El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado recientemente unos aranceles del 25% a la importación de coches extranjeros, acción que ha denominado ‘Día de la Liberación’. Este movimiento tiene como objetivo hacer «América grande de nuevo» y revitalizar el sector industrial del país. Durante un discurso en el jardín de la Casa Blanca, Trump afirmó que el país ha sido «saqueado y violado por naciones cercanas y lejanas, tanto amigas como enemigas».
El mandatario expresó su preocupación por el impacto que estas circunstancias han tenido en los trabajadores de diversas industrias, señalando que «los trabajadores del acero, del automóvil, los agricultores y los artesanos cualificados […] han sufrido realmente mucho». También acusó a países como Corea del Sur, Japón, Vietnam, Tailandia e India de implementar medidas no arancelarias, incluyendo subsidios a sus industrias y la reducción de estándares de producción, para aumentar la competitividad de sus exportaciones.
En respuesta a estos nuevos impuestos, el director general de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), José López-Tafall, notificó que Estados Unidos no es uno de los «mercados críticos» para España, lo que sugiere que el impacto en las fábricas españolas sería «muy limitado». Es relevante mencionar que durante 2024, no se registraron exportaciones de vehículos desde España hacia Estados Unidos.
Sin embargo, la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) ha relevado que los aranceles a ciertos componentes afectarán de forma «estructural» la cadena de suministro transatlántica. Estos gravámenes influirán tanto en las exportaciones directas desde España como en los vehículos producidos en Alemania, Francia o México que incluyan componentes españoles en su diseño.
En 2024, Estados Unidos fue el octavo socio comercial de España en el sector de proveedores de automoción, con una cifra de facturación de 1.021 millones de euros
Este monto representa el 4% de la cifra total de exportaciones, que aunque no es considerado elevado, posiciona a Estados Unidos como un mercado «estratégico, con alto valor añadido y dependencias indirectas clave».