La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) ha manifestado su profunda preocupación ante el reciente anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre la imposición de nuevos aranceles a las importaciones de automóviles y componentes esenciales para su fabricación. Esta medida, advierte ACEA, no solo impactará a los fabricantes europeos, sino que también afectará la producción nacional en Estados Unidos.
En un comunicado, la directora de ACEA, Sigrid de Vries, instó a Trump a reflexionar sobre las consecuencias adversas de estos aranceles, no únicamente para los fabricantes de automóviles globales, sino también para la industria estadounidense. La ACEA propone que tanto la Unión Europea como Estados Unidos inicien un diálogo que conduzca a una solución inmediata, evitando así las repercusiones perjudiciales de una posible guerra comercial.
«Los aranceles a las importaciones extranjeras representarán una penalización que los consumidores estadounidenses probablemente pagarán», afirman desde la ACEA. Asimismo, señalaron que también pesarán sobre los fabricantes en EE.UU. que producen para exportación, debido a las tarifas aplicadas a los componentes necesarios que deben importar.
Este anuncio de Trump, que establece aranceles del 25% a partir del 2 de abril, llega en un momento crítico para la transformación del sector automotriz, donde la competencia internacional es cada vez más feroz. Desde ACEA se destaca que los fabricantes europeos han invertido durante décadas en Estados Unidos, generando empleo y contribuyendo al crecimiento económico y a los ingresos fiscales del país.
Según datos proporcionados por los constructores europeos, sus plantas en EE.UU. exportan entre el 50% y el 60% de los vehículos que producen, lo que contribuye de manera significativa a la balanza comercial estadounidense.
Este anuncio se produjo poco después de la visita de 24 horas del comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, a Washington, donde intentó mitigar las tensiones comerciales. Sefcovic informó sobre las «conversaciones sustanciales» que mantuvo con altos funcionarios del comercio estadounidense, con el objetivo de alcanzar «un acuerdo justo y equilibrado». No obstante, reconoció que el «trabajo duro continúa» y reafirmó que la Unión Europea no busca una guerra comercial, sino establecer relaciones mutuamente beneficiosas, mientras protege los intereses del bloque.
Bruselas está preparando un paquete de contramedidas que podría tener un impacto de hasta 26.000 millones de euros, previsto para ser activado a mediados de abril en respuesta a los aranceles previos de Trump sobre acero y aluminio. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, indicó que se evaluará el anuncio y otras posibles medidas de Estados Unidos en el corto plazo.