El miedo se apodera de los mercados y los grandes bancos lo están sufriendo en primera línea. BBVA, uno de los principales valores del Ibex 35, ha registrado este viernes una caída superior al 10%, en medio del nerviosismo generalizado provocado por el recrudecimiento de la guerra comercial a nivel global.
Las acciones de BBVA llegaron a marcar un mínimo intradía de 12,06 euros, aunque finalmente cerraron en 12,28 euros, lo que supone una pérdida diaria del 10,1%. Este desplome deja al banco presidido por Carlos Torres Vila un 17,25% por debajo de su máximo anual (14,84 euros), aunque todavía se mantiene un 33% por encima de su mínimo de los últimos 12 meses, situado en los 9,23 euros.
La guerra comercial, el nuevo enemigo de los mercados
El Ibex 35 también ha vivido una jornada negra. El selectivo español ha perdido más de un 6,4%, arrastrado por la oleada de ventas que ha sacudido a las principales bolsas del mundo tras las últimas decisiones arancelarias de Estados Unidos. La tensión entre potencias ha llevado a los inversores a huir del riesgo y deshacerse de valores cíclicos, como la banca.
BBVA: entre las turbulencias del mercado y sus propios retos
El desplome bursátil se produce en un momento clave para BBVA, que recientemente ha anunciado una nueva estrategia para duplicar los ingresos de su división de banca de inversión. Este plan, que se detallará a lo largo de 2025, busca reforzar su papel en un segmento con alto potencial de rentabilidad.
Sin embargo, el contexto no ayuda. Las exigencias regulatorias del Banco Central Europeo, junto con la exposición de BBVA a países como México y Turquía, generan incertidumbre sobre la evolución de sus márgenes. Además, el impacto de los tipos de interés empieza a jugar en contra: tras ser un viento a favor en ejercicios anteriores, ahora los analistas temen que pueda convertirse en un lastre para sus cuentas.
¿Qué puede esperar el inversor?
A pesar del desplome, BBVA conserva una sólida generación de beneficios y una posición de solvencia robusta. No obstante, la presión del entorno macroeconómico, la sensibilidad del sector financiero y los desafíos geopolíticos seguirán marcando el rumbo de la acción en las próximas semanas.
En este escenario, los analistas recomiendan prudencia y no descartan una mayor volatilidad. La banca, especialmente BBVA y Santander, se ha convertido en termómetro de un mercado que teme que el conflicto comercial se traduzca en un frenazo económico global.