El Servicio de Estudios de BBVA indica que se espera que la expansión de la actividad en España se desacelere hasta el 2,2% en 2019 y el 1,9% en 2020 (cuando en el primer trimestre las previsiones eran un 2,4% en 2019 y el 2% en 2020).
Aun así se prevé que el avance de la actividad se sustente en una recuperación progresiva de la economía global, el tono expansivo de la política monetaria, el mantenimiento de los precios del petróleo en niveles relativamente bajos y en la resolución favorable de distintos focos de incertidumbre. De cumplirse este escenario, los salarios aumentarían por encima de la inflación, la tasa de paro se reduciría hasta el 12% en 2020, y la economía podría crear alrededor de 630.000 puestos de trabajo durante los próximos dos años.
El informe apunta que el crecimiento del PIB en 1T19 (+0,6% trimestral promedio) se ha mantenido estable, gracias al buen comportamiento del consumo privado y del gasto público. Hacia delante, se espera que la recuperación continúe, pese a una previsión menos optimista del crecimiento dado el agotamiento de algunos soportes en el corto plazo.
El aumento de la incertidumbre sobre la política económica hacen más vulnerable la recuperación ante los riesgos que penden sobre el escenario
Por un lado, el gasto de las familias se estaría beneficiando de los incrementos en la renta disponible como consecuencia, tanto de políticas públicas expansivas como del comportamiento del mercado laboral, donde existen indicios de una aceleración de los salarios. Asimismo, la financiación al consumo sigue creciendo a tasas de dos dígitos, mientras que el ahorro continúa en niveles históricamente bajos. Por otro lado, la contratación pública sigue apoyando el crecimiento del empleo, mientras que la inversión en construcción no residencial podría estarse beneficiando del impulso fiscal. De todos modos, estos elementos de empuje podrían revertir a lo largo del año.
Adicionalmente, el informe señala que la actividad crece a pesar de la débil e irregular evolución de la inversión privada y de las exportaciones. Se estima que tanto el gasto en maquinaria y equipo como las ventas de bienes al exterior se habrían recuperado en la primera parte del año. Sin embargo, la incertidumbre sobre el comercio mundial, la desaceleración en el crecimiento de la Unión Económica y Monetaria (UEM), los cambios regulatorios en el sector del automóvil, y la incertidumbre sobre la política económica son factores negativos que podrían pesar sobre la evolución futura de estas partidas de la demanda.
Por otra parte, la inversión en vivienda podría no ser tan elevada como se esperaba debido a los cambios regulatorios que afectan al sector. Además, es posible que se produzca una ralentización en el crecimiento del consumo como consecuencia del agotamiento de la demanda embalsada durante el periodo de crisis.
Finalmente, la demanda en algunos sectores clave para la economía española (automotriz, turismo) se ha reducido, lo que podría limitar su capacidad para continuar aportando al crecimiento del empleo.
Así, de acuerdo a BBVA Research, la composición del crecimiento (dependiente del consumo privado y del gasto público) y el aumento de la incertidumbre sobre la política económica hacen más vulnerable la recuperación ante los riesgos que penden sobre el escenario.