"Empresas como Nvidia, AMD, TSMC y ASML están liderando la carrera hacia un futuro impulsado por la computación avanzada y la IA"
En el escenario siempre cambiante de la tecnología, estamos presenciando un cambio de guardia que está redefiniendo el panorama de la inversión tecnológica a nivel mundial. Se trata del desplazamiento gradual de los titanes tradicionales como Microsoft, Apple y Meta hacia nuevos horizontes dominados por actores emergentes en el ámbito de los semiconductores y la Inteligencia Artificial (IA).
Históricamente, las empresas como Cisco, Intel, Oracle, IBM, Apple y Meta han sido sinónimo de innovación y liderazgo en el mundo tecnológico. En breve se cumplirán 25 años del estallido de la burbuja de las puntocom, y, sorprendentemente, algunas de las compañías que sobrevivieron a dicha crisis se han posicionado como las ‘joyas de la corona’ de la última década.
Pero el surgimiento de nuevos gigantes en el sector de semiconductores e Inteligencia Artificial está redefiniendo las reglas del juego. Empresas como Nvidia, AMD, TSMC y ASML están liderando la carrera hacia un futuro impulsado por la computación avanzada y la inteligencia artificial. Estas compañías no solo están proporcionando los cimientos tecnológicos para las innovaciones del mañana, sino que también están ocupando un lugar destacado en las carteras de inversión de todo el mundo.
La evolución de las cotizaciones en bolsa refleja este cambio de paradigma. Mientras que las acciones de empresas tradicionales como Microsoft, Apple y Meta han tenido fluctuaciones, los valores de aquellas centradas en semiconductores e IA han experimentado un crecimiento significativo y sostenido. Esto no es simplemente un fenómeno momentáneo, sino más bien un indicio de una tendencia a largo plazo. El precio de la acción de Nvidia creció un 245% durante el pasado año, y su PER alcanzó el valor de 143 en el mes de abril - actualmente, dicha o ratio se sitúa por encima de 70-.
La creciente demanda de semiconductores, impulsada por la explosión de la computación en la nube, la inteligencia artificial, el Internet de las Ccosas (IoT, por sus siglas en inglés) y la computación de alto rendimiento, está catapultando a tales empresas a una posición de prominencia. Por otro lado, el papel fundamental que la inteligencia artificia va a tener en prácticamente todos los aspectos de nuestra vida moderna está convirtiendo a las empresas especializadas en esta tecnología en motores de crecimiento y disruptores en múltiples sectores.
En este reposicionamiento, Microsoft ha sido uno de los pocos miembros de la ‘vieja guardia’ que está activamente impulsando el desarrollo de este nuevo mercado, y anticipando un cambio de modelo para convertirse en una empresa de plataforma, con la IA en el centro. Fruto de ello es su inversión en OpenAI, la compañía detrás de ChatGPT, y en la francesa Mistral -en la que recientemente ha decidido invertir 15 millones de euros-, así como su apuesta en el desarrollo de Copilot.
Recientemente se ha cumplido una década desde la llegada de Satya Nadella como CEO, y Microsoft se ha convertido en la empresa con mayor capitalización bursátil – superando los tres billones de dólares-, en dura pugna con Apple por la primera posición del podio.
Son muchas las señales que apuntan a este cambio de tendencia.
Meta anunció en el pasado mes de febrero el primer dividendo de su historia, en lo que podría ser un guiño hacia inversores más tradicionales, con una mayor vocación de permanencia. El fundador de Amazon, Jeff Bezos, vendió recientemente un paquete de 14 millones de acciones, dentro de un plan de desinversión comunicado por la propia empresa. En los últimos años, Warren Buffet ha ido progresivamente desprendiéndose de su paquete de acciones en Apple -si bien el PER de la empresa se mantiene actualmente por encima de 25-.
Algunos analistas del sector apuntan a que podemos estar viviendo el comienzo de una nueva burbuja, que tiene su epicentro en la IA y en las expectativas generadas a su alrededor. Pero si tornamos la vista hacia delante, pensando en los mismos plazos que han transcurrido desde el cambio de milenio y olvidándonos de las coyunturas asociadas a los ciclos, nos daremos cuenta de que nos encontramos, sin duda, en los albores del reinado de una nueva dinastía de empresas tecnológicas.
