Por Marta Díaz de Santos
Los eternos olvidados en la historia de la moda, los calcetines, se han convertido en los últimos años en el accesorio imprescindible del guardarropa masculino. Prueba de ello es que las grandes marcas llevan temporadas otorgándole un papel protagonista en sus colecciones, además de haberse convertido en “tendencia absoluta”. Han pasado a ser los protagonistas indiscutibles de cualquier look. Una de sus grandes ventajas es que sus diseños no conocen límite, nunca una prenda tan simple pudo ser tan creativa. Existen en su formato más sobrio, en sus versiones más atrevidas y llamativas; con estampados o dibujos e incluso si son blancos, que mantienen su elegancia.
Steve McQueen, Cary Grant o el Duque de Windsor son algunos ejemplos de iconos de la elegancia atemporal masculina que se enamoraron del calcetín y aportaron ciertas tendencias, quizá “extravagantes” para la época, que años más tarde fusilarían marcas como Gucci o Yves Saint Lauren. Es más, fue Tom Ford quien decidió que los hombres debían enseñar los calcetines por debajo del traje, como hizo en su día Cary Grant. Mientras tanto, el duque de Windsor hacía suya la costumbre de utilizar calcetines que se salían de los tonos neutros y de los estampados más clásicos. El calcetín blanco fue siempre actor principal en la moda, Steve McQueen lo llevaba sin complejos, siendo la tendencia del momento. Elvis o Michael Jackson lucieron los clásicos calcetines blancos con el ahora incompatible traje masculino, y no chocaba, de hecho, encantaba.
En los años 80’ llegó El Rey del Pop para resucitarlos y volvió a colocarlos en primera plana al combinarlos con sus clásicos zapatos de charol. Su objetivo era resaltar sus famosos movimientos de pie en cada uno de sus bailes, que ya son míticos. En definitiva, el debate sobre el calcetín blanco ha vuelto a salir a la luz, al igual que lo hacen sus distintas modalidades y usos. Hoy repasamos de la mano de dos estilistas las reglas básicas para combinar esta prenda con unos buenos zapatos y tener así cierta noción sobre cómo llevarlos para caminar con seguridad y, sobre todo, con clase.
La primera evidencia tras hablar con ambos expertos en moda es que esta prenda ha de combinar no sólo con el zapato, también con el pantalón. En cualquier caso, coinciden en que lo importante es seguir unas normas básicas de estilismo y utilizar el sentido común. Jesús Reyes, periodista experto en moda y CEO de CoolHunting Madrid Comunicación, comparte sus claves para dar con los calcetines perfectos y cómo llevarlos: “Siempre he hablado de la importancia de los complementos, pero nunca hasta ahora he revelado que en los últimos años el 80% de mis estilismos los comienzo escogiendo los calcetines. Hoy en día este complemento se ha convertido en toda una revelación para el armario de los hombres, que tampoco tenemos mucho más dónde elegir y combinar. Eso sí, no vale cualquier diseño”, expone el experto.
Si se opta por un estilo semi informal, propone unos calcetines con prints y colores 100% combinables con tu armario: “Los tonos nude, neutros, escala de grises, marrones, el azul noche, marino, rojo y los verdes botella u oscuros, cualquier calcetín monocolor será perfecto para llevar a juego con tu jersey de cuello cisne, sudadera, pullover o camisa y camiseta, en casos más sports”. También escoge los calcetines con amebas, topos y rombos, que se pueden llevar también en los tonos que predominan en el armario o quizás en los mismos colores, pero en tonos más claros. Así estará dentro de la misma escala cromática, pero con un toque más cool. El estilista lo tiene claro cuando se trata de llevar traje: “Me pirran los chalecos a juego con la americana y pantalón. Aquí no hay donde elegir: en todo momento calcetines media, llamados también ejecutivos y en color negro. Son los que van con mocasines, zapatos italianos y otros estilos para vestir de oficina y de etiqueta en galas o fiestas”.
Sin embargo, hay momentos en los que el uso del calcetín queda descartado, casi prohibido, concretamente chanclas, espadrilles y sandalias. Sobre los polémicos calcetines blancos o de sport, el experto en moda advierte que sólo para el gimnasio y de algodón, ya sea verano o invierno. En contraposición, la estilista Benedetta Perazzo se anima a la moda de los precursores de Hollywood y permite el calcetín blanco, pero “sólo en looks casuals”, y hace una invitación a que la gente se atreva y experimente más. Perazzo sostiene que hay que pensar antes en el pantalón que en el zapato y marca otra regla imprescindible: llevar siempre calcetín largo y que no se vea en ningún momento la piel ni el tobillo. “Aunque podamos atrevernos más hay que utilizar el sentido común y combinarlos siempre a juego con lo que llevemos arriba”, explica.
En cuanto al grosor, la experta se decanta por el calcetín fino de canalé, salvo en invierno, donde los gruesos combinan perfectos con el pantalón de pana. La estilista opta por el canalé para las personas más clásicas y sostiene que todo depende de la personalidad y el estilo de cada uno, de la situación y también de la ropa, en concreto del color del traje. Si se trata de un traje oscuro sientan fenomenal los calcetines oscuros tipo azul marino o negro porque el color más elegante y sofisticado es el azul marino, sin duda. Nunca falla. Lo ideal en cualquier caso es seguir siempre la misma paleta de color del pantalón y nunca optar por uno demasiado claro.
Los colores potentes se los recomienda a las personalidades más atrevidas, como podría ser el amarillo mostaza. “Hay tonos que favorecen muchísimo con trajes oscuros, como el burdeos o el verde botella. Aunque, una vez más, el azul marino es la propuesta definitiva”. Para looks más casual, con vaqueros o chinos y deportivas, recuerda que los estampados sí, pero que lo importante es el color. Elegir un color complementario o fuerte tipo el rojo potente o un azul klein o el verde siempre será una opción acertada. En cualquier caso, nos recuerda que el pantalón es la clave y que sin un zapato elegante y sobrio es imposible hacer milagros. Ya lo decía Cary Grant: “Es mejor comprar un par de zapatos buenos que cuatro baratos”