Esta semana se presenta en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza IKEA y el arte del hogar, diseño para un mejor día a día, un apasionante viaje histórico y artístico que explora la evolución del hogar durante los últimos seis siglos y que culmina en una exhibición que hace un homenaje a diseño democrático de la marca sueca.
La experiencia arranca con un recorrido por 16 obras maestras de la colección permanente del Thyssen, desde el siglo XV hasta el XX que nos invitan a reflexionar sobre la importancia del hogar en nuestras vidas y su transformación a lo largo del tiempo. Las obras actúan como ventanas a épocas pasadas que revelan cómo los cambios sociales, económicos y culturales han influido en los espacios domésticos y el mobiliario. El objetivo es generar una reflexión sobre las transformaciones estilísticas y de función que durante seis siglos han experimentado los hogares hasta la llegada de los movimientos de vanguardia y la democratización del diseño en el siglo XX, concepto del que IKEA es máximo exponente.
El recorrido culmina en una exhibición situada en la sala Rodin del museo, que estará abierta al público hasta el 6 de enero de 2025, en la que IKEA nos abre las puertas de su historia y profundiza sobre las claves de su diseño democrático: función, forma, calidad, sostenibilidad y precio bajo. En ella además podremos disfrutar de un juego visual de equivalencias entre los cuadros del recorrido y diseños de la marca sueca, explorar la biografía de su fundador, ver la evolución de las portadas de todos los catálogos desde su primera edición, leer el manifiesto de su diseño democrático o entender las influencias que fueron determinantes en su diseño. “A través de esta colaboración con el Museo Thyssen, queremos celebrar la apasionante historia del hogar y cómo IKEA ha contribuido a hacer de él un espacio que da respuesta a las necesidades y deseos de la mayoría de las personas gracias a su diseño democrático”, afirma Almudena Cano Directora de Diseño Retail e Interiorismo de IKEA España y comisaria de la exhibición.
IKEA y el diseño democrático
La búsqueda de la versatilidad, funcionalidad, belleza y comodidad en el hogar ha sido una constante a lo largo de la historia, pero solo a principios del siglo XX se consideró como algo a lo que algún día podrían tener acceso la mayoría de las personas. Esta idea, que nació como un sueño, se convierte en realidad a mediados del siglo XX gracias a IKEA y las cinco dimensiones de su diseño democrático: función, forma, calidad, sostenibilidad y precio bajo.
Heredera del espíritu racionalista, libre y moderno, de la Bauhaus y de las soluciones estéticas y funcionales del diseño escandinavo, la compañía fundada por Ingvar Kamprad en 1943 comenzó a vender muebles que combinaban precios asequibles, diseño y calidad, revolucionando la industria de mueble con propuestas como la venta por correo o la creación de zonas de exposición para que los clientes pudieran probar la calidad de los productos antes de encargarlos.
Con innovaciones que han simplificado la fabricación, el embalaje, el transporte o el montaje del mobiliario, IKEA ha logrado la conquista del confort en los hogares, ofreciendo la posibilidad de crear espacios bonitos y funcionales diseñados para hacer la vida más cómoda y agradable a sus habitantes, a precios al alcance de la mayoría.
La marca sueca ha sido, desde sus inicios, firme defensora de que el diseño debe ser asequible para todas las personas y, por tanto, susceptible de ser reproducido en grandes cantidades de manera sostenible y sin comprometer la funcionalidad y la calidad. Esta fórmula democrática que ya estaba presente en las ideas que movían a Ingvar Kamprad en los inicios de su carrera, se concretó en un libro y en un manifiesto presentados en 1995 en la Feria del Mueble de Milán.
IKEA ha logrado desde su creación en 1943 hasta nuestros días llevar su diseño democrático a más de 31 países y cuenta con 727 millones de visitantes en todo el mundo.
Evolución de los hogares
El recorrido de las obras maestras del Thyssen comienza en el s. XV con El evangelista san Mateo de Gabriel Mälesskircher, que muestra la existencia de muebles multifuncionales como mesas para escribir, almacenar y exponer libros. En la transición de la Edad Media al Renacimiento, el mobiliario se vuelve más ligero y sofisticado, con maderas finas y exóticas, como se ve en Retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni de Domenico Ghirlandaio. En el s. XVI, el nacimiento de la Virgen de Jan de Beer ilustra cómo gran parte de la vida doméstica giraba en torno a la cama, sin distinción entre los espacios públicos y privados.
En el s. XVII, con la relevante presencia de la burguesía a la ciudad, se crean estancias separadas para la vida privada y social, y la casa se convierte ante todo en la sede de la vida de la familia, como se refleja en El tamborilero desobediente de Nicolaes Maes. En el s. XVIII, proliferan las librerías para bibliotecas particulares como se conciben hoy en día, como se puede observar en Rincón de una biblioteca de Jan Jansz van der Heyden. Además, salón se convirtió el en el centro del hogar y en él se desarrollaba la vida social y cultural, apareciendo nuevas tipologías de muebles como la cómoda, el bureau, mesas de juego o chiffonière. Esta búsqueda del confort sienta las bases de la ergonomía y el mueble modernos, algo que podemos ver en el Retrato de la condesa María Benedetta di San Martino de Pompeo Batoni.
A mediados del s. XIX, la mecanización de la producción de muebles abarató costos y permitió la aparición de muebles como la silla Thonet, más accesibles y transportables. Surgen también el sillón de muelles de acero, que junto a la tapicería o el capitoné crean ambientes acogedores, como se muestra en El espejo psiqué de Berthe Morisot o Misia Godebska de Pierre Bonnard.
En el s. XX, los expresionistas como Ernst Ludwig Kirchner rechazaron el avance industrial, promoviendo formas de vida más sencillas, y que tienen su eco en la forma de pintar con influencias de lo primitivo como queda reflejado en Fränzi ante una silla tallada. Ya a finales del s. XIX William Morris, representante fundamental del movimiento Arts & Crafts, había criticado el impacto nocivo de la industrialización, si bien reconocía que no todo era negativo en la producción en serie ya que, al aumentar la producción, se abarataban los precios y se hacían más asequibles los productos.
La Bauhaus retomó esta utopía, buscando aprovechar la industrialización para hacer el diseño accesible. La casa pintada por el artista Paul Klee, en su obra La casa giratoria, puede simbolizar las utopías que aún están por realizarse en los espacios para la vida.
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