“Nuestra gente trabaja donde cree que es más productiva”
“Quiero que Inetum sea la mejor empresa del sector para trabajar”
El sector de los servicios tecnológicos ha evolucionado muy rápido y el entorno académico, reflejo de nuestra sociedad, no ha sido capaz de ‘digerir’ esta transformación. La generación que se incorpora al mercado laboral está mejor formada que nunca y pide a las empresas una mayor flexibilidad, amparada en la brecha entre oferta y demanda de empleo cualificado.
En este contexto, Capital conversa con Juan Carlos Crespo Zaragoza, vicepresidente ejecutivo de Inetum y director de Operaciones para Iberia y Latinoamérica. Además, por vocación, es profesor titular del Departamento de Tecnologías y Sistemas Informáticos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y forma parte del recién creado Consejo Asesor de la Escuela de Ingeniería de la misma universidad. Esta doble ‘óptica’ profesional y educativa le permite observar con una visión más completa el entorno en el que se desarrolla la actividad económica y sus desafíos.
¿Qué retos tiene por delante el sector tecnológico de cara a 2024?
Creo que somos afortunados por trabajar en el sector de las TIC, que ya supera el 22% del PIB español y seguirá creciendo. El reto hoy es contar con el talento necesario para poder seguir acompañando a nuestros clientes en la transformación que necesitan sus negocios. Es un momento trascendental por la situación geopolítica, económica y, en particular, por la inflación. Nuestro reto es hacer más y mejor con menos.
En este contexto, estamos de suerte porque la aplicación extensiva de la tecnología lo permite. Destaca la inteligencia artificial generativa (GenAI), que va mucho más allá de la mera industrialización o automatización. Durante el 2024 el reto es hacer lo que hacemos, pero más, mejor y más rápido, con costes controlados o reducidos, pero asegurando la productividad y el beneficio.
¿Cómo ve a España dentro del mapa tecnológico mundial?
La balanza de exportaciones e importaciones en nuestro sector es claramente deficitaria. Somos reconocidos internacionalmente porque tenemos profesionales con talento, y por nuestra innovación, pero no somos productores de tecnología. Esto provoca que España y Europa pesen menos de lo que debieran y más en un sector como el nuestro totalmente globalizado.
Tenemos que situar a España y a Europa otra vez a la vanguardia de la tecnología. El marco regulatorio nos debe permitir trabajar, garantizar la privacidad de la información y, al mismo tiempo, desarrollar una tecnología que podamos exportar.
¿Los clientes piden cosas distintas? ¿Cuáles son sus preocupaciones?
Creo el Covid representó un punto de inflexión. La velocidad e intensidad de la demanda ha crecido exponencialmente. Antes del Covid, estábamos embarcados en grandes procesos de transformación de grandes compañías que podían durar años. Ahora, todos los clientes nos demandan resultados rápidos y ágiles. Hemos transformado todos nuestros servicios aplicando metodologías ‘lean’ para entregar esas mejoras en tiempo récord.
Todo lo que nos piden está enfocado hacia las cuatro grandes palancas de una compañía: los empleados, los clientes, la eficiencia en la producción y esa nueva oferta que les permite crecer a doble dígito. Ahora, también vemos claro cómo estas cuatro palancas se articulan mediante tres tipos de iniciativas.
La primera es la demanda de consultoría estratégica TIC, ‘aterrizando’ esos planes estratégicos a las realidades tecnológicas de hoy. Estamos aconsejando a consejeros delegados (CEOs) y apoyando a muchos directores de Tecnologías de la Información (CIOs) en este reto.
El segundo grupo lo conforman las iniciativas para la mejora de la eficacia y la eficiencia del núcleo de sistemas y programas, casi todo ya en la nube (cloud), que mantienen el día a día de las empresas (es lo que denominamos el backbone TIC). No se puede fallar. Los sistemas deben ser extremadamente estables y, en todo, buscamos aumento de productividad o reducción de costes. Nuestros servicios están altamente industrializados y certificados.
Por último, y quizá más importante para el crecimiento de las empresas a las que apoyamos, las iniciativas para captar más valor de sus clientes. Son dinámicas y cambiantes por naturaleza. En este caso, aplicamos tecnologías exponenciales que puedan seguir el ritmo de estos nuevos negocios, y en particular, plataformas líderes en el mercado, como SAP, Salesforce, Servicenow o Microsoft, así como los otros dos grandes hiperescalares: Google y AWS.
Además, contamos con nuestra propia tecnología, enfocada a mercados verticales para Administraciones Públicas, Defensa, Salud, Industria 4.0, Banca y Seguros, Transporte, Telco o retail, entre otros. Esta demanda nos está permitiendo crecer a doble dígito en estos años, y está multiplicando el retorno de la inversión por dos o por tres a nuestros grandes clientes.
¿Qué vendrá tras la consolidación de la inteligencia artificial (IA)?
Llevamos aplicando IA en todos los procesos en los últimos 20 años. La IA generativa (GenAI) es mucho más accesible, más aplicable en la práctica a todos los negocios. Para mí es la cuarta revolución de nuestro sector y va a democratizar el uso de las tecnologías. Vamos a poder interactuar con el mundo digital hablando de forma natural.
Tenemos que desarrollar una IA responsable, es importante que España haya creado una agencia para ello, la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA). El marco regulatorio de la privacidad es crítico, pero no puede ‘encorsetar’ demasiado el uso de la GenAI, porque nos podemos volver a quedar atrasados y nos restará competitividad.
El talento es más ‘infiel’ que nunca, rota mucho y hay una ‘batalla’ por captarlo y retenerlo…
Creo que la mentalidad y la forma de abordar el trabajo de esas nuevas generaciones es completamente distinta. Y, desde mi punto de vista, muy acertada. El compromiso a largo plazo con una compañía, como hicieron sus padres o como hemos hecho nosotros, va a tender a desaparecer.
Nuestros nuevos titulados no quieren estructuras matriciales, piden carreras ágiles, muy enfocadas a proyectos. Tenemos que dejarles libres para organizarse y para alcanzar los objetivos establecidos. Tenemos que establecer retos concretos y constantes, que les permitan crecer profesionalmente. Tendemos hacia organizaciones basadas en comunidades de conocimiento, con flexibilidad para conformar equipos de alto rendimiento por proyecto o servicio.
Nuestra gente trabaja donde y como cree que es más productiva en función de los objetivos de la empresa y de sus propias carreras profesionales. Alinearlos es nuestra tarea. Es una forma de organizar el trabajo, de entender la carrera profesional y la conciliación personal, distinta.
¿Cómo se logra retener y motivar a las personas?
Lo que nos demanda el talento es pertenecer a una empresa de la cual se puedan sentir orgullosos, y ya no sólo que mejore su conocimiento y por tanto su carrera profesional, sino que impacte positivamente en la sociedad. No sólo hay que hacer código, sino sentirse orgulloso de hacerlo bien para un fin. Ya no tenemos estructuras de carreras profesionales rígidas, sino que mediante escucha activa y apoyo, guiamos sus carreras en función de interés y rendimiento, y la mayor velocidad posible.
¿Cree posible un gran pacto de Estado por la formación con un modelo de colaboración público-privada?
Hay un desafío enorme. Las carreras STEM en España están registrando descensos en el número de alumnos y, sobre todo, alumnas. Hay una brecha de género evidente. Es sorprendente, porque la empleabilidad en el sector es prácticamente del 100% (según el propio Colegio de Decanos de Ingeniería Informática de España). Nos van a faltar un montón de profesionales.
El Estado y las Comunidades Autónomas han hecho muchas cosas bien, pero no es suficiente. Tenemos una separación grande entre lo que aportan los estudios reglados y lo que necesitan las empresas, y debemos fomentar colaboración público-privada, tanto a nivel de Universidad como de Centros de Formación Profesional.
Nosotros no debemos sustituir los estudios reglados por las Administraciones, pero ya estamos empezando a tener nuestros estudios homologados. En Inetum no sólo buscamos titulados sino conocimiento y ganas de adquirirlo. En este último año hemos crecido en más de 1.500 profesionales sólo en Iberia y Latinoamérica.
¿Percibe mayor inquietud de los alumnos hacia la tecnología?
Los alumnos que tenemos ahora en nuestra Universidad y esos jóvenes que entran a formar parte de nuestra empresa son mucho más maduros que cuando yo empecé a trabajar. La información es mucho más accesible y han aprendido a utilizarla. Ya no sólo buscan aprender herramientas tecnológicas, sino que se preguntan cuáles son las mejores para hacer algo nuevo, o para simplemente cubrir mejor una necesidad.
Hoy, por ejemplo, se puede hacer casi todo sin escribir una línea de código. El uso de los ‘copilots’ (GenAI) más miles de servicios SaaS (servicios en Cloud ya listos para usar) permiten afrontar los retos de otra manera. Además, y como decía, ya no se busca sólo codificar o diseñar bien, sino saber para qué y qué resuelve, cómo mejora “eso” un negocio o la sociedad de forma más general. Ser nativo digital es una clara ventaja, y es un desafío diario para mí, mantener a estas mentes motivadas y comprometidas con una compañía.
¿Cuál es la principal ventaja competitiva de Inetum?
Nos hemos convertido en una gran multinacional con ADN español (ya más de 27.000 profesionales), con una gran capilaridad, y lo podemos ver aquí donde estamos presentes en todas y cada una de las comunidades. Nos esforzados por mantener la flexibilidad de una empresa muy próxima, y así muy cercana a nuestros clientes, pero con la capacidad tecnológica que tiene una gran empresa global. Esto nos ha permitido dar un gran salto y estar a la vanguardia de la tecnología, desarrollando las soluciones de nicho específicas que necesitan nuestros clientes a la velocidad que la necesitan.
¿En qué sectores sois más ‘fuertes’?
Durante un día en la vida de cualquier persona, que resida o visite España, se interactúa innumerables veces con sistemas creados y mantenidos por Inetum. No sólo porque somos ya el segundo proveedor de las Administraciones Públicas, sino porque nuestros sistemas vertebran multitud de Industrias (Fabricación, Telecomunicación y Energía…), sistemas de Transporte y Salud, las entidades financieras más importantes, sin olvidar el soporte diario a nuestros grandes retailers.
Quizá menos conocida nuestra decidida contribución en Sistemas de Seguridad, Ciberseguridad y Defensa, lo hacemos de una forma discreta, pero es algo de lo que personalmente estoy muy orgulloso.
¿Cuál será la rama de actividad que más ingresos aportará a la compañía en el futuro, prevén un cambio?
Las soluciones que articulan y desarrollan todos los sistemas transaccionales de nuestros grandes clientes van a ser las que nos van a dar más más ingresos. Grandes sistemas que permiten que el día a día de la compañía a la que damos servicio funcione (lo que llamaba antes el ‘backbone’).
Sin embargo, donde esperamos tener mayor crecimiento es en aquellas soluciones disruptivas que acompañan a los nuevos modelos de oferta, basados en plataformas y tecnologías exponenciales cloudificadas. Es donde aportamos mayor valor diferencial al negocio de nuestros clientes.
¿Qué huella quiere dejar en Inetum y en la sociedad?
Siempre he deseado trabajar en una compañía con impacto social y de la que nos podamos sentir todos orgullosos. Para ello, sin duda, hay que conseguir tres cosas: que Inetum sea reconocida como la mejor empresa TIC para trabajar (ya somos Top Employer España y Europa 2023), que nuestros clientes nos consideren un socio tecnológico a largo plazo, capaz de acompañarlos en la transformación continua de sus negocios, y desde luego, que Inetum aporte a la sociedad. Nuestro CEO y presidente, Jaques Pommeraud, ha acuñado un término con el que tanto Manuel García del Valle, director general de Iberia y Latinoamérica, como yo nos sentimos totalmente identificados: Hacemos sistemas B2B2Society (Business to Business to Society).
A nivel personal, estoy muy comprometido en hacer ‘madurar’ la profesión. Estudié Ingeniería de Telecomunicación por vocación. Luego, tuve la suerte de poder compaginar mi trabajo en el sector privado al que dedico el 100% de mi tiempo, con la investigación y la docencia, lo que creo me ha permitido tener una visión algo más holística del sector, y lo que veo es todo lo que nos falta por madurar como colectivo TIC. Deberíamos trabajar de forma más unida como colectivo, al tiempo que intentar, entre todos, democratizar el uso de las TIC.
Desde Inetum y desde la UPM, seguiré empujando en esta dirección.