Capital analiza los retos del trabajo del futuro con CEOE, CCOO, Infojobs, Adecco, LinkedIn y Recruiting Erasmus
El mercado laboral ya no es lo que era. Ya no sorprende rellenar un Excel con una mano mientras con la otra se zarandea una sartén cuyos ingredientes están a punto de quemarse. Es la era del teletrabajo, de la conciliación, de la digitalización. Un giro de guion obligado durante unos meses por el confinamiento y por una pandemia que ha trastocado la vida de la población mundial, pero que, al mismo tiempo, ha venido para quedarse.
¿Qué mercado laboral nos ha dejado la Covid-19? ¿Qué retos asume el tejido empresarial actualmente? ¿Y los trabajadores? ¿Qué tipo de requisitos son los más buscados por las empresas y por los propios empleados a la hora de llegar a la firma final? Las respuestas a estas cuestiones se predisponen variadas y amplias. Pero, sin duda, hay una de vital importancia que determina el futuro a corto plazo de la recuperación económica: la rebaja en las previsiones de crecimiento para España procedente de diferentes organismos.
La espera de entrada de los fondos europeos a la economía nacional está lastrando las posibilidades de una rápida recuperación económica y, por ende, de la creación de empleo. Así lo determina la última revisión a la baja del Banco de España al respecto, que deja en seis décimas y no en un punto el empuje de esta inyección económica sobre el PIB de 2021. Todo en un contexto en el que el Estado preveía movilizar algo más de 30.000 millones de euros antes de tomarse las uvas.
A estos datos hay que sumar que el Gobierno también rebajó su previsión de crecimiento para este año al 6,5%, siete décimas menos con respecto a la anterior previsión que la ubicaba en el 7,2%; o la del FMI en su último informe, que la dejó en un 5,7% tras retraerla en medio punto. Y, aunque el organismo que dirige Kristalina Georgieva mejoró las perspectivas para 2022 hasta el 6,4%, también sentenció que el paro nacional seguiría siendo el más elevado de la zona euro. Pero, ¿cuál es la situación actual y cuáles sus previsiones?
El paro registrado en las Oficinas de Servicio Público Estatal (SEPE) descendió en septiembre en 76.113 personas, es decir, un 2,28% menos con respecto al mes anterior. Unos datos que rompieron la tendencia de este mes tradicionalmente alcista y que dejó a un total de 3.257.802 parados en España. Estas cifras, pese al optimismo gubernamental, no son tan reseñables para los expertos en el mercado nacional. Todos coinciden: “Hay que desgranarlas”.
Desde Comisiones Obreras (CCOO), Lola Santillana, secretaria de Empleo y Cualificación Profesional, detalla a Capital que la situación es de “precariedad laboral, alta temporalidad y bajas condiciones laborales” y que los datos de poco sirven si “no se aprovechan para que las contrataciones se hagan de acorde a las condiciones que pide Europa” Por eso insta a los empresarios a que “se lo tomen en serio”.
Y es que, aunque los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el próximo año prevén un gasto en políticas activas de empleo hasta los 7.648 millones de euros, es decir, un 3,3% más, desde CCOO recuerdan que en el Sepe hay un 40% de inscritos -alrededor de 1,3 millones- que no recibe ninguna prestación. Por eso, instan a la construcción de trabajo de calidad y de formación que ayude a cualificar a las personas en este tipo de situaciones.
Esta última propuesta la comparte también la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), desde la que comparten a esta revista la necesidad de “impulsar modelos de formación orientados a la empleabilidad, acercando el sistema educativo a las empresas para que trabajen de manera coordinada”.
En cualquier caso, desde la patronal de los empresarios se muestran más optimistas con la situación. “La evolución del empleo avanza síntomas de recuperación de la profunda crisis económica derivada de la pandemia” y “se constata el gran esfuerzo que están realizando las empresas, personas trabajadoras y sector público para recuperar la normalidad”.
No obstante, también consideran que “los datos macroeconómicos rebajan el optimismo sobre la intensidad del proceso de recuperación”. Por ello apuntan a la necesidad de “seguridad jurídica y confianza en el marco de las reformas que se vayan a acometer en el ámbito laboral, eliminando todos los elementos de incertidumbre, rigidez e incremento de costes que pueden lastrar las decisiones empresariales y de inversión”.
En este punto, consideran que los ERTEs han sido una “herramienta eficaz” para poder paliar la situación, al menos, momentáneamente. De hecho, en el pico álgido de la pandemia se llegaron a acoger hasta 3,5 millones de trabajadores, de los cuales quedaron en septiembre 239.230. Sin embargo, Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs, cree que el futuro de esta fórmula “todavía está por resolver”, pero que, además de él, “hay una serie de debilidades y desafíos en el mercado que hay que afrontar”.
¿Por qué? Porque “España no parece contar con una clara disposición por parte de los actores implicados para la creación de una industria que permita crecer”. Y cita: “Hay un elevado número de personas en situación de desempleo o formación que no avanzan de acorde a las demandas de empleo”.
Así lo confirma también Javier Blasco, director del MBA de IMF Smart Education y director de Adecco Group Institute, en cuya institución han observado cómo “todos los días quedan cientos de vacantes sin cubrir porque no hay personas formadas”. “La cuestión que tenemos que hacernos es si hay personas cualificadas para las demandas industriales. La respuesta es no. Es verdad que el 15% de las ofertas de empleo en España están acorde a profesiones de humanidades, pero las actividades prácticas, la FP sigue siendo muy importante”. Por ello insiste en que “hace falta una mayor oferta formativa y hay sectores que tienen un problema gravísimo en cuanto a la captación de talento”.
Adiós a la titulitis: las “soft skills”, en auge en el nuevo modelo laboral del futuro
La cuestión, en el contexto actual, reside en saber cuáles son las principales tendencias de demanda de empleo existentes. Desde LinkedIn, Raúl Suárez, responsable de Negocio Corporativo de la compañía, tiene claro que “la digitalización ha implicado un aumento significativo de los perfiles cualificados y con conocimientos analíticos y técnicos”, y apunta a los ingenieros de software, de full stack y director/a de proyectos como los empleos presenciales que más se necesitan en España en estos momentos.
Unos puestos a los que InfoJobs añaden el de comercial y ventas. “Según los últimos datos de septiembre de la plataforma, la categoría comercial y ventas reúne el 22,6% de la oferta actual en España”, defiende Pérez, que también comparte “el auge del mundo TIC”, “con más de 6.500 vacantes”. Sin embargo, ambos coinciden en que lo principalmente reseñable de este momento no es un oficio concreto, sino unas actitudes concretas.
Las llamadas “soft skills” (habilidades blandas) encabezan una de las principales tendencias del mercado laboral español. Entre ellas, afirman desde InfoJobs, “trabajar en equipo, capacidad de resolver conflictos, proactividad y adaptación al cambio serían las cuatro más valoradas por las compañías”. Además, subrayan, “están muy vinculadas al actual contexto laboral post pandemia”.
Por su parte, desde LinkedIn confirman que “los españoles invirtieron casi 600.000 horas en mejorar y aprender nuevas habilidades profesionales entre julio de 2020 y junio de 2021, un aumento del 31% en comparación con el mismo periodo del año anterior”. ¿Entre los cursos más populares? “Aquellos dirigidos a mejorar las habilidades sociales esenciales, que tienen que ver más con actitudes que con aptitudes como la gestión del tiempo, el dominio del lenguaje no verbal o la mejora de la competencia en casos de conflicto”.
Unas virtudes que todos sentencian que se pueden potenciar, que no se trata de dones intrínsecos del trabajador. Además de las ya citadas, desde LinkedIn añaden: “La comprensión de las habilidades relacionadas con los datos y la analítica (data skills) se están convirtiendo en un activo imprescindible para los reclutadores de talento”, por eso consideran que “no las debemos perder de vista” porque “ha aumentado un 242% el número de estos profesionales con conocimientos de análisis de datos en los últimos 25 años”.
Las demandas de los empleados
De hecho, en muchas ocasiones son ya las propias empresas las que preguntan a sus trabajadores si quieren sumar esta clase de conocimientos. “Las empresas están empezando a trabajar para los empleados, no al revés”, recuerda Raúl Suárez, quien considera que “los equipos de RRHH están apostando por promover la experiencia del empleado para aumentar la retención del talento y la marca del profesional”. Tanto desde formación como de promoción interna hasta el otorgamiento de una mayor flexibilidad laboral y conciliación, son algunos de los elementos vitales de la era postpandemia ante las que las compañías cada vez son más proclives.
“Sólo durante los seis primeros meses de 2021 se han publicado en InfoJobs más de 225.000 vacantes para trabajar en remoto”, comenta, por su parte, Mónica López, quien recuerda que en 2018 el número de ofertas con esta característica fue de 6.047. Aunque, insiste, “gracias a esta flexibilidad que ha aportado el trabajo, los empleados han podido ahorrar tiempo en el desplazamiento y han ganado en comodidad y conciliación –señala–. Pero sigue resultando necesaria una mayor concreción de la Ley del Teletrabajo a partir del diálogo de la Administración con empresas y sindicatos, con el objetivo de resolver todos aquellos puntos que puedan derivar en conflicto”.
Unas palabras que, desde CCOO, Lola Santillana puntualiza: “Hay que estudiar las condiciones que tienen las personas que teletrabajan, porque nos ha llamado la atención que el hecho de estar en casa supone un horario continuado 24 horas. Y claro, ha de haber descansos y disponer de un horario que sea similar al de la presencialidad”. Por eso cree que el diálogo es vital para que “no haya este tipo de abusos”.
De hecho, según el estudio Futuro del Trabajo realizado por LinkedIn, hay determinados aspectos adquiridos tras largos meses de teletrabajo que los españoles no quieren perder. Así lo detalla Raúl Suárez, quien explica que han “manifestado que quieren continuar con la flexibilidad horaria (73%), así como la posibilidad de decidir el lugar, casa u oficina desde el que desarrollar su actividad (69%)”, factores “clave en este panorama de vuelta a la oficina”.
Asimismo, añade éste, “en cuanto a la integración de la vida familiar y profesional, los españoles consideran importante a la hora de abandonar el trabajo remoto contar con mayor tiempo de descanso y relax (66%) y servicios de cuidado infantil financiado por sus empresas (56%)”.
Porque la Covid-19 ha trastocado el modelo laboral tal y como lo conocíamos. Tanto, que “el 65% de los trabajadores reconoce que se va a sentir muy o bastante poco habituado a la vida en oficina, siendo la socialización una de las situaciones con las que más extraño se encuentra el empleado”, explica Suárez. Entre las grandes dudas: “cómo estrechar la mano o dar un abrazo no van a resultar cómodos para cuatro de cada diez trabajadores”.
¿El teletrabajo permite conciliar por igual a hombres y mujeres?
El problema es que, para que estos saludos in situ se produzcan, hay que salir del hogar. Y esto es algo sobre lo que Javier Blasco tiene dudas, ya que considera que el teletrabajo “ha acabado con el estigmatizado rol doméstico de la mujer. Habitualmente eran ellas las que tendían a reducirse la jornada para poder cuidar a los hijos, pero trabajando desde casa, esto desaparece”. Aunque los datos, eso sí, son ambiguos ante esta afirmación.
En primer lugar, porque, según el Informe del Mercado de Trabajo Estatal publicado por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, las tasas de actividad en 2020 fueron diez puntos porcentuales mayores en hombres (63,30%) que en mujeres (53,35%). Igualmente, la tasa de paro en ellos fue del 14,17% mientras que la de ellas escaló hasta el 18,33%.
Ocurre lo mismo con el tipo de contrato, puesto que en los de jornada completa hay una proporción mayor de hombres (58,63%), mientras que, en jornada parcial, priman las mujeres, con un 66,89%. Y, si bien es cierto que los afiliados con contratos temporales se distribuyen prácticamente de forma igualitaria pese a un ligero peso en ellas (48,18% hombres y 51,82% mujeres), son ellos quienes disponen en un 54,02% contratos indefinidos frente al 45,98% de ellas.
El problema es que la pandemia y el teletrabajo no han cambiado dicha situación. Según las cifras del INE de abril-junio de 2021, de las personas asalariadas que trabajan bajo la modalidad de distancia, en la misma condición el 10,2% corresponde a hombre versus el 20,6% de las mujeres. Unos datos que hacen presagiar que la situación pre y post pandemia no ha cambiado tanto determinados hábitos tradicionalmente arraigados en la sociedad. No obstante, la transformación de esta tendencia todavía está por llegar.