Los Consejos Asesores se revelan como una oportunidad de “segunda carrera” para quienes han concluido su trayectoria directiva. Así lo revela un estudio de Exec Avenue titulado ‘El Consejo Asesor : Un instrumento de crecimiento y competitividad’ en el que se determina que casi uno de cada cuatro consejeros no tiene formalizada su relación con las compañías. Asimismo, los miembros de estos órganos consultivos pueden ganar anualmente hasta 40.000 euros.
En concreto, según destaca el estudio, el 46,4% de los Consejos Asesores de España se ponen en marcha sin un propósito definido. No obstante, son especialmente útiles para las “startups” y empresas familiares que persiguen la profesionalización de su gobernanza.
“Los miembros del Consejo Asesor de una empresa que dirigí, fueron clave en su avance, en la proyección de la marca y en el acceso a oportunidades de negocio a las que a la dirección le costaba llegar. Así, con ellos multiplicamos la facturación por seis en tan solo cinco ejercicios y, sin duda, nos ayudaron a construir un negocio y una marca de gran reputación”. Estas palabras son del director del informe “El Consejo Asesor: un instrumento de crecimiento y competitividad”, elaborado por Exec Avenue, firma internacional especializada en la alta dirección de empresas y con una trayectoria de más de 50 años. Alfonso Jiménez, partner de la práctica de Board Services de la firma, fue pionero en la introducción de esta herramienta en nuestro mercado.
Origen. Estos “órganos informales no regulados,” se componen de varios profesionales que “sirven de apoyo al gobierno y a la dirección de las organizaciones”. Bien definido e implantado, “pueden ser un factor de aceleración del crecimiento y de mejora de la competitividad”.
Son hijos de la Nueva Economía, pues nacieron en la década de 1990 en la órbita de las compañías tecnológicas de California y se extendieron rápidamente a otras zonas de ese país y a Europa. Su contribución al éxito de Silicon Valley fue considerable, cuando no decisiva, al decir de numerosos expertos.
Startups. Aunque válidos para todo tipo de empresa, hay cuatro a las que les resultan especialmente útiles: las “startups”; las que aterrizan en un nuevo mercado; las familiares que persiguen la profesionalización de su gobernanza y las grandes empresas que afrontan proyectos concretos que requieren un conocimiento técnico específico y una alta inversión.
Oportunidad de “segunda carrera”. Las carreras de ejecutivos y directivos suelen concluir en plena madurez, entre los 50 y 60 años. Estos órganos consultivos se revelan como una salida extraordinaria para ellos, “siempre que aporten valor al mercado”. Tarea que se puede prolongar mientras tengan posibilidades de ayudar. En los próximos años, explica Alfonso Jiménez, saldrán del mercado de trabajo miles de ellos y “la sociedad no debería permitir ese desperdicio, menos aún en momentos de cambio, de incertidumbre y crisis como los actuales”.
Aumento de la demanda de profesionales. "Vamos por detrás, tanto de Estados Unidos como de los países europeos donde hay sectores en los que, prácticamente el 50% de las empresas cuenta con un "Consejo Asesor”, apunta el partner de Exec Avenue. Aquí ya hubo algunos precursores a finales del XX, pero su gran progresión se ha producido en las dos primeras décadas de este siglo. Su momento de auge está por llegar. "Veremos explotar -agrega- su puesta en marcha y ya no solo en 'startups', sino en otros muchos tipos de empresas, incluyendo las grandes, por lo que las oportunidades para estos perfiles se van a multiplicar”.
Retribución y relación con la compañía. La retribución a los profesionales que los conforman se realiza habitualmente a través dos modalidades: un fee por reunión o un fee anual. Esa retribución es inferior a la de los miembros de los Consejos de Administración, “ya que en un Consejo Asesor no hay responsabilidad legal”. La remuneración anual oscilaría entre los 15.000 y los 40.000 euros en función de la misión encomendada, del tamaño de la empresa y de las horas dedicadas. Tampoco faltan los no retribuidos o las que recompensan con acciones.
La relación entre el miembro del Consejo Asesor y la empresa se formaliza en un 77% de los casos a través de un contrato mercantil o, al menos, a través de un documento de intenciones. A veces tan solo es la conformidad de una carta de invitación al Consejo Asesor. Sin embargo, en el 23% restante no existe ninguna formalización de la relación.
Profesionalización. Una de las mayores debilidades que presentan en España es la falta de profesionalización en el proceso de selección de los miembros. “Actualmente, la elección de consejeros no se está realizando por firmas de servicios profesionales, sino por contacto directo o indirecto con los candidatos; sin embargo, en otros países de nuestro entorno, sí existe la práctica de contratación de servicios profesionales con tal fin”.
Objetivos. La principal razón por la que se pone en marcha un Consejo Asesor “es para enriquecerse con las aportaciones basadas en la experiencia de un grupo de profesionales de gran valor y talento, así como contar con ellos y su red de relaciones a un coste razonable”, indica la investigación. Otra, muy presente en todos ellos, “es la de aumentar la capacidad de llegada al mercado, tanto de clientes como de reguladores, proveedores, prescriptores, influencers o inversores...”. También se marcan como objetivo acelerar el crecimiento, especialmente en procesos de internacionalización, aterrizaje en determinados mercados o en la toma de decisiones complejas.
Alcance y tipología. Su radio de acción en la mitad de los casos es genérico (estrategia, organización, situación financiera, riesgos, gobierno corporativo, compromisos de sostenibilidad, etc.). Algo así como "un Consejo de Administración con voz, pero sin voto y sin responsabilidad, ya que sus opiniones no son vinculantes en ningún caso”. La otra mitad pone el foco en algún aspecto como la innovación, la tecnología o la introducción en un nicho concreto. En el 53,6% de los casos, el propósito “está definido y se concreta, por ejemplo, en un Estatuto del Consejo Asesor o, al menos, se refleja en la carta de invitación a los nuevos miembros”. Sin embargo, “en el 46,4% se pone en marcha sin tener claro el propósito basándose más bien en una intuición de aportación de valor”.
Los tipos de consejo en función de su alcance y metas son cuatro: Consultivo, Técnico, Reputacional y Facilitador. El responsable de Exec Avenue señala que el que más prolifera en nuestro país es este último, al que define como “el que tiene la atención puesta en el exterior con objetivos específicos de prescripción comercial o de gestiones ante otros grupos de interés importantes para la actividad de la organización”.