El último informe del Observatorio de la Vivienda Digna de Esade revela que el 29,5% de los españoles carece de una vivienda digna que cumpla con estándares esenciales de seguridad, asequibilidad, acceso a servicios básicos y calidad ambiental. Esto se traduce en que aproximadamente 5,6 millones de personas en España no cuentan con un hogar de calidad para vivir.
El estudio detalla que de estos hogares, 3,2 millones (equivalente a un 17,6%) sufren exclusión residencial severa, mientras que 2,3 millones (un 12,4%) se encuentran en riesgo de experimentar esta situación. Los datos reflejan un agravamiento continuo del problema, lo que ha llevado a que el 40% de las personas en situación de exclusión residencial severa experimenten ansiedad o depresión. Esta alarmante realidad ha sido un llamado urgente para que el Gobierno tome medidas efectivas.
La vivienda digna no es solo un techo, sino la base de una vida estable y saludable
Las inquietudes relacionadas con la vivienda se han vuelto una de las principales preocupaciones de la población española en 2024. La insatisfacción en este ámbito ha alcanzado niveles récord desde 2008, con un 62% de la población expresando descontento, un fenómeno que coincide con el estallido de la burbuja inmobiliaria.
La compraventa de viviendas creció un 11,5% en enero y los préstamos hipotecarios un 23,8%
Definición de vivienda digna y su importancia
El Observatorio de Vivienda Digna ha elaborado el Indicador de Vivienda Digna, una herramienta integral que permite determinar qué constituye una vivienda de calidad. Este indicador contempla aspectos como la seguridad, la estabilidad, la asequibilidad y otros factores cruciales para el bienestar, como la disponibilidad de áreas verdes y la conexión con el transporte público.
El objetivo de este índice es guiar las políticas de vivienda del Gobierno español para asegurar condiciones dignas y sostenibles en el ámbito residencial. El índice de vivienda digna se articula en cuatro niveles: el hogar, que abarca aspectos de estabilidad y privacidad; la propia vivienda, que evalúa su accesibilidad y calidad ambiental; la comunidad; y el entorno residencial, que se centra en el acceso a servicios básicos.