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Lifestyle

Rápidos, rentables y furiosos

Por Enrique Fernández

Tras la compra del Grupo Fórmula 1 por parte de Liberty Media en 2016, la cotización bursátil de las acciones de la F1 no ha dejado de aumentar triplicando su valor 

En la temporada 2022 se ha conseguido facturar más de 2 mil millones de dólares dejando 1.400 millones a repartir entre las 10 escuderías 

El deporte de motor rey vuelve a sus tiempos dorados cerrando 2022 con una facturación superior a los 2.200 millones de dólares, continuando así con una dinámica ascendente que se remonta a finales de 2016, con la adquisición del Grupo Fórmula 1 por parte de la compañía de medios Liberty Media.  

Liberty Media y 2016, el ‘Nitro’ que la F1 necesitaba 

Si el sistema de sobrealimentación de óxido nitroso permite dar una potencia extra al vehículo, Liberty Media permitió a la competición de la Fórmula 1 revertir una situación de caídas abocada a la desaparición del propio campeonato. Con este símil mecánico se puede ejemplificar el impacto que ha tenido la compañía de medios norteamericana en el ecosistema financiero de las carreras de coches más famosas del mundo. 

En 2016, Liberty Media desembolsaba 4.400 millones de dólares a Bernie Ecclestone, CEO y fundador de la Fórmula 1, por la adquisición de la máxima competición de motor. Bernie se retiraba del mundo del motor cediendo el volante al grupo norteamericano tras medio siglo a los mandos de las ‘lucrativas’ carreras de coches (en 2014, la revista Forbes valoró en 4.000 millones de dólares la fortuna del empresario británico). 

Bajo el mandato de Ecclestone, la Fórmula 1 alcanzó el Olimpo dentro del mundo deportivo empresarial, pero, en la entrada del siglo XXI, todo el imperio empresarial del motor comenzó a derrumbarse ante la inestabilidad de algunos de sus pilares. En 2006, con los primeros atisbos de una nueva crisis financiera, la rentabilidad de la competición sufrió una caída en picado para las escuderías más pequeñas provocando una desbandada de patrocinadores. A su vez, el oligopolio de las pocas escuderías que lograron mantener su poder adquisitivo (Ferrari, Mercedes-Benz, etc.) supuso una pérdida de competitividad en las carreras. Esta devaluación del producto provocó una importante bajada de audiencia e ingresos por entradas y derechos televisivos. 

El desajuste en el reparto de ingresos, la incapacidad para atraer al público joven, la poca variedad y obsolescencia de los circuitos y las limitaciones de desarrollo de varias escuderías ante la falta de fondos, llevaron a que, año a año, la competición fuese perdiendo atractivo viendo como los peces pesados de la pecera (las escuderías clásicas con mayor poder) terminaban por engullir a los peces más pequeños. Una ‘muerte lenta’ que consiguió pararse con el cambio de propiedad de la ‘pecera’. 

Desde la entrada de Liberty Media, el primer objetivo buscado por la compañía fue la generación de una conexión emocional del público con la competición. Para ello, era vital conseguir una mayor igualdad entre las escuderías ampliando así las opciones de título para las escuderías pequeñas. ¿Cómo lograrlo? Estableciendo límites salariales e igualando los ingresos a repartir entre todas las escuderías a través de una renovación del pacto de concordancia. A mayor competitividad, mayor atractivo. 

Con el propósito de atraer a las nuevas generaciones (en 2019 sólo un 14% de la audiencia de la Fórmula 1 tenía menos de 25 años), Liberty Media optó por adaptar sus productos a los canales de comunicación preferidos por los jóvenes produciendo, junto a Netflix, la docuserie Drive to Survive. A través de este nuevo producto audiovisual, el mundo entero descubría las entrañas de la Fórmula 1, convirtiendo a los pilotos y mecánicos en estrellas de un programa marcado por la acción y el ruido de los motores.  

El éxito de la serie fue inmediato, consiguiendo un incremento del 18% en los usuarios de esta plataforma tras su estreno; y actuando como ‘ariete’ para la incursión y aceptación de la Fórmula 1 en el inexpugnable mercado estadounidense. Tras el lanzamiento del serial, la Fórmula 1 incrementó un 40% su audiencia, consiguiendo ‘robar’ seguidores a la NASCAR, deporte de motor rey en el país. 

El impacto de Drive to Survive sobre la Fórmula 1 fue inmediato, acrecentando un 41 % la audiencia en el primer año (temporada 2020) y un 56 % en el segundo (temporada 2021). Actualmente, la serie acaba de estrenar su quinta temporada y continua su triunfal carrera siendo uno de los productos estrella de Netflix. 

Las acción de captación de público de la Fórmula 1 fueron omnicanal. Desde la celebración de eventos físicos en ciudades de todo el mundo, la apertura de nuevos perfiles en redes sociales ‘inexploradas’ para ellos como Tik Tok en 2020 (actualmente supera los 5,4 millones de seguidores en la actualidad), hasta el desarrollo de competiciones virtuales a través de la Liga Esports Series.  

Con esta competición virtual, la Fórmula 1 conseguía ‘enganchar’ a una audiencia antes inalcanzable (menores de 25 años) con una rapidez digna de sus monoplazas: la edición 2020 acumuló un total de 11.4 millones de personas a lo largo de la temporada, un 98% por encima del 2019, año de lanzamiento de la competición. Liberty Media fue muy consciente del poder que la generación Z comenzaba a tener en el mundo, sabiendo identificar la necesidad de adaptación del producto a los medios de consumo que estas nuevas juventudes venían demandando. Redes sociales, Esports y, desde 2021, la F1 TV, una plataforma propia de streaming para ver las carreras por medio de suscripción. 

El futuro de la F1 

¿Mereció la pena tanta inversión? La respuesta de Liberty Media a esta pregunta es ‘claramente si’. A excepción del 2020 (año del coronavirus, con unas pérdidas superiores a los 350 millones de euros por la cancelación de carreras), la evolución financiera de la competición no ha dejado de subir. En 2021, la Fórmula 1 consiguió un beneficio récord de 2.140 millones de dólares con una audiencia de 445 millones de personas. En 2022, la facturación continuó su dinámica ascendente incrementándose esa cifra en 200 millones más, hasta alcanzar los 2.200 millones. 

En el mercado bursátil, las acciones de la Fórmula 1 han incrementado su valor un 344% pasado de cotizar por 18 dólares en 2016 a 62 en la actualidad. Una gallina que vuelve a dar huevos de oro y cuyo siguiente paso será en 2026, con la elaboración de nuevos repartos económicos, nuevas promociones y la entrada de nuevas escuderías como Audi y Porsche.  Una gallina en disputa entre Liberty Media y la FIA (Federación Internacional del Automóvil), ante el temor del ‘lobo’ del Fondo Soberano de Arabia Saudí (PIF) acechando en la oscuridad del mercado bursátil a un Liberty Media dispuesto a vender la competición, si la rentabilidad de la operación lo merece. 

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