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Opinión

Carolina Hernández

¿Organización con alma o mero negocio?

“Las organizaciones con alma centran toda su actividad en un propósito bien definido y han descubierto cuál es su razón de ser en el mundo”

Año 2023. El mundo empresarial (y el mundo en general) ha evolucionado de una manera exponencial en los últimos 150 años. Del autocrático sistema taylorista de organización del trabajo en la última parte del s. XIX, hasta el liderazgo por misiones participadas de las empresas más evolucionadas del mundo actual, hemos pasado por la mejora de procesos a través de Lean Manufacturing o el uso de metodologías Agile para incrementar la flexibilidad en la organización, entre otros muchos. Pero, a lo largo de esta travesía, muchas organizaciones empresariales se dejaron el alma por el camino. 

En los nuevos órdenes económicos, parece que la rentabilidad importa por encima de todo. Está claro que el objetivo principal de una empresa privada es ganar dinero para ser sostenible en el tiempo. Lo que no está tan claro es que si se hace ‘a costa de todo’ vaya a tener un largo recorrido. Las nuevas generaciones llegan al mercado laboral con motivaciones diferentes y, en ocasiones, incomprendidas por las generaciones previas. 

En el trabajo ya no sólo prima el dinero, sino también disponer de espacio para hacer actividades personales, disfrutar de hobbies o conciliar la vida personal y profesional. Y estas motivaciones no son contempladas en las empresas que sólo buscan el negocio y la rentabilidad.  

En los meros negocios, el único propósito es el económico, buscando la máxima rentabilidad de cada persona, sin importar el bienestar que puedan sentir en el desempeño diario de su trabajo. Por otro lado, hay una corriente en la despersonalización de las organizaciones que se fusionan y se hacen cada vez más grandes. A la dificultad de permeabilizar la cultura en una empresa grande y dispersa geográficamente se une la también dificultad de integrar diferentes culturas cuando se produce una fusión o una adquisición. 

Y esta despersonalización puede constituir una ventaja competitiva para las empresas familiares frente a los grandes grupos de inversión. Una diferencia fundamental entre las grandes corporaciones y las empresas familiares es que las segundas no sólo buscan el negocio. Buscan consolidar otros factores intangibles, como que exista un sentido de pertenencia a la organización para fidelizar el talento, a través de un propósito compartido. 

A diferencia de los negocios puros y duros, las organizaciones con alma centran toda su actividad en un propósito bien definido y alineado con unos valores compartidos por toda la organización. Han descubierto cuál es su razón de ser en el mundo y todo el ecosistema humano de la organización comparte esa cultura que impregna todas sus acciones diarias hacia todos sus grupos de interés. 

El alma de una organización se percibe en cualquier tipo de contacto con ella. La actitud en el trato a clientes o proveedores, el clima laboral, la baja rotación de la plantilla, el bajo nivel de incidencias… Todos ellos son indicadores de que en una organización se trabaja su propósito y se desarrolla una cultura acorde a él.  

Desarrollar el alma de una organización es un proceso largo que debe partir de los puestos de mayor responsabilidad de la organización o de la propiedad de la misma. Es una decisión estratégica sobre cómo se quiere ganar dinero. Requiere un compromiso total para ir dando los pasos adecuados en el tiempo, para caminar hacia ese horizonte llamado propósito que conecta, directamente, con la huella que la organización desea dejar en el mundo. 

Hay que dedicar tiempo y recursos a definir con claridad ese horizonte que permita ganar dinero, generando bienestar al ecosistema humano de la organización y, además, aportando beneficios al entorno. En las organizaciones que conozco personalmente y que han desarrollado su alma da gusto trabajar y son rentables económicamente, porque todas las personas están comprometidas con la consecución de los retos y objetivos que deciden entre todos. Negocio u organización con alma: esta es la cuestión. 

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