Domingo, 30 de Marzo de 2025

Viajes

Alentejo: Simplemente más allá del Río Tajo

La villa romana de Pisões invita a imaginar la vida en el Alentejo de hace dos mil años

Por Pedro Madera

Los tópicos nos han desenfocado a menudo la realidad del lujo en Portugal. Siempre se habla de la ‘saudade’ y de los ‘fados’, pero la realidad de las ciudades lusas es muy distinta. Turismo tranquilo, excelente gastronomía y gente tranquila muy dispuesta a ayudar al visitante. Aquí el lujo se mide en tiempo y en la calidad de los pequeños detalles.  

El topónimo Alentejo, que significa “las tierras más allá del Tajo”, es posiblemente la región que mejor guarda la esencia de todo un país. Su mirada al mar, su diferenciación de España y un turismo rural de calidad para todos los estilos.  

Por eso, nada más llegar al Alentejo, el viajero aprecia que está en una región distinta. Su vasto territorio se abre paso desde la frontera con Extremadura hasta el Atlántico. Pueblos blancos encalados, siluetas de poderosos castillos, miles de encinas dispersas en las grandes propiedades de la zona y los mejores caballos lusitanos del mundo. 

Tradicionalmente, el Alentejo sobrevive gracias a su economía agrícola, aunque en los últimos tiempos también está sufriendo la metamorfosis industrial que se vive en el resto del país. Su verdadera riqueza, sin embargo, deviene de otros factores. 

Si nos quedamos en las tierras cercanas a la frontera con España, hay nombres obligados. Estremoz o Marvão merecen una visita. Evora es la parada obligada, para un par de días. Esta ciudad tiene un aire imponente que atrapa a todos sus visitantes. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en sus calles, se respira historia por los cuatro costados. 

Las calles de la ciudad antigua están salpicadas de mansiones manuelinas y numerosos rincones con elementos moriscos. La Catedral, con el impresionante Apostolado del pórtico, la Antigua Universidad y el Acueducto de Prata son básicos en las rutas por la ciudad, subiendo y bajando sus cuestas, al igual que sus numerosos cafés, lugares con mucho encanto para ver pasar el tiempo tranquilamente. 

A pesar de un cierto aire decadente, hay que intentar dormir en la ‘Pousada dos Loios’, alrededor de 100 euros, con excelente ubicación junto al templo de Diana, que fue construido en el siglo II a.C. Aunque parezca extraño, después de haber sido utilizado como matadero, conserva en perfecto estado catorce columnas corintias, que presumen de belleza en medio de un entorno de fachadas blancas al más puro estilo portugués.  

Cuando la vega se abre, las posibilidades se abren. Camino de Beja, la capital del sur, bien merece una parada en Moura, después de pasar por Portel. Pasamos ahora a la orilla izquierda del río Guadiana, un terreno que está dominado por encinas, jaras, trigales y, sobre todo, olivos. Al llegar a Moura, una cosa se hace imprescindible: saborear su excelente aceite de oliva, que tiene Denominación de Origen. La producción de este líquido se remonta a la época de los romanos y es común oír en Portugal el dicho que hace referencia a “ser tan fino como el aceite de Moura”.   

Las viejas haciendas agrícolas se han transformado en alojamientos de lujo. Un buen ejemplo lo tenemos en la Heredade da Malhadinha Nova. Se trata de un alojamiento que combina modernidad, tradición y lujo en un entorno rural del Alentejo. Con seis exclusivas unidades de alojamiento, y 23 habitaciones, ofrece privacidad y confort, integrando objetos artesanales locales con diseño internacional. Cada villa incluye buggies y bicicletas BTT exclusivos. 

Las actividades destacan por su conexión con la naturaleza, como paseos en globo, canoa en el río Guadiana, picnics románticos, talleres de cocina o música tradicional, entre otras experiencias temáticas dentro y fuera de la propiedad. 

"A Odemira no se viene para contemplar las maravillas del arte, sino para deleitarnos con las maravillas de la naturaleza"

Si nos gustan las opciones urbanas, la opción de Beja no falla. Combina historia, cultura y paisajes únicos. La visita debe englobar la Torre del Castillo de Menagem, símbolo de la ciudad con vistas panorámicas, y continuar hacia lugares históricos como la Iglesia de Santiago, la Catedral, la Iglesia de Santo Amaro y la Praça da República con su arquitectura manuelina. También destacan el Convento de Nuestra Señora de la Concepción, famoso por las ‘Cartas Portuguesas’ de Mariana Alcoforado, y el Teatro Pax Julia, ahora renovado como espacio cultural. 

Otros puntos de interés incluyen el Convento de San Francisco, ahora una Pousada; la Biblioteca José Saramago; la Casa de la Cultura, y el Jardín Gago Coutinho e Sacadura Cabral, un lugar ideal para pasear. Fuera del centro histórico se encuentran el Parque de Ferias y Exposiciones, la zona universitaria y el moderno Parque de la Ciudad. En las afueras, la villa romana de Pisões invita a imaginar la vida en el Alentejo de hace dos mil años. 

La citada pousada de San Francisco ha convertido en lujo su austeridad monacal. Una vez aquí dentro es imposible evadirse de la historia de amor que deambula por toda la ciudad de Beja y que habla del romance de Mariana, una bella monja del siglo XV que habitó en este convento y que se enamoró del conde de Chamilly, quién tenía prohibido verla.  

 

Otra opción puede ser Mértola es otra buena alternativa para conocer el Parque Natural del Río Guadiana. Llama la atención su alzado sobre la orilla derecha del río. Por aquí también pasaron muchas civilizaciones, desde los fenicios y los cartaginenses hasta los romanos y los árabes, siendo estos últimos quienes dieron un gran esplendor a la villa, con una de las mezquitas más grandes de los alrededores. 

A pesar de otros atractivos monumentales que tiene también Mértola, como su castillo medieval y la Torre del Río, que es un puente románico fortificado, aquí también sobresalen sus maravillas naturales. Se debe visitar el Parque Natural del Valle del Guadiana, donde sobresale el salto de agua del Pulo do Lobo, que es el mayor del sur del país.  

No muy lejos de allí podrás encontrar un restaurante espectacular que cuenta con una Estrella Michelin. Se trata de ‘Herdade do Esporão’, situado en el corazón del Alentejo. Ofrece una experiencia única que combina historia, naturaleza y gastronomía. La visita incluye un recorrido por los viñedos, jardines y bodegas para aprender sobre la producción ecológica y la elaboración de vinos.  

Además, se disfruta un exclusivo menú degustación de 5 platos preparados con ingredientes de temporada, armonizado con vinos locales, en el restaurante ‘Herdade do Esporão’, galardonado también con una Estrella Verde. Su cocina es un referente de ese nuevo turismo rural de calidad. Gracias a ingredientes locales de alta calidad, texturas bien definidas y sabores armoniosos, todo es tan delicioso aquí que querrá probar cada plato. Este restaurante, situado en una gran finca rodeada de viñedos, olivares e incluso un embalse, combina un diseño moderno con toques escandinavos.  

"Los arroces con gambas o sepia, las calderetas y las sopas de pescado están presentes en las cartas de todos los restaurantes"

Y, por supuesto, hay que llegar al mar. Entre las sierras de Cabeça Gorda y Pinheiros, se levanta la villa de Odemira, a la que se accede siguiendo el curso del río Mira, que hasta aquí nos ha traído por un cauce que discurre por valles profundos y tortuosos, aunque desde esta población baja ya tranquilo hasta su desembocadura en Vila Nova de Milfontes.  

A Odemira no se viene para contemplar las maravillas del arte, que son escasas por otra parte, sino, principalmente, para deleitarnos con las maravillas de la naturaleza, ya que esta pequeña villa sirve de puerta de entrada al Parque Natural del Sudoeste Alentejano y la Costa Vicentina, que es una de las zonas de más protección del litoral europeo, donde se alternan los arenales, las dunas y los altos acantilados. Otra opción nos lleva a Vila Nova de Milfontes.   

En pleno Parque Natural del Sudoeste Alentejano, esta villa se levanta en el estuario del río Mira. Lo que era un pueblo de pescadores se transforma en verano es uno de los lugares predilectos para pasar las vacaciones, ya que tiene excelentes playas, entre las que destaca el arenal de las Furnas.   

Para terminar el paseo por la mejor cocina alentejana, es preciso visitar su recortada costa, rica en pescados y mariscos recién pescados en el océano Atlántico. Los arroces con gambas o sepia, las calderetas y las sopas de pescado están presentes en las cartas de todos los restaurantes, desde la elegante Tróia hasta la pequeña Azenhas do Mar.  

Los verdaderos sibaritas podrán apreciar la frescura del cazón, ablandado en vinagre antes de su preparación, y del bacalao, estrella de muy diversas elaboraciones, aunque localidades como Grândola también se especializan en platos como el cozido, similar al español. Entre paisajes de ensueño y blancos pueblos donde el tiempo se detiene 

La combinación de olivares y llanuras que llegan hasta el horizonte configuran la gastronomía del sur alentejano. Al este, no faltan las parrillas y los suculentos platos de caza, además de las aceitunas y el aceite de oliva de calidad. El paio de Beja y la linguíça do Baixo Alentejo, ambas especies de chorizo, o el famoso presunto de Barrancos D.O.P, un jamón obtenido exclusivamente a partir de cerdos de la raza alentejana criados en la dehesa, son otras de las joyas del territorio. 

Los paladares más golosos quedarán extasiados con los dulces conventuales que pueden encontrarse por toda la región. Uno de los más típicos es el porquinho doce, un mazapán en forma de cerdo. También abundan las mieles y las mermeladas, idóneas para regalar o llevarse a casa a modo de delicioso souvenir. 

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