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Lifestyle

Jaime Domínguez: “El fútbol debe ser un elemento más que ayude a unir y no a dividir culturas” 

Por Enrique Fernández

"Nosotros creemos que el fútbol, y el deporte en general, puede y debe ser un elemento que ayude a unir culturas y a crear un mundo mejor"

En un Mundial marcado por la polémica y el "poder del dinero", nada mejor que conversar con expertos en la materia como es el caso de Jaime Domínguez, CMO del World Football Summit para conocer y desgranar cuál es la realidad que se esconde detrás de este evento deportivo. 

Es conocido que desde World Football Summit se analiza la industria del fútbol a nivel mundial reuniendo a las principales partes implicadas del deporte rey. Es más, la FIFA reconoce que el Mundial supone su principal activo y es la joya de la corona en el mundo del fútbol. ¿Qué valor económico cree que supone esta competición internacional dentro del conjunto de eventos futbolísticos? 

Sin duda el Mundial es uno de los eventos punteros de la industria del deporte. Hay números que apuntan a $17 billones de impacto económico para Catar 2022 y que recibirán 1,2 millones de visitantes (en un país cuya población no llega a tres millones de personas)”. 

Estos datos están por debajo de las expectativas que había inicialmente, dado que el impacto económico que se proyectaba era de $20 billones y 1,5 millones de aficionados. Detrás de esta caída hay causas de diversa índole: económicas, sociales o logísticas. 

¿Cree que para la industria del fútbol el Mundial es el principal objetivo o hay otras competiciones como la Champions League que pueden discutir el trono del futbol a este torneo internacional? 

El Mundial es el torneo de fútbol más popular, pero su impacto económico es más reducido dado que se juega cada cuatro años (en comparación con un torneo como la Champions League o las ligas nacionales.) De hecho, la Champions League es el torneo que más dinero reparte en premios ($1.300 millones) muy por encima de la F1 ($800 millones) y el propio Mundial (casi $600 millones). 

Esta es una de las razones detrás de la propuesta de la FIFA de cambiar el modelo y que se celebre cada dos años, pues permite activaciones más recurrentes. 

Si lo analizamos desde el ámbito de negocio, en realidad, depende de los objetivos que tenga cada organización o entidad que quiera asociarse con algunas de estas competiciones. 

Centrándonos ya en el Mundial de Catar, la elección de este país estuvo marcada por la polémica con casos de sobornos y compra de votos. Una elección que, junto a la vulneración de derechos humanos y las restrictivas políticas del país árabe, han levantado una gran controversia en todo el mundo. ¿Qué opina sobre la sede del catalogado como “Mundial de la vergüenza” por Amnistía Internacional? 

No entramos en esto. Es un criterio de la FIFA y poco podemos opinar ahí. 

Otra de las polémicas de este Mundial viene asociado al cambio de calendario celebrándose en noviembre-diciembre en lugar de durante el parón de verano como es costumbre. ¿Qué opina usted sobre esta alteración? ¿Se está primando el factor económico frente a la “tradición” futbolística y el “respeto” por las competiciones domésticas? 

En el fondo se trata de probar un nuevo modelo y todo dependerá de analizar sus ventajas e inconvenientes a final de temporada para mejorarlo.  

Desde el punto de vista económico, FIFA va a pagar $209 millones a los equipos que cedan jugadores de su plantilla. Esto equivale a unos $10.000 por jugador por día. 

Además, más que la “tradición,” lo que preocupa a organizaciones como FIFPro es la exigencia física a la que se someten los jugadores que acuden al Mundial y, a la vez, el “parón” al que se ven obligados aquellos que no acuden. No somos expertos en este tema, pero, en el fondo, todo lo que sea priorizar la salud de los jugadores tendrá un impacto positivo en el negocio. 

Se espera que el Mundial de Doha sea el evento futbolístico más caro de la historia con 220 billones de dólares invertidos en la construcción de estadios e infraestructuras ¿Cree que este ostentoso Mundial supondrá un antes y un después en la historia de la competición? 

La realidad es que se observa una tendencia creciente desde 2014. Parece que para Catar se proyectan $220 billones de inversión, pero el Mundial de 2018 en Rusia tuvo una inversión de unos $11,6 billones y el de Brasil 2014 unos $15 billones. Por su parte, el de Sudáfrica 2010 fueron unos $3,6 billones, y ahí es donde se nota más el salto. 

Al final, esos grados de inversión son muy elevados para que un país pueda asumirlos y por eso se están viendo más candidaturas conjuntas. Un ejemplo es el Mundial 2026 de EEUU, Canadá y México o algunas de las candidaturas para 2030 como la de España, Portugal e Ucrania; Arabia Saudí, Egipto y Grecia; o Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay. 

La inversión final dependerá del criterio que adopte la FIFA para elegir el proyecto ganador. 

Catar quiere ‘mostrar’ a Occidente su apuesta económica para este siglo siendo el Mundial la oportunidad de oro para descubrir al mundo su cultura. ¿Cree que el fútbol supone la mejor herramienta para hermanar la cultura occidental y oriental? 

Nosotros creemos que el fútbol, y el deporte en general, puede y debe ser un elemento que ayude a unir culturas y a crear un mundo mejor. Ese es, por ejemplo, el espíritu detrás de algunos de los premios que otorgamos en nuestro evento anual, WFS Europe. 

Además, un porcentaje de nuestro ticketing va destinado a apoyar la causa de Common Goal, que está gestionando donaciones a proyectos y ONGs que están ayudando a los afectados por la guerra de Ucrania. 

En resumen, el fútbol puede y debe ser un elemento más que ayude a unir y no a dividir culturas.  

Este Mundial supone una prueba más del creciente “dominio árabe” dentro de la industria del fútbol: clubes estado, patrocinio de ligas y competiciones, celebración de eventos deportivos europeos en Asia… ¿Cree que este nuevo “reinado del dinero” dentro del fútbol está transformando la industria de este deporte? ¿Estamos viviendo un cambio disruptivo dentro de la historia del fútbol? 

Estamos en un momento de transformación, de eso no hay duda, pero si lo analizas bien, hay inversores interesados en el fútbol en todo el mundo. Por ejemplo, últimamente hay una tendencia de inversores americanos comprando equipos ingleses (Actualmente nueve de los equipos de la Premier cuentan con inversores americanos y pronto pueden ser 10), italianos (El AC Milán) e incluso españoles (El CD Castellón o el Real Zaragoza). También vemos capital de origen mexicano que está entrando en España, concretamente en el Sporting de Gijón y el Real Oviedo.  

La percepción global es que el fútbol está infravalorado debido a las oportunidades para monetizar que vendrán a futuro. Precisamente, desde Clearlake Capital Partners, unos de los nuevos dueños del Chelsea, creen que el club tiene potencial para doblar ingresos en el futuro, y ya parte de una cifra de $558 millones en la temporada 2020-21. 

Nosotros vemos la tendencia más orientada hacia un modelo de gestión basado en la multipropiedad de clubes o incluso, de entidades deportivas, pues permite sinergias que antes no se veían.  

Por ejemplo, Redbird Capital Partners ya ha organizado acciones de marketing conjuntas entre dos de sus “properties” como son el AC Milán y los New York Yankees de béisbol.  En resumen, estamos ante un momento de cambios muy profundos en el mundo del deporte, pero a nivel global, no se limita al fútbol únicamente. 

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