El porcentaje de aquellos que tienen intención de emprender en los próximos tres años (9,4%) es el más alto desde 2012, según el estudio GEM España 2022-2023
El ecosistema emprendedor se ha convertido en laboratorio de creación e innovación para la economía española y es que la actividad emprendedora ya roza los niveles previos a la pandemia, tal y como se detalla en el estudio GEM España 2022-2023.
Este resultado es un reflejo del espíritu emprendedor e innovador del país y que, como defiende José Bayón, CEO de ENISA, “ya es admirado también desde el exterior por el talento del que sirve”.
A pesar de ello, desde Global Entrepreneurship Monitor (GEM) advierten que las motivaciones que existen para emprender en España “siguen siendo poco ambiciosas y se han visto afectadas negativamente por los años de pandemia”. En el otro lado de la balanza destacan que, tanto mujeres como hombres, sin importar el nivel de ingresos, emprenden por igual.
Sin embargo, la edad sí es un factor que ha cambiado: “La edad es un factor que ha variado, ya que emprenden personas con más edad y cualificación”, recalca Nuria Calvo, directora técnica del proyecto GEM. Y esto, en caso de no cambiar, plantearía un escenario de clara desventaja, ya que, si no crece en el futuro el número de emprendedores jóvenes, se seguirá manteniendo un perfil de emprendimiento envejecido y, por tanto, España gozará de menos recorrido temporal que los países de referencia.
Una radiografía del sector
De este modo, el informe muestra dos escenarios. El primero de ellos señala que en 2022 el 6% de la población española adulta estaba arrancando un nuevo proyecto de negocio de menos de tres años y medio de vida, un porcentaje similar al de 2019.
El segundo apunta a que el porcentaje de aquellos que tienen intención de emprender en los próximos tres años (9,4%) es el más alto desde 2012, lo que confirma, según José Bayón, un crecimiento de la actividad emprendedora similar al vivido tras la crisis financiera de 2008.
Pero, sin embargo, si se compara la situación del país con la del resto de los 48 que se han evaluado en el informe, España se posiciona entre aquellos en los que se perciben peores condiciones de entorno para emprender, aunque mantiene un nivel medio de innovación, un posicionamiento muy similar al de Italia. A pesar de ello, se valora de forma positiva, al mismo nivel que sus homólogos europeos, la existencia y acceso a las infraestructuras físicas y de servicios, así como la educación emprendedora, siendo estas las condiciones que se destacan como las más favorecedoras de la actividad emprendedora española.
“La actividad emprendedora en España es menor, pero más resistente que la de otros países, con las tasas de cierre más bajas de su grupo de países de referencia. Aunque sigue a la cola de sus países de referencia (países con ingresos altos) en la tasa de emprendimiento reciente (TEA), el porcentaje de cierres de empresas en España es el más bajo de su grupo, consolidando a este país como un entorno favorable para la supervivencia de las iniciativas emprendedoras”, defiende Ana Fernández Laviada, presidenta del Observatorio del Emprendimiento de España.
En cuanto al nivel educativo de aquellos que deciden emprender, el informe GEM detalla que las mayores tasas de emprendimiento se producen en los niveles educativos superiores: en 2022, el 11% de las personas con estudios universitarios afirma que está pensando en emprender en los próximos tres años; un 9% lo está haciendo y otro 9% está a cargo de empresas consolidadas de más de tres años y medio de vida.
Además, entre quienes han superado un máster o un doctorado, el porcentaje de emprendedoras es sensiblemente superior al de los hombres, especialmente en la etapa de emprendimiento reciente (TEA). Esto es un claro indicador de la vocación emprendedora de las mujeres de alta cualificación educativa en España. La percepción de tener conocimientos específicos para emprender también aumenta entre los emprendedores respecto al año anterior.
Asimismo, en España, el nivel de renta no es un condicionante para emprender, ya que no predominan emprendedores o emprendedoras con rentas superiores a la media. En 2022 quienes han emprendido lo han hecho arrancando sus proyectos con menos capital que en años anteriores y seis de cada diez proyectos de negocio han necesitado un capital semilla menor de 30.000 euros, lo que refleja la escasa envergadura de las iniciativas, aunque, al mismo tiempo, facilita su financiación.
Por otro lado, siete de cada diez personas emprendedoras inician su negocio en el sector de los servicios (al consumidor y a otras empresas), si bien en los últimos años ha crecido el porcentaje de los que lo hacen ofreciendo servicios a otras empresas, algo que fortalece el tejido empresarial de nuestro país.
Y, por último, cabe destacar que sube el nivel tecnológico de la actividad emprendedora: en los últimos tres años ha ido creciendo el nivel tecnológico de las iniciativas emprendedoras recientes (TEA) y consolidadas. Una de cada diez iniciativas de este tipo se califica como de nivel tecnológico medio o alto, un porcentaje que se duplica si quienes emprenden tienen un nivel educativo universitario o superior. En 2022 el sector de servicios a empresas (B2B) se consolida como nicho de iniciativas emprendedoras de nivel tecnológico medio-alto.