Europa se enfrenta a un desafío significativo en su lucha contra el cambio climático. Según un nuevo informe de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E), el continente podría aumentar sus emisiones de CO2 en 20 millones de toneladas este año si no se produce un avance notable en las matriculaciones de vehículos eléctricos. Este incremento es comparable a las emisiones generadas por siete centrales eléctricas de carbón, resaltando la urgencia de la transición hacia energías más limpias.
El estudio indica que, a pesar de una reducción del 5% en las emisiones de CO2 del sector del transporte europeo en los últimos cinco años, alcanzando las 1.050 millones de toneladas en 2024, la necesidad de adoptar vehículos eléctricos se torna esencial. La proyección plantea que el número de vehículos eléctricos en circulación podría llegar a 9 millones a finales de este año.
Las políticas verdes de la UE están empezando a surtir efecto
William Todts, director ejecutivo de T&E, enfatiza que las políticas implementadas están mostrando resultados. «Gracias a la transición a los vehículos eléctricos, estamos empezando a observar una disminución estructural de las emisiones del transporte. Europa se está liberando poco a poco de su dependencia del petróleo». Sin embargo, el informe revela que Europa continúa dependiendo enormemente de las importaciones, con el 96% del crudo y el 90% del gas importados.
Además, el estudio destaca la eficiencia de los vehículos eléctricos en comparación con los tradicionales. Para 2030, se estima que un vehículo eléctrico consumirá apenas 20 litros de materiales para su batería a lo largo de su vida útil, en contraste con más de 12.400 litros de combustible de un automóvil con motor de combustión. En 2024, Europa destinó 250.000 millones de euros a importaciones de petróleo, lo que subraya la necesidad de un cambio estratégico hacia alternativas sostenibles.