La bibliografía acerca del teletrabajo se ha extendido desde 2020. Y tan solo en los últimos dos meses podemos encontrar un buen número de estudios que analizan la cuestión, con perspectivas diferentes, pero con algo en común: es una realidad que ha venido para quedarse y de la que apenas se hablaba antes.
Esa expresión tan manida en los años anteriores no significa que el teletrabajo se haya impuesto como el modelo de trabajo predominante, sino que, efectivamente se ha quedado y es otra de las alternativas con las que cuentan las empresas para organizar su fuerza laboral. Valentín Bote, director de Randstad Research, lo define así en conversación con Capital: “Una vez que salimos de la situación de pandemia volvemos a una situación intermedia en el que el nivel de teletrabajo se ha consolidado como una alternativa, pero no al nivel tan intensivo como el que teníamos en el momento álgido de la pandemia”.
Lo cierto es que el modelo híbrido se ha convertido en la opción preferida, por encima del trabajo presencial y la opción 100% en remoto. Un estudio de la consultora inmobiliaria CBRE revela que solo el 11% de las empresas se decanta por el trabajo 100% en remoto, un porcentaje similar (10%) al de las compañías que prefieren el modelo plenamente presencial. Sin embargo, varios estudios exponen realidades contrapuestas, ya que algunos reflejan que las empresas vuelven a valorar la presencialidad, mientras que otros subrayan el crecimiento del teletrabajo.
La firma Hays señala que la vuelta a la oficina es una tendencia creciente. De esa forma, el 20% de las empresas encuestadas cree que el modelo presencial es el más productivo, una cifra muy superior a la encuesta del año anterior, cuando solo un 2% de las compañías se mostraban de acuerdo con esa afirmación. Esta visión la confirma CBRE, en cuyo último informe se dice que las oficinas están ganando terreno al teletrabajo. El razonamiento, según Valentín Bote, es que ni siquiera los trabajadores ven óptimo el trabajo a distancia 100%. “Se genera una desconexión con la empresa y no es la panacea ni para el trabajador ni para la empresa”, resume.
Al final de 2023, el número de teletrabajadores superó los 3 millones de personas
Los datos desvelan que uno de cada tres trabajadores se iría de su empresa si esta opta por recuperar la presencialidad total. En ese sentido, se puede observar que los empleados tienen una visión opuesta a la de las empresas. De hecho, uno de cada tres profesionales admite que buscaría otro trabajo si tuviera que volver a la oficina todos los días. Aunque la desconexión con la empresa que rodea el teletrabajo puede generar una mayor rotación y costes para la empresa, el principal beneficiado de este modelo es el empleado. “Hay un ahorro de costes, tiempo, combustible, de comida fuera de casa… Los ahorros potenciales son mayores y eso hace que los trabajadores se decanten más por esta opción”, analiza Bote.
Hay matices, puesto que cerca de la mitad de los asalariados renunciaría al teletrabajo a cambio de un salario más alto. También hay un 29% de los trabajadores que aceptaría trabajar en la oficina si tiene un horario flexible. Pese a estas cifras, se da la circunstancia de que el teletrabajo avanza en 2023 con respecto al año anterior, conforme recoge el INE en la última Encuesta de Población Activa. A partir de esos datos Adecco Group Institute concluye que el 2023 refleja incrementos en el número de teletrabajadores trimestre a trimestre. De hecho, desde el tercer hasta el cuarto trimestre se dio un aumento del 14%, con 257.500 trabajadores más.
Se trata de un punto de inflexión, puesto que antes del año pasado se registraron siete trimestres consecutivos en los que el teletrabajo se redujo en términos interanuales. Al final de 2023, el número de teletrabajadores superó los 3 millones de personas, considerando a aquellos que trabajaron desde su hogar al menos ocasionalmente.
El 20% de las empresas cree que el modelo presencial es el más productivo, frente al 2% de un año antes
Esos tres millones de trabajadores representan un 19,4% más que a finales de 2022, es decir, se sumaron 350.200 personas. A su vez, esto representa el 11,6% del total de asalariados, que desde CCOO consideran una "consolidación" del modelo de trabajo en remoto. Esto, sin embargo, queda muy lejos de los cálculos del Bando de España, que estimaba que en nuestro país el máximo de empleos susceptibles de usar el teletrabajo alcanza el 30%.
En esos tres millones hay ligeras diferencias. Hay dos mitades: una (48%) que trabajó desde casa ocasionalmente, mientras la otra (51%) teletrabajó más de la mitad de los días, según se desprende de la Encuesta de Población Activa del INE. También hay diferencias por sexo y por edades. El 12% de las mujeres trabajaron desde su domicilio, frente al 11% de los hombres. Y en cuanto a la edad, la franja de entre 25 a 44 años es la que más teletrabajadores acumula, con el 13% del total de ese grupo de edad.
La evolución de este modelo laboral pasó por su pico en el segundo trimestre de 2020, hasta los 3,55 millones de trabajadores. Esa cifra era el doble que antes de la pandemia, cuando apenas se superaban los 1,64 millones de trabajadores en remoto. Así, se sumaron 1,91 millones de profesionales trabajando desde sus casas, de los que permanecen 1,42 y se han perdido casi medio millón (494.500).
Tras el segundo trimestre de 2020, el teletrabajo ha pasado por diferentes fases. El último dato, el del último trimestre de 2023, refleja que un 13,6% de asalariados trabajaron en remoto, el dato más alto desde diciembre de 2021, cuando el porcentaje alcanzaba el 14,4% del total. Antes de eso, se produjo el máximo de la serie histórica con el 16,2% en marzo de 2021.
Madrid y comunicación, líderes en teletrabajo
Con 2023 como año de consolidación del teletrabajo, al menos como parte del ya nombrado modelo híbrido, en UGT hablan de la eclosión de la nueva modalidad y de su reflejo en las relaciones laborales. Eso se traduce en que el año pasado se firmaron 181 nuevos convenios colectivos que regulan el trabajo a distancia. Esa cifra es un 20% mayor que la de 2022 y representa un incremento del 364% comparado con 2019.
Como es lógico, la actividad y la geografía influyen en la distribución del teletrabajo. Empezando por la geografía, vemos que el número de teletrabajadores aumenta en 14 de las 17 autonomías, mientras que en Asturias, Galicia y Canarias se reduce. Lo llamativo de estos datos es que solamente tres regiones tienen un porcentaje superior a la media, a saber: Madrid, Cataluña y Comunidad Valenciana.
Estas tres comunidades autónomas elevan la media nacional hasta el 13,6%, es decir, el 13,6% de los ocupados trabajan desde su hogar. En particular, Madrid lidera con un 22,7%, a mucha distancia de Cataluña, donde el porcentaje de trabajadores que realizan su labor desde su casa asciende al 14,9%. En estas dos comunidades trabajan el 33% de todos los ocupados, pero en términos de teletrabajo, acumulan el 45,4%. O lo que es lo mismo, Madrid y Cataluña albergan casi la mitad de los teletrabajadores. Las razones tienen que ver con la estructura sectorial de sus economías, dado que en otras zonas de España hay un mayor predominio de actividades industriales o de servicios relacionados con la hostería, que requieren más presencialidad.
En el tercer puesto, la Comunidad Valenciana registra un porcentaje del 13,8%. No muy lejos se sitúa el País Vasco, con el 13,1%. En el lado opuesto encontramos comunidades como Murcia, La Rioja (ambas con el 9,2%), Castilla- La Mancha (9%), Castilla y León (8,9%), Extremadura (8,8%) e Islas Baleares (8,6%). No obstante, los registros del año anterior dejaban seis regiones en las que los teletrabajadores ni siquiera alcanzaban el 9% de los ocupados. Ahora, tan solo se encuentran tres.
Aunque hay mejoras considerables, estos datos siguen dejando a España lejos de otros países europeos, concretamente en el puesto 13 entre los que más se teletrabaja. En nuestro país, la media de asistencia a la oficina roza los 3 días a la semana, frente a los 1,8 días en Europa y a nivel global.
En otros términos, si el trabajo a distancia representa el 13,6% en España, en la Unión Europea la media llega al 24,1%. Nuestro país se encuentra cerca de países como Polonia e Italia, donde el teletrabajo alcanza alrededor del 13% de los trabajadores. A su vez, hay una gran distancia con Países Bajos -con más del 56,8%-, Suecia, Finlandia y Luxemburgo, estos últimos cerca de la mitad del total.
En cuanto a las ramas de actividad, el sector de información y comunicaciones lidera el trabajo desde casa, con el 54,8% de los trabajadores desempeñando su labor en sus hogares. Tras este sector, se encuentran el sector financiero, el eléctrico y las actividades profesionales, científicas y técnicas, en las que el teletrabajo supera el 30%.
Uno de cada tres trabajadores se iría de su empresa si esta opta por recuperar la presencialidad total
Desde otro punto de vista, los trabajadores del sector de telecomunicaciones son los que menos acuden a la oficina, según CBRE, pues tan solo asisten 1,6 días a la semana. Los que más presencialidad exigen son el sector público, las infraestructuras o los trabajos relacionados con la biología y ciencias de la salud.
Las oficinas se adaptan al modelo híbrido
La semipresencialidad guarda diferentes aristas para las empresas. Un ejemplo de ello es cómo los viernes la presencialidad cae casi un 70%. El puesto de trabajo tiene una definición menos rígida y, por ello, los espacios de las oficinas se definen más como lugares para la colaboración y menos como una silla y un escritorio donde permanecer sentado 8 horas.
Un dato que ilustra esta nueva situación es la proporción de puestos por empleado, que antes era de uno a uno y ahora es de 0,74. Dicho de otra forma, por cada cuatro empleados hay tres puestos de trabajo, lo que refleja la caída de puestos de trabajo individuales. Esto conduce a la tendencia actual de sillas calientes, puestos que no pertenecen a un solo trabajador, sino que son utilizados a conveniencia por todo aquel empleado que los necesite.
A la vez que se reducen los puestos, estos aumentan de tamaño, concretamente un 14%. El sector público parece escapar a esta tendencia, que también conlleva lun cambio de diseño de las oficinas. Los despachos ocupan la mitad que antes, y también las salas de reuniones han perdido espacio (40% menos). En lugar de ello, se opta por zonas de encuentro informales y salas polivalentes, cuya presencia aumenta más del doble, afirman en CBRE.
En ese sentido, en las oficinas actuales encontramos más espacios que tienen menos que ver con el trabajo, como terrazas, salas de descanso o lugares para el café. Este tipo de zonas ocupan el 44% del espacio total, frente al 24% de 2019. Y eso se produce en oficinas más pequeñas, puesto que la superficie media contratada en 2023 alcanzaba los 820 metros cuadrados, frente a los 1.150 metros de 2019.