"Esta época vertiginosa y a veces caótica que nos toca vivir también lleva aparejado un despertar científico que nos beneficia”
Si a los científicos e investigadores del siglo pasado les hubieran contado que en las primeras décadas del siglo XXI una simple gota de sangre o una muestra de orina serviría para detectar a ciencia cierta el inminente desarrollo de un proceso oncológico o de una enfermedad genética, seguramente encuadrarían esa predicción en un apartado de ciencia ficción al más puro estilo de ‘Fundación’ de Isaac Asimov.
Pero la verdad es que adelantarse a la enfermedad como estrategia de prevención es una realidad de nuestros días. Poder conocer con antelación la posibilidad de padecer una patología aumenta radicalmente la probabilidad de éxito terapéutico, facilita el desarrollo de una estratégica personalizada de abordaje y, sobre todo, es clave para potenciar y multiplicar exponencialmente la supervivencia de los pacientes.
A la enfermedad hay que ir a buscarla, perseguirla es mandatorio, no solo por el inherente espíritu de supervivencia que todos llevamos integrados en nuestro ADN, sino porque la prevención y el diagnóstico precoz son herramientas clave para lograr el principal objetivo que a todos no atañe: preservar la salud.
Además, en este campo del cuidado de la salud, los tiempos nos sonríen. Esta época vertiginosa y a veces caótica que nos toca vivir, también lleva aparejada un despertar científico que nos beneficia y que hace que adelantarse a la enfermedad, incluso antes de que esta surja, esté al alcance de la mano.
Además, otra de las realidades plausibles de esta era de la detección precoz es que, para acceder a este tipo de diagnósticos, no hacen falta unas inversiones estratosféricas de capital, sino que es accesible para el bolsillo de la denominada clase media. Incluso me atrevo a vaticinar que, como ocurre con buena parte de la tecnología sanitaria, una vez que la sanidad privada la va incorporando poco a poco a su cartera de servicios, la sanidad pública, unos años después, la va asumiendo también como propia, desarrollándose en un ejercicio de sana democratización de los avances científicos en pos del bienestar de la mayoría de la población.
Para acceder a este tipo de diagnósticos, es necesario tener un cuidado proactivo de la salud, es decir, tener la previsión y la preocupación de querer conocer el estado de salud de cada uno y someterse a los denominados chequeos médicos preventivos, que van un paso más allá de las estrategias de cribado ya existentes.
A la postre, un amplio abanico de pruebas diagnósticas planificadas junto a un equipo de profesionales que diseñan un recorrido asistencial trazado para conocer el estado de salud de una manera exhaustiva e individualizada. Es decir, que tenga en cuenta el sexo y la edad del paciente; el abanico generacional, la predisposición de patologías familiares y que valore las áreas terapéuticas más prevalentes para escudriñar cada dato, cada prueba de imagen en busca de ese detalle que puede cambiarlo todo.
Los chequeos médicos se convierten, así, en una de las mejores estrategias de prevención. Un diagnóstico a tiempo puede dar grandes giros de guion a algunas historias ya que las posibilidades de curar determinadas enfermedades varían según se detecte antes o después. Por ejemplo, con el tratamiento del cáncer. Más, si cabe, ahora, ya que se calcula que, gracias al diagnóstico más temprano posible, las probabilidades de supervivencia frente a un proceso oncológico detectado de manera precoz pueden elevarse de manera general hasta un 90%.
Estos chequeos suelen ofrecer, amén de la nombrada carga genética, pruebas de imagen como la ecografía, TAC o mamografía, valoración cardiológica, exploraciones de niveles de calcio, estado vascular, pruebas de aparato digestivo, colonoscopia; ecografía abdominal; audiometría; pruebas oftalmológicas y otorrinolaringología; ginecológicas o urológicas.
En definitiva, toda una estrategia de prevención basada en la alianza de la tecnología de última generación y el ojo clínico el médico experto en prevención para generar un ecosistema de prevención inédito. Ahora no hay escusas para asumir uno mismo la responsabilidad de cuidado de su salud. Háganme caso, planifiquen un chequeo médico con regularidad. No espere a que la enfermedad le encuentre, adelantarse está en su mano.