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Opinión

Redacción Capital

El trampantojo formativo

JF

El 62% de las pymes califica como “mala” o “muy mala” la situación económica actual en España. Además, entre las preocupaciones más relevantes se sitúa encontrar personal cualificado, según recoge el último barómetro publicado por la Confederación Española Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME). Una realidad que supone un grave problema para cuatro de cada diez empresas, y no olvidemos que España es un país de pymes. De hecho, este tipo de compañías generan más de nueve millones de empleos.

Parece que debería tener mucho sentido poner foco en esta situación que ya se venía anunciando antes de la pandemia, fundamentalmente por el efecto generado por la transformación digital y la necesidad de desarrollar nuevas capacidades y perfiles para dotar de profesionales a las necesidades empresariales. Tanto es así que, según el informe ‘Retos empresariales y competencias profesionales necesarias después de la Covid-19’ elaborado por la escuela de negocio IESE, el 75 % de las empresas tiene dificultades para encontrar candidatos con perfiles.

Las dudas sobre el futuro económico y empresarial son una constante en el referido barómetro de CEPYME. Además, recordemos, suponen el 99,8 % del total del tejido empresarial español. Por eso es tan importante en estos momentos acometer este desequilibrio estructural que tiene el modelo formativo profesional español.

Entre las competencias profesionales que a las empresas más les cuesta encontrar, según el estudio del IESE, destacan la capacidad de liderazgo, negociación y de innovación. En ellas hay una casi unanimidad que supera el 85% de las respuestas.

Desde mi punto de vista, en este aspecto considero que hay una verdadera desconexión entre los ciclos formativos y las necesidades empresariales que tenemos en España. Desde la educación básica, pasando por la Formación Profesional para llegar incluso a la formación universitaria. En todas se pone de manifiesto la escasa apuesta por contemplar las necesidades de las pymes, ya que precisamente por su dimensión y su exposición a la actual incertidumbre está suponiendo un freno para la recuperación económica.

Esto ocurre especialmente para afrontar la tan necesaria transformación que estos momentos requieren. El estudio da algunas pautas muy genéricas de cara a definir esa estrategia tan necesaria de reconexión de la formación, como que se contratan más perfiles con formación universitaria para recursos humanos y marketing / comercial. En cambio, en las que se refieren a la producción, operaciones o logística, los empresarios prefieren contratar candidatos con formación profesional.

La brecha entre formación y necesidades ahonda en el problema estructural que llevamos años arrastrando

La brecha entre formación y necesidades ahonda en el problema estructural que llevamos años arrastrando. Con tres millones de parados asistimos a la existencia de más de 100.000 vacantes sin cubrir, según el INE (Instituto Nacional de Estadística). La pandemia solo ha sido un factor clave en la aceleración de tendencias, como la automatización o la digitalización, big data, robótica e incluso venta.

En este contexto, tenemos que hacer una autocrítica, revisar nuestro modelo formativo y poner el foco en las necesidades reales de país. Por ejemplo, alinear el lanzamiento de los PERTE con la disponibilidad de talento para acometerlos. Elaborar un plan transversal que contemple estas necesidades con los programas de las Comunidades Autónomas, que, no olvidemos, tienen trasferidas las competencias.

Sin duda, los conocimientos y capacidades que las compañías demandan y se encuentran en un momento de profunda revisión y adaptarse a las nuevas exigencias laborales del mercado, debería representar un reto para los centros educativos y especialmente para los responsables políticos que deben priorizar ese alineamiento de necesidades empresariales con el talento disponible, tal y como indica el resultado de la encuesta que pone de manifiesto que la responsabilidad para solucionar el desajuste recae en el sistema educativo y en la Administración.

El riesgo de una crisis no solo tiene que ver con la falta de materias primas o su encarecimiento, sino que también lo puede ser por la falta de talento, que, a la postre, puede ser una hipoteca mucho mayor para el futuro de la empresa española. Sin embargo, de momento, las discusiones sobre el tema se siguen centrando exclusivamente en la ideologización de los temarios formativos.

Ya lo decía Seneca: “Ningún viento es favorable para el que no sabe dónde va”. De la misma forma, un PERTE sin un plan de capacitación tampoco tiene sentido.

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