Ámsterdam destaca como destino turístico europeo por su diversa y amplia oferta cultural
En los meses de abril y mayo, el país se convierte en el paraíso de los tulipanes
Viajar a Países Bajos en abril da la oportunidad de contemplar uno de los mayores símbolos de este país como son los tulipanes. Estas flores, ‘responsables’ de la destrucción económica del país en el siglo XVII, dotan a los campos de unos colores inigualables durante dos meses únicos en el calendario (Países Bajos concentra el 80% de la producción mundial de este bulbo).
La visita a este país parte de la diferenciación entre Países Bajos y Holanda. Holanda solo hace referencia a dos partes de las 12 provincias que conforman Países Bajos. Por ello, para evitar confusiones, el Gobierno del país decidió en 2020 ‘eliminar’ el nombre de Holanda y utilizar oficialmente ‘para todo’ el nombre de Países Bajos.
Ámsterdam, capital de la multiculturalidad
La conocida como ciudad de las bicicletas y los canales, y capital de los Países Bajes, es uno de los grandes reclamos turísticos dentro de Europa gracias a su diversa y amplia oferta cultural y de ocio. La ‘Venecia del Norte’ cuenta con más de 100 kilómetros de canales, a los que sumar más de 1.000 puentes y más de 2.000 casas flotantes. Pasear por la orilla de estos canales a pie o en bicicleta; o cruzar sus aguas en barco suponen una oportunidad perfecta para conocer la vida cotidiana de la ciudad a la par de disfrutar de la arquitectura vanguardista de las edificaciones que custodian los canales. Especialmente, merece la pena acercarse hasta el canal de Herengracht al albergar las casas más señoriales y de mayor encanto de la ciudad.
Paseando por la orilla del canal Singel se encuentran dos mercados que merece la pena visitar. Por un lado, el Bloemenmarkt, uno de los lugares más visitados de la capital. Este mercado de las flores se remonta a finales del siglo XIX, cuando los comerciantes locales comenzaron a comercializar flores (especialmente los tulipanes) en un mercado construido sobre barcazas encima del agua. En la actualidad, y más aún en los meses de primavera, este mercado se llena de color ante los cientos de variedades de bulbos que se ofrecen en los escaparates. El otro mercado a visitar es Waterlooplein Market, el mercado de segunda mano al aire libre más grande de Europa.
Siguiendo por la ruta de los canales, a orillas del canal Prinsengracht se encuentra el hospitalario barrio judío de Jordaan y, dentro del mismo, el sobrecogedor Museo Casa de Anna Frank. En la parte trasera de este edificio vivió dos años la familia de Anna Frank durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial. Durante su cautiverio, Anna Frank escribió el famoso diario que posteriormente sería publicado por su padre Otto Frank, único superviviente de la familia.
Y del Museo de Anna Frank, al Museumplein o barrio de los museos. Una zona única de la ciudad en la que se concentran algunos de los más famosos museos del país como el Museo Van Gogh, en cuyas salas se pueden apreciar más de 200 pinturas y 400 dibujos de uno de los pintores más grandes de la historia; el Rijksmuseum o Museo Nacional y Moco Museum, dedicado al arte moderno y urbano, contando con obras de artistas como Warhol o Bansky.
Callejeando por la ciudad, los puntos clave que uno no se puede perder son las plazas de Leidseplein y Dam, centros neurálgicos de la ciudad; el beaterio del siglo XIV Begijnhof o la iglesia Oude Kerk, el edificio más antiguo de Ámsterdam datado del siglo XIV.
Dejando atrás Oude Kerk, caminando por las empedradas calles, la vista se detiene ante una escultura de bronce enclavada en los adoquines del suelo: la mano en el pecho. Esta escultura de autor y origen desconocidos confirma a los viandantes que se encuentran en el corazón del Barrio Rojo. De Wallen, las calles más famosas del país, no deja indiferente a nadie con su animada vida nocturna, sex shops, luces de neón y escaparates abiertos en los que las prostitutas ofrecen sus servicios. Un pintoresco escenario clave en la vida de la ciudad.
Queso y pueblos pintorescos, la esencia del norte
Al norte de la capital se encuentran algunos de los pueblos más pintorescos del país. Alkmaar, el pueblo más norteño de este listado es conocido por celebrar el mercado de queso más famoso de los Países Bajos. Una fiesta que se celebra cada viernes con la Waag o casa de pesaje (en este caso, una edificación en forma de torre con reloj) presidiendo la ceremonia, y que supone una de las visitas más diferentes del país, completada con un paseo por su formidable centro histórico del siglo XVI.
Más próximos a Ámsterdam se encuentran los pueblos de Edam, Volendam y Marken, siendo una visita que puede realizarse en un único día saliendo desde la capital. Edam supone uno de los rincones más visitados del país, denominado como la ‘pequeña Ámsterdam’ por las similitudes que guarda con la capital: canales, casas pintorescas, y, sobre todo, su puente Kwakelbrug.
A pocos kilómetros del Edam se encuentra el pueblo pesquero de Volendam, cuyo paseo marítimo y zona de Het Doolhof (entramado de calles con casas de madera pintadas de diferentes colores) suponen un motivo suficiente como para desplazarse hasta allí. A continuación, se encuentra Marken, caracterizado por las casas con jardín y granjas que bordean los canales, teniendo el faro y la fábrica de zuecos como principales puntos turísticos.
Cerrando los pueblos del norte se encuentra Zaanse Schans. Este pueblo, famoso por sus molinos de viento del siglo XVII, supone uno de los lugares más visitados y fotografiados del país.
Keukenhof, el gran jardín de Europa
Este gran parque de más de 32 hectáreas supone el gran atractivo del país en los meses de abril y mayo al convertirse en el paraíso de los tulipanes. En sus campos, cada primavera más de siete millones de tulipanes llenan de color y olor estos jardines del siglo XV que únicamente permanecen abiertos al público desde mediados de marzo a mediados de mayo.
Utrecht, embrujo de pasado y presente
Situada en el corazón de los Países Bajos, la ciudad de Utrecht está considerada como una de las ciudades europeas más bellas por el contraste de sus edificios históricos y canales, con los paisajes urbanos modernos.
La ciudad del encanto cuenta con elementos arquitectónicos históricos como la catedral de San Martín, del siglo XIV que, pese a haber sufrido daños por terremoto y revueltas civiles a lo largo de los siglos, mantienen gran parte de su estructura gótica, destacando el claustro (Pandhof Domkerk) y su campanario, conocido coloquialmente como Domtoren. Completando los edificios más históricos se encuentran el edificio Academiegebouw, situado dentro del complejo universitario, y Huis Zoudenbalch, casa del siglo XV caracterizada por el rojo de sus contraventanas y su fachada de estilo gótico.
Como toque moderno a la visita de Utrecht, merece la pena acercarse a ver la escultura de la ballena. Una figura realizada dentro del canal y elaborada a partir de materiales de plásticos reciclados del océano Pacífico.
Por último, a pocos kilómetros de la ciudad se encuentra el imponente Castillo de Haar. La edificación militar más grande del país destaca por la riqueza de sus salones y jardines, siendo una residencia exclusiva de la familia van Zuylen (que se sigue hospedando allí todos los meses de septiembre) y lugar de celebración de bodas y eventos.
La Haya, sede real
La capital administrativa de los Países Bajos alberga los principales edificios públicos, tales como el parlamento, la sede del Gobierno y el domicilio de la familia real, además de ser la sede de la Corte Internacional de Justicia de la ONU.
Respecto a qué ver en La Haya, una visita imprescindible es el Museo Mauritshuis. Al margen de la belleza exterior de este edificio del siglo XVII, en su interior se encuentra la mejor colección de pinturas del Siglo de Oro neerlandés, con obras de artistas como Rembrandt, Rubens o Vermeer.
La siguiente parada es el Palacio de la Paz o Vredespaleis. La Corte Penal Internacional se aloja en un edificio neorrenacentista de comienzos del siglo XX, razón por la cual únicamente se puede visitar el exterior del mismo.
En el casco histórico, existen varios edificios señoriales que merece la pena visitar. En primer lugar, el antiguo palacio de invierno de la Reina Madre Emma, conocido como Escher in Het Paleis. Pese a que el exterior no es de los más llamativos de la ciudad, en su interior se pueden apreciar más de 120 grabados de M.C. Escher. Como punto clave del casco histórico, situado a la orilla del Manantial de la Corte o Hofvijver, se encuentra el conjunto de edificios Binnenhof. Coronado por un castillo gótico del siglo XIII, este conjunto de edificios alberga varias instituciones políticas del país siendo la sede parlamentaria en uso más antigua del mundo.
Continuando por la orilla de Hofvijver, se encuentra el Museo de Gevaguenpoort, también conocido como 'Puerta del Prisionero', al estar situado en la antigua cárcel medieval de la ciudad. Y, a pocos pasos del museo, la calle Noodeinde. Esta vía repleta de tiendas y cafeterías supone una de las calles más importantes de la ciudad. Siguiendo la misma se alcanza el Palacio Noordeinde, uno de los cuatro palacios oficiales de la familia real. El edificio es utilizado como lugar de trabajo de la monarquía por lo que únicamente se pueden visitas el exterior del palacio y los jardines.
Delf, ciudad de arte
A 50 kilómetros de Ámsterdam se sitúa la cuna de Johannes Vermeer y de la cerámica azul. Una ciudad pequeña pero repleta de encanto siendo además una de las urbes más pintorescas de todos los Países Bajos. Entre los edificios más destacados de su colorido casco histórico, la joya de la corona es el ayuntamiento o Stadhuis. Una impresionante edificación renacentista cuyo sello diferenciador y único es su torre gótica conocida como Het Steen. Decorada con pilastras y esculturas (incluyendo la figura de la Justicia en su frontón), puede considerarse como la mejor fachada arquitectónica que visitar en el país.
Además, la ciudad esconde otros edificios destacados como Nieuwe Kerk, iglesia del siglo XV con un impresionante campanario de 108 metros; Oude Kerk, la iglesia ‘predecesora’ cuya principal característica es su campanario inclinado; o el monasterio Prinsenhof, residencia de William de Orange (en este lugar fue asesinado), con una impresionante colección de pinturas entre las que destacan algunas obras de Vermeer.
Róterdam, el gran puerto
El segundo puerto más grande del mundo tras Singapur es una ciudad ‘nueva’ tras tener que reconstruirse de los escombros en los que quedo sumida por los bombardeos sufridos durante la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente, en la ciudad se pueden encontrar algunos edificios de estilo innovador como la estación central, el edificio Markthal y las casas Cubo Kubuswoning. Unas construcciones rompedoras que ‘conviven’ con los pocos edificios que sobrevivieron a la guerra como son el ayuntamiento de inicios del siglo XX y estilo renacentista, la catedral de San Lorenzo del siglo XV (dañada en los bombardeos, pero reconstruida con gran brillantez) o el pequeño puerto Delfshaven en el que se pueden apreciar algunas edificaciones de la antigua ciudad.
Kinderdijk y sus molinos
Como última parada del viaje: el pintoresco pueblo de Kinderdijk, conocido como el pueblo de los molinos. Junto con Zaanse Schans, supone una de las fotografías más conocidas del país por sus majestuosos molinos de viento. En el caso de Kinderdijk, el pueblo cuenta con 19 molinos del siglo XVIII declarados Patrimonio de la Humanidad.
Viajar a Países Bajos supone un viaje hacia la rebeldía y la personalidad. Una experiencia en la que disfrutar de países únicos con sus laderas de tulipanes por el día, para posteriormente sumergirse en las calles rebeldes y multiculturales de Ámsterdam por la noche. Un viaje en el que la historia se junta con la vanguardia, siendo abril una oportunidad especial para conocer este paraíso morado.
