“El mercado de suplementos nutricionales crece cerca de un 20 % anual, aunque en algunos países durante la pandemia el alza fue superior al 100%”
Tenemos un hecho objetivo: en España cada vez se consumen más suplementos nutricionales. Es difícil cuantificar cuánto crece este mercado al ser necesario tener en cuenta no solamente los productos así definidos, sino otros muchos alimentos fortificados con vitaminas, extractos de plantas, colágenos hidrolizados o similares que también entrarían dentro de esta categoría.
De manera general, se considera que el mercado crece cerca de un 20 % anual, aunque en algunos países durante la pandemia el crecimiento fue superior al 100 % al tener el acceso a la sanidad limitado y ser la única manera de que disponía la población para poder prevenir enfermedades.
El motivo principal de este crecimiento es el aumento de la percepción de que “somos lo que comemos”, y, como cada vez los hábitos alimentarios son peores, la población empieza a tomar suplementos para compensar las carencias que esto supone.
El mercado de la nutrición deportiva fue pionero en este sector cuando se empezaron a tomar suplementos de proteínas o aminoácidos en los gimnasios. Poco a poco, se unieron a esta tendencia las empresas de alimentación tradicional que, hace ya muchos años, lanzaron productos como leches o zumos multivitamínicos, incluso enriquecidos con omega 3, o yogures con fitoesteroles para reducir el colesterol, empezando a tomar alimentos enriquecidos en un intento por mejorar la salud.
Hoy en día casi cualquier producto está suplementado. Empezamos a consumirlos desde muy pequeños ya que las leches infantiles, de acuerdo con la legislación, tienen que estar enriquecidas con aceites omega 3, vitaminas, etc. Pero, en realidad, todas las empresas de alimentación en algún momento han tendido a intentar diferenciarse lanzando productos con diferentes compuestos de cara a poder incrementar sus ventas, así como sus márgenes comerciales.
Las compañías farmacéuticas han visto en este sector un nicho de mercado donde poder coger su parte del pastel ya que, aunque los márgenes comerciales son más bajos, no son necesarias las multimillonarias inversiones que requiere poder lanzar un medicamento, por lo que al final la marginalidad es más elevada. La mayor parte de ellas ha creado líneas de productos compuestos de vitaminas o extractos naturales, que imitan la medicina tradicional china donde, desde hace milenios, se utilizan cientos de extractos de plantas para curar diferentes enfermedades.
Hoy en día hemos llegado a un punto en el que es muy habitual que los propios médicos receten suplementos nutricionales para aliviar determinadas enfermedades, como reducir el colesterol con fitosteroles, aliviar los acuífenos con extracto de ginkgo biloba, mejorar las articulaciones con colágeno hidrolizado, etc. Hay que tener en cuenta las grandes cantidades de dinero que invierten estas compañías en hacer promoción de estos productos entre el colectivo médico.
Por su parte, la Unión Europea está poniendo orden en este sector que, al no estar regulado, permitía campañas de publicidad no demasiado rigurosas o productos que prometían determinados resultados, pero no tenían sus efectos totalmente comprobados.
No debemos pensar que esta tendencia se da solo en el mundo desarrollado. La población mundial quiere ser mas sana y es habitual incluso en los países menos desarrollados. En alguno de ellos se pueden encontrar pastillas de caldo concentrado enriquecidas con vitamina D, por ejemplo, en un intento por paliar los efectos que provoca el déficit de esta vitamina al no tener acceso al consumo de productos lácteos.
Confío en que en España nunca se llegue a los niveles del mercado norteamericano en el que es más fácil encontrar en un supermercado un suplemento con vitaminas, aminoácidos, colágenos o extractos de plantas que una pieza de fruta sin envasar.