de Hacienda y actualmente trabaja en una gran empresa privada, ¿qué opina sobre la reciente aplicación del tipo mínimo del 15% en Sociedades? 

No olvidemos que en España ya existe un tipo mínimo del 15% regulado en el Impuesto sobre Sociedades. Ahora nos encontramos ante una nueva normativa a punto de entrar en vigor que viene impulsada por la OCDE y se ha traducido en Europa en Directiva de obligado cumplimiento. Esta normativa establece un nuevo tipo mínimo del 15% de tributación, a nivel de las sociedades matrices, cuando sus filiales no alcanzan ese nivel mínimo de tributación. 

Con independencia de que pueda estar de acuerdo en que debe garantizarse la existencia de un nivel de tributación suficiente, lo cierto es que este acuerdo de la OCDE utiliza una metodología de cálculo totalmente diferente a como se calcula el impuesto sobre beneficios en los diferentes países, por lo que nuestro principal problema está relacionado con las obligaciones formales que genera la adaptación de los sistemas y captación de la información necesaria para determinar esta nueva metodología. Posiblemente, sean mucho mayores las obligaciones formales que la carga tributaria adicional que genere. 

Ahora bien, de los 137 países o jurisdicciones que firmaron el acuerdo de tributación mínima, solo alrededor de 40 tienen en marcha esta regulación sobre el tipo mínimo global, de los cuales 27 pertenecen a la Unión Europea (UE). Es posible que esto afecte negativamente a la competitividad empresarial europea. 

Dada la complejidad de esta nueva normativa, quizá hubiera sido bueno disponer de más tiempo para su aplicación -hoy en día todavía hay temas relevantes por definir- y una mayor homogeneidad práctica entre países. 

La figura del empresario parece estar ‘perseguida’ desde la Administración, ¿por qué cree que, desde algunas voces, se demoniza a aquellos que crean empleo y riqueza? 

Una empresa bien gestionada genera riqueza y empleo para los países, por lo que no debería ser perseguida, sino al contrario, habría que incentivar su creación y desarrollo. Las empresas necesitan agilidad administrativa y colaboración para hacer sus inversiones, o cuanto menos, que no se encuentre con trabas. 

En nuestro caso, Iberdrola cuenta con más 41.000 trabajadores. Además, solo en 2022 hicimos compras a más de 20.000 proveedores relacionadas con equipos, materiales, obras y servicios, por más de 17.000 millones de euros -un 87% a proveedores locales-. 

Este dato posiciona claramente a la compañía como empresa tractora de las economías en las que está presente y como un elemento clave para el sustento de 400.000 empleos indirectos en todo el mundo. Basta con que se nos deje trabajar. 

Viviremos una nueva legislatura en la que el Ejecutivo pretende situar la presión fiscal por encima del 40%, exigiendo, por ello, un esfuerzo tributario superior al sector privado. En el ámbito de las deducciones de Sociedades, ¿qué nuevos cambios prevé que se materializarán en los próximos meses? 

La legislatura acaba de arrancar, todavía no sabemos cuál será la política fiscal que se va aplicarse. Confiamos en un diálogo fluido y constructivo que genere valor para todos los stakeholders (grupos de interés). No obstante, el Impuesto sobre Sociedades, contrariamente a lo que pudiera parecer, no tiene muchos incentivos fiscales que generen una disminución relevante de la tributación efectiva. 

El incentivo más importante que tiene está relacionado con el I+D+i y este debería mantenerse y potenciar todo lo posible los instrumentos que garanticen la seguridad jurídica en su aplicación. 

Existe cierto ‘temor’ en las grandes empresas a las nuevas subidas de impuestos, ¿podríamos vivir cierto ‘éxodo’ de sedes fiscales de multinacionales en los próximos meses/años?  

Las decisiones empresariales no se adoptan por motivos fiscales, sino que conllevan aspectos relacionados fundamentalmente con el negocio. Por tanto, no veo que se vaya a producir un éxodo de empresas. En el caso concreto de Iberdrola, existe un claro compromiso con España. El presidente, Ignacio Galán, lo dejó claro en la última junta general de accionistas, la sede de la eléctrica es y seguirá siendo Bilbao. 

¿Cómo se podría evitar este escenario? 

Las empresas, para poder crecer, necesitan estabilidad regulatoria y fiscal y, en la medida de lo posible, unas reglas comunes con Europa.  

El Ejecutivo podría recuperar el IVA del 21% de la luz y restablecer el impuesto especial a la Electricidad, según ha detallado en la propuesta presupuestaria enviada a Bruselas. ¿Cómo afectará esta ‘normalización’ al consumo, por un lado, y a las cuentas de las empresas del sector, por el otro? 

La ‘recuperación’ del IVA de la electricidad del 5% al 21%, y del Impuesto sobre la Electricidad, del 0,5% al 5,11%, automáticamente, genera un incremento de la factura eléctrica de casi el 21%. Esto es un impacto negativo en toda la economía, no solo en el sector. 

Quizá es el momento de replantearse algunos tributos exclusivos de la norma tributaria española que solo afectan a la electricidad y están al margen de la normativa comunitaria, como el Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica del 7%. 

La electricidad paga hoy ocho veces más en impuestos que el gas. No es congruente con el principio de ‘quien, contamina paga’, que debería constituir el pilar de toda la fiscalidad medioambiental. La fiscalidad puede ser clave en la transición energética y es indispensable una reforma de esta fiscalidad. 

Acaba de ser galardonada nuevamente como la mejor abogada fiscalista del mundo (según los premios Global Counsel Awards de Associate of Corporate Counsel) por su labor, principalmente, en el ámbito de Sociedades. ¿Qué es lo que más valoró el jurado?  

El jurado valora el conocimiento técnico y la comprensión jurídica, la comunicación efectiva y las habilidades comerciales y de gestión de equipos. Sobre todo, se tienen en cuenta valores como el esfuerzo, las buenas prácticas y la búsqueda continua de la excelencia en nuestra labor diaria. Estoy orgullosa de contar con un equipo de excelentes profesiones a mi lado en una compañía referente como Iberdrola.  

En otras palabras, ¿por qué es usted la mejor? 

Es un privilegio haber recibido este premio, pero eso es mejor preguntárselo al jurado, ¿no? 

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